domingo, 7 de diciembre de 2025

Todo el mundo sabe

Que lo que te enseñan de las cuevas de Lascaux es una réplica. Y si alguien no lo supiera, al ver el moderno edificio y los pasillos que conducen a la reproducción no podría quedarle duda.

Por ese motivo quizá no mereciera la pena pagar 23 euros cada uno por verlo. Y la verdad eso es lo que pensamos después de entrar al mostrador donde expenden los boletos.

Antes de entrar al edificio un gordo vigilante de seguridad nos pasó un detector de metales y nos registró las mochilas. No hablaba español, pero le entendí bastante bien:  buscaba un "coteau" una navaja o cuchillo que pudiéramos llevar. Cavilé en aquel momento "¿para qué tanta molestia, si creía que con una navaja íbamos a rayar las imitaciones de la cueva?", pero obviamente no era eso: Francia ha vivido ataques indiscriminados como una secuela de lo de Charlie Hebdó, el Bataclán, el del camión de Niza y alguno más, y se teme la posibilidad de un ataque con cuchillo en cualquier pequeña o gran aglomeración. Meternos en una imitación de la cueva con un grupo de veinticinco o treinta personas y pasar todos por ahí un poco apretados parece una ocasión excelente para sacar una navaja y cortar yugulares a diestro y siniestro. Durante todo el viaje por Francia nosotros no teníamos en la cabeza nada parecido, pero los responsables franceses y los pérfidos terroristas seguro que consideraban esa posibilidad. Recordemos que las catedrales y muchas iglesias, muestran un cartel que dice VIGIPIRATE, y los institutos exhiben una seguridad casi norteamericana para entrar.

Fijémonos en ese triángulo equilátero y lo de urgencie atentat, (otro día comentaré lo que le acompaña) (buscadlo en internet os explicarán mejor que yo)


El primer pase de la Cueva de Lascaux para el tipo de público que somos nosotros (no francoparlante ni angloparlante), no iba a suceder hasta las 12, 30. Solo a partir de entonces podemos ir la tropa iletrada a nuestro aire. Los que no entendemos inglés, que cada vez somos menos gente, vamos a comprender la prehistoria ayudados de las audioguías, que contienen un montón de idiomas.

Algo  inoculó en mí la idea de que quizá debiéramos volver y fue que a las 9,15 estaba allí esperando un grupo de japoneses que habían volado por medio mundo y se habían acercado a este lugar de la Dordoña, pagando su habitación de hotel, y consumido una mañana (de tantísimas cosas interesantes que hay que ver en Francia) para ver ese espectáculo artificial.


Nos fuimos de aquella niebla, pero con la culposa idea de que quizá no debiéramos perdérnoslo ya que habíamos hecho noche allí (y traído de casa el plan un poco preconcebido) con esa concreta intención, y que los japoneses son gente lista y sabrán que merece la pena.

Pero creíamos que no podíamos dar vueltas ni leer, ni "hacer tiempo" tres horas, así que nos marchamos.  




Además la niebla, sobre todo si es "meona" encoge el ánimo.


Hice todas estas fotos con la idea de que no volvería nunca por aquí, para testimoniar que estuve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario