jueves, 25 de abril de 2024

Roeles de Sayago

 


Con la pared típica de la zona en primer y en segundo plano vuelvo a presentar este pueblo con una curiosa iglesia donde se recreció el ábside del altar para conseguir una mayor profundidad y también lograr una sensación de movimiento divino cuando la gente se acercara a comulgar. Así lo he percibido yo en otros lugares al acercarme, como un mareo al mirar a la divinidad allí representada. La iglesia no estaba abierta así que no pude comprobar esto que mi experiencia afirma.




La fachada norte de la iglesia parece como si tuviera una raya para jugar al frontón. Desmiente lo que digo el pequeño rosetón del centro; pero vete tú a saber, a lo mejor está bien protegido.

El ayuntamiento es tan rústico como acogedor. Seguro que los viejos se pelean por sus poyos por las tardes en el invierno, (si es que hay suficientes viejos como para que no cupieran aquí).


miércoles, 24 de abril de 2024

Más Ledesma

Es una ciudad elegante, a suficientes minutos en coche de Salamanca para que no haya sido elegida como "típica ciudad dormitorio". Se nota también la fuerza moral de cultura y buen gusto en los herederos y en los adquirentes de sus muchos palacios, y ese peso estético de vivir y poder disfrutar conscientemente de las incomodidades de una ciudad con clase y tronío. A pesar de que la fama de Salamanca la empequeñezca.




Pero tiene una rotunda plaza mayor donde aún se pueden aparcar coches que estropean las fotos. Yo también aparqué el mío, cosa de la que no os doy testimonio. Pero por esta puerta salió.

 


Como muchas localidades donde vivieron vetones y vacceos el tótem de aquella cultura era el Toro o el Verraco, símbolos de fertilidad o de fuerza. Los más famosos son los "Toros de Guisando" y el siguiente en fama es el toro de Salamanca, contra el que el ciego estrelló la cabeza del Lazarillo de Tormes. 
si nos invitan a ver el buen gusto de sus zaguanes, no solemos despreciar la invitación a introducir la nariz y la cámara.


"Acogedora" invitación a enrolarse en la residencia de ancianos de Ledesma. Quienes, como yo las conocen por dentro, no podrán evitar la sonrisa ante la idílica propaganda.

Esto ya me gusta menos: si son peligrosos los herbicidas, ¿por qué no la dejan ahí, o se gastan más jornales en gente que corte la hierba y no ponen en "peligro" la salud de moradores y visitantes?



martes, 23 de abril de 2024

Al borde de la carretera

 Creo que al comunismo de detrás del telón de acero lo derrotó la automoción. La libertad que te da un coche propio te motiva a conseguir paisajes para tus ojos, y la libertad que me da el preferir las carreteras a las autovías, es que no se imponen al paisaje sino que suelen ir parejas a él. La otra libertad es poder parar en muchos más sitios y no estar encadenado a una marcha de destino.

Disfruto mucho de las imágenes que rodean a las carreteras. No siempre puedo detenerme en el momento que deseo, pero hay regalos que no se pueden despreciar.


Un atardecer haciendo vibrar la arcilla del Campo Charro de Salamanca

         Cultivos de colza en Castroferafe (Zamora). Un castillo está al fondo consumido por el tiempo.

Lindes de amapola silvestre que rodean a cultivos de colza en la vega de Toro (Zamora)

                                                             Barbecho salmantino


Un mastín haciéndome frente en una dehesa de Salamanca. No os asustéis, yo estoy detrás de las alambradas escuchando sin miedo su ronco ladrar. Las ovejas se movieron hacia el interior mientras me acercaba a la alambrada, pero este capitán se acercó a mí para advertirme severamente.

lunes, 22 de abril de 2024

domingo, 21 de abril de 2024

Ledesma (Salamanca)

 Un pueblo enclavado en un río protector, el Tormes, como lo es el tajo para Toledo. Camilo José Cela sitúa sus nuevas aventuras del Lazarillo de Tromes como originario de esta localidad, y por eso nosotros la visitamos en el año 90. Tiene una plaza imponente y también lo son las vistas de los dos puentes sobre el río y las murallas: eso lo mostraré mañana. En la visita del sábado 13 me sorprendieron las imponentes casonas o palacetes; lo cual viene a afirmar que es muy instructivo repasar las visitas de algunos lugares donde hay abundante patrimonio, porque te crees que los conocías y resulta que guardaban mucho más que ver.

Llamador sobre vieja puerta, preciosa madera antigua. Ignoro de qué árbol.

Imponente casa que aunque no esté blasonada, sin duda es un palacete, con mucho que calentar en invierno y limpiar en los días del año. Le doy mucho más de cien años, y afirmo que en un pueblo corriente no se pueden encontrar edificios así
ventana gayonada o con escamas, el alféizar podría ser isabelino. La verja, carísima, puede tener pocos años, y la labor textil de los visillos también denota buen gusto y abundante dinero.



algunos caballeros guardianes del peaje del puente viejo. Los puentes eran una fuente de riqueza para los señores que los dominaban. El dintel tiene una leyenda que no leí, y la puerta espera una inversión de buen gusto y mejor patrimonio.

En estos pueblos tan turísticos suelen asentarse artesanos finos, que buscan arroparse en el buen gusto y señorío para vender sus productos. Esta tienda de madera y marquetería, con un homenaje a Rodolfo Valentino, estaba en liquidación. Todos tenemos en nuestras casas demasiados adornos significativos, y ya es difícil que alguien se encapriche y pague lo que vale bien para adornar, o para regalar. La tienda se traspasaba. En Candelario también he visto fracasar este tipo de negocios tan inciertos.






sábado, 20 de abril de 2024

Una historia ridícula (final)

El final de "Una historia ridícula" es para leerlo, no para que te lo cuenten. Yo acabo de hacerlo, y aprovechando que estoy solo en mi casa y tampoco tengo vecinos que me puedan oír, lo he hecho en voz alta retumbando sus potentes palabras en mi alma y en mis tímpanos simultáneamente. Ha sido glorioso, apoteósico, rotundo. Podría repetir la lectura pero nunca podrá ser como hace unos minutos, cuando era virgen de esta sensación.

Es un episodio que pudiera recordar a las Bodas de Camacho, pero hace más de treinta años que yo cumplí la obligación de leer el Quijote, aquella que solventé tramposamente en el bachillerato. Recuerdo que me gustó mucho pero ya no sé si nada es para tanto. Puede que en un mes haya olvidado que leí una historia ridícula y la confunda con las otras quince novelas de este prodigioso escritor. Esta es una variación sobre el tema landeriano, como el tema de Prometeo, que Beethoven utilizó varias veces en diferentes composiciones, esta es una variación sobre "La folía de España" tan usada en toda la historia de la música por tantos músicos ya anónimos, ya señaladísimos.

Siendo un hombre tan cervantino Luis Landero ¿A qué esperan para darle el premio Cervantes? ¿Qué deudas políticas, o de cuota, o de compensaciones geográficas están dilatando este acto de clamorosa justicia?

El libro es de 2021 aunque se publicó en el 22. Sé que hay uno nuevo, que no debe estar en la biblioteca o no lo dejan parar. Yo lo leeré cuando pueda pero no sé cómo se puede seguir escribiendo después de acabar esta novela con las palabras punto final, que son como el VALE,  con el que acaba el Quijote.

El libro es una pasada.

viernes, 19 de abril de 2024

EL HOMBRE RIDÍCULO (Una historia ridícula)

 


Hay un amigo mío, muy prudente, que afirmaba que escribir es desnudarse ante los demás; que él no lo haría. Y no lo ha hecho de momento, aunque sospecho que escribe secretamente, porque todos los que leemos sentimos deseos de emular; como los que vemos fútbol, que desearíamos entrar por la banda y centrar, y hasta rematar de cabeza ese mismo centro. Lo que nunca querríamos es fallar un penalti, que es una forma como cualquiera otra de jugar al fútbol. Creo que mucha gente no escribe o lo hace secretamente, por miedo a fallar el penalti.

Luis Landero, para gozo de sus lectores presentes o futuros, es un escritor de verdad y no tiene miedo de tirar penaltis. Existe otro tipo de escritores que reúnen información y la copian, y hasta hacen de árbitros y deciden cuáles de las propuestas reunidas son las más racionales, es decir: no se mojan, o tratan de no mancharse los zapatos de barro. Landero no, él se moja, no copia: todo lo que escribe ha pasado por su cabeza intensamente, lo ha vivido, o al menos se ha sumergido en ello buscando la máxima complicidad con sus personajes, sin importarle que salga parte de su alma.  No puede ser de otra manera. Todo el que se sumerge -yo lo hago mucho cuando voy a la piscina-,  participa intensamente del agua, incluso ve cosas que no debiera ver, porque no están para ser vistas. Landero escarba entre sus pensamientos más íntimos y los escribe, magistralmente, porque sabe. Pero sus lectores deducimos que él es tan excelente porque escribe desde el magma; no es que no copie alguna cosa como " se soporta mejor la mala conciencia que la mala reputación" pero la mayoría son un estirptís de sus fantasías.

Nosotros, yo al menos, nos damos cuenta de que son verdaderas porque son muy parecidas a las tontunas mías, y por eso nos llega. Por eso provoca sonrisas cómplices.

Parecía que de la novedad habíamos dado un primer paso a la costumbre, y ya se sabe que no hay mayor sedante que la costumbre contra los sobresaltos y angustias de la vida, además de ser el mejor sucedáneo del amor.

Es un valiente: confiesa aproximadamente todos los pensamientos inconfesables de nuestra cultura personal. Ahora estoy desnudando mi alma al invitaros a leer este libro, pero seguramente comprobaréis que se os han pasado por la cabeza fantasías tan ruines y tan infantiles como las del protagonista. Hemos vivido parte de esa vida antiheroica, rabiosamente insulsa o insulsamente rabiosa y ha ocupado pensamientos largos hasta que nos hemos dormido, o peor: nos ha mantenido en el insomnio hasta la madrugada. 

Confesaré antes de que lo haga él (voy por la página 100 de 245) que hay una momento desquiciado de mis madrugadas en el que, habiendo tirado la toalla del descanso uno por fin se queda dormido una hora, hora y  media, dos horas, y ya se levanta tarde y sudado, pero con el benéfico sueño que tiene una densidad reparadora de oro. Seguro que sin esos benditos sueños habría el triple de suicidios, asesinatos y descarrilamientos de trenes y autobuses. 

En algún momento esas confesiones Landerianas, que son la base de muchos espectáculos de monólogos actuales, suenan un poco a eso, pero es que toda la cultura se retroalimenta, estoy seguro de que los monologuistas más inteligentes leen también a Luis Landero. Tonto sería no hacerlo.