Hace más de 30 años, cuando yo estudiaba economía se nos describían dos movimientos clásicos para aumentar la demanda mediante "estudios" "científicos" pagados:
1) la publicidad directa; ejemplos que nos cuentan de vez en cuando como grandes noticias: dos copitas de vino al día favorecen la salud. La cerveza adelgaza, es anticancerígena y está demostrado que no disminuye la potencia sexual .
2) perjudicar a la demanda de los productos competidores. Ha habido campañas contra los cerdos, contra los pollos, contra las vacas, contra el aceite de girasol, contra determinados pescados...
Los poderes públicos deben velar porque los productos se críen, se cultiven, se capturen, de manera que lo que llegue al consumidor no sea nocivo y, de lo contrario, prohibirlo. Pero no deben permitir estas campañas aterrorizadoras; no se juega con las cosas de comer.
Resulta que por presiones de la Wolkswagen, -o para no perder puestos de trabajo- en Europa ya se va "a levantar la mano" en cuestión de contaminación automovilística. Esa noticia, escandalosa por la "bajada de pantalones que supone" y, más todavía, por el desprecio a la salud que lleva consigo, la mezclamos con la cortina de humo de lo peligroso que tienen las carnes elaboradas y la carne roja sin elaborar.
Me parece muy mal el aviso inconcreto de las carnes elaboradas. No es lo mismo echar sal, vino orégano y pimentón y sacarlo al frío como hacía mi madre el chorizo, o sólo sal para elaborar jamón, que las moliendas y aditivos que tenga una salchicha industrial de tipo Frankfurt o Viena.
Supongo También que un estudio -riguroso como debe ser éste- debe decir "tal o cual" conservante o proceso es malo, o unos son peores que otros. No sé pero, creo que eso no está especificado en el estudio (no puedo estar seguro porque yo no me lo he estudiado y declaro que conscientemente no pienso hacerlo caso como la mayoría de la gente, pero mi subconsciente es un poco inconsciente y lo controlo menos).
Yo creo que es la primera vez que un estudio negativo sobre productos cárnicos no lo pagan las empresas pesqueras ni las avícolas, ni las lácteas, ni las frutícolas. Porque este estudio a quien más beneficia, -por tanto, yo creo que lo ha pagado- es a la multinacional alemana que más coches vendía hasta que alguien publicó un estudio que sí era concreto y demoledor, con culpables de mala fe. Con delincuentes. (aunque muy ricos y poderosos) Pero ya estamos pasando página.
Pues eso: conversaciones de ascensor, paja para los pesebres tertulianos, carne de chistes. Estoy convencido de que lo más sano es comer poco y cultivar la propia comida. Pero mi huerto da hortalizas sólo durante cuatro meses y me gusta el pan la carne el pescado y hasta el chocolate..., aunque lo tenga prohibido
viernes, 30 de octubre de 2015
lunes, 26 de octubre de 2015
El Blog de Luis Pancorbo
No sé por qué nunca hablé aquí de mi devoción por ese personaje y de su programa "Otros Pueblos". Durante cerca de treinta años viajó por el mundo para, con su candil, enseñarnos al hombre. Yo, desde que tuve videograbador, atesoro estos programas televisivos, pero lo tenía un poco atrás en la atención: probablemente es porque desde años me da pereza meter cintas en ese aparato, (como un tonto paso los treinta canales de la tele con más inercia que fe en encontrar algo bueno) que aún tengo en uso y que asocio a él. (También a Richard Atembourg)
Y he descubierto que desde 2008 tiene un blog, y además la deferencia de contestar personalmente a sus comentaristas. Tremendo nivel hay, pero yo quiero ser de ese sitio.
Creo que Otros Pueblos recorrió el mundo, al hombre, en los albores de la globalización. Y era creíble, ahora sería increíble encontrar esas tribus, incluso encontrar esos países, sin iphones, sin camisetas de Messi y sin coches Toyota.
Fue oportuno y todo estaba muy estudiado. No era el ¡mirad que bonito o qué raro!. Esos programas viajeros que abundan que nos descubren las costumbres, pero no sus porqués.
El programa del que soy devoto es hijo de un concepto redentor que tenía la televisión pública. ¿Por qué, si nos tenían "secuestrados" con solo dos canales, no aprovechar para elevar el nivel cultural de los televidentes españoles? Ese concepto de Televisón Pública, que entonces se criticaba ácidamente, a pesar de estos programas de incontestable calidad, se fue socavando primero al llegar las privadas y escribir en necio para el vulgo. Pero lo peor está ahora: treinta canales de contenido generalmente barato y de una baratura intelectual que, en casi todas las ocasiones, ronda lo vergonzoso.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-piel-toro/1956187/
Este programa que os enlazo no trata de otros pueblos, sino de España. Y si tuviérais una hora libre os aseguro que estaría muy bien empleada en verlo. A los amigos de los premios les informo que le dieron un Ondas.
se me olvidaba un enlace con la última entrada del blog http://luispancorbo.blogspot.com.es/2015/10/doce-de-octubre-y-lo-que-venga.html
Y he descubierto que desde 2008 tiene un blog, y además la deferencia de contestar personalmente a sus comentaristas. Tremendo nivel hay, pero yo quiero ser de ese sitio.
Creo que Otros Pueblos recorrió el mundo, al hombre, en los albores de la globalización. Y era creíble, ahora sería increíble encontrar esas tribus, incluso encontrar esos países, sin iphones, sin camisetas de Messi y sin coches Toyota.
Fue oportuno y todo estaba muy estudiado. No era el ¡mirad que bonito o qué raro!. Esos programas viajeros que abundan que nos descubren las costumbres, pero no sus porqués.
El programa del que soy devoto es hijo de un concepto redentor que tenía la televisión pública. ¿Por qué, si nos tenían "secuestrados" con solo dos canales, no aprovechar para elevar el nivel cultural de los televidentes españoles? Ese concepto de Televisón Pública, que entonces se criticaba ácidamente, a pesar de estos programas de incontestable calidad, se fue socavando primero al llegar las privadas y escribir en necio para el vulgo. Pero lo peor está ahora: treinta canales de contenido generalmente barato y de una baratura intelectual que, en casi todas las ocasiones, ronda lo vergonzoso.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/otros-pueblos/otros-pueblos-piel-toro/1956187/
Este programa que os enlazo no trata de otros pueblos, sino de España. Y si tuviérais una hora libre os aseguro que estaría muy bien empleada en verlo. A los amigos de los premios les informo que le dieron un Ondas.
se me olvidaba un enlace con la última entrada del blog http://luispancorbo.blogspot.com.es/2015/10/doce-de-octubre-y-lo-que-venga.html
miércoles, 21 de octubre de 2015
DEBEMOS TANTO AL AUTORITARISMO DEL HIJO ÚNICO.
Pienso que el principal problema de la Humanidad es la superpoblación. Los humanos somos una especie voraz, y el mundo: los demás seres vivos y nosotros mismos, peligra por las groseras maneras que tenemos de expandirnos y acomodarnos.
En los países desarrollados, que somos los que más estropeamos por habitante, la situación de la epidemia de individuos se enmendó con el trabajo de la mujer fuera de casa y los anticonceptivos; pero el resto de la humanidad, que ahora tiene a su favor -y en su contra- un arsenal de ventajas médicas, crece descontroladamente y, además, querría apuntarse cuanto antes al carro del consumo que tenemos los ricos.
El mundo no puede soportar que se le dé de sí tanto, que se le saque de sus quicios. Estas calorinas huracanes y tifones tan abundantes últimamente son estornudos, síntomas de una enfermedad que deberíamos auscultar y curar.
Si no
hemos aprendido como género a limitar nuestra acción nociva y regateamos como
chalanes los acuerdos de Kyoto y hasta los alemanes, tan
pluscuamperfectos, ecológicos y exigentes, hacían trampas para ensuciar.
En los países desarrollados, que somos los que más estropeamos por habitante, la situación de la epidemia de individuos se enmendó con el trabajo de la mujer fuera de casa y los anticonceptivos; pero el resto de la humanidad, que ahora tiene a su favor -y en su contra- un arsenal de ventajas médicas, crece descontroladamente y, además, querría apuntarse cuanto antes al carro del consumo que tenemos los ricos.
El mundo no puede soportar que se le dé de sí tanto, que se le saque de sus quicios. Estas calorinas huracanes y tifones tan abundantes últimamente son estornudos, síntomas de una enfermedad que deberíamos auscultar y curar.
No queda elegante alabar a una dictadura por algo inhumano como la política del hijo único, limitar drásticamente un derecho natural tan básico como prolongar su vida. Pero tenemos que vernos como especie, desde un punto de vista global. Los humanos somos una epidemia devastadora para el planeta.
Si no
hemos aprendido como género a limitar nuestra acción nociva y regateamos como
chalanes los acuerdos de Kyoto y hasta los alemanes, tan
pluscuamperfectos, ecológicos y exigentes, hacían trampas para ensuciar.
Se ve que hace falta un
padre, un ser superior a los humanos, que nos eduque, que nos obligue, que nos deje sin postre, que nos pegue.., porque nosotros somos niños mal criados. Al final nos desheredará.
(Aunque creo
haber escuchado que el padrecito Mao se montaba tremendas orgías y quizá
tuviera varios hijos.)
Lo que prueba
una vez más eso que siempre se dijo de los curas “haced lo que predico, pero no
se os ocurra seguir mi ejemplo.
En cualquier
caso: hoy quiero desde este humilde bolg dar gracias a Mao y a sus seguidores. Fueron generosos porque 300 millones de chinos más, más nos aplastarían a todos los demás económica y militarmente, y ese poder suele gustar a los gobernantes.
Con trescientos millones de chinos
menos que nos ahorraron, quizá aún nos quede un plazo para
rectificar nuestro suicidio planetario.
miércoles, 14 de octubre de 2015
15 años tiene mi amor
https://www.youtube.com/watch?v=1epX4cNqFK0
Algo habremos hecho bien cuando nos ha salido una hija así. A cualquier edad prometía y a la vez estaba cumpliendo. Todo ha sido satisfacción; lo que más recomiendo de mi vida es la paternidad.
No sé donde llegará. Ella actúa en público con el piano desde los cinco años y nunca la he visto nerviosa; al contrario, me parece que se crece en público. Yo me pongo nervioso por ella cuando va a actuar, porque cuando actúo no sirvo, me atasco. Me maravilla su desparpajo, tiene una convicción que no es mía, que yo no he sabido nunca proyectar.
Nunca le hemos cortado las alas, pero no creo que con eso sea suficiente; algo debemos tener en los genes, y lo estamos haciendo bien en nuestra educación y en nuestros ejemplos.
Quizá os parezca un poco parcial, pero estoy orgulloso.https://youtu.be/r4t2XdhSV7c
Perdonad.
Algo habremos hecho bien cuando nos ha salido una hija así. A cualquier edad prometía y a la vez estaba cumpliendo. Todo ha sido satisfacción; lo que más recomiendo de mi vida es la paternidad.
No sé donde llegará. Ella actúa en público con el piano desde los cinco años y nunca la he visto nerviosa; al contrario, me parece que se crece en público. Yo me pongo nervioso por ella cuando va a actuar, porque cuando actúo no sirvo, me atasco. Me maravilla su desparpajo, tiene una convicción que no es mía, que yo no he sabido nunca proyectar.
Nunca le hemos cortado las alas, pero no creo que con eso sea suficiente; algo debemos tener en los genes, y lo estamos haciendo bien en nuestra educación y en nuestros ejemplos.
Quizá os parezca un poco parcial, pero estoy orgulloso.https://youtu.be/r4t2XdhSV7c
Perdonad.
viernes, 9 de octubre de 2015
Otro orgasmo.
Me va entrando cada vez más sabiduría a medida que me adentro en la vejez. Ayer disfruté conscientemente de una situación placentera, hondamente placentera; tanto (y no me lo hubiera reconocido -y mucho menos en público- con menos de 50 años) como un buen orgasmo. Y fui feliz reconociéndolo.
Veréis.
Al salir del trabajo tengo que subir unas escaleras con bastante pendiente. Normalmente giro a la izquierda, subo otros escalones y entro al servicio a orinar. Ayer ya sentía la llamada, la sutil presión. Llegó la hora y no encontraba las llaves para cerrar la oficina e irme. No era posible que las hubiera perdido fuera porque había abierto por la mañana. Me volví loco durante cinco minutos buscándolas y volviéndolas a buscar en el mismo sitio..., cajones, bolsillos, interscticios de sillones, el suelo, detrás de los radiadores, debajo de los teclados, otra vez bolsillos.... pero a la vez, me estaba meando, juntaba las rodillas y, como no quería subir dos veces las escaleras; trataba de aguantar hasta que las encontrara. En un ataque de razón, claudiqué. Me rendí y me fui entre apreturas, sin haber encontrado las llaves, sin cerrar la puerta, deseando que nadie estuviera ocupando en ese momento el cuarto de aseo, a la urgencia. Y llegué penosamente, cruzando las piernas y aguantándome el paquete.
Nadie estaba en el baño y pude mear a gusto, muy a gusto.
Y pensé que cuando uno está en la prestigiada faena orgásmica trata de aguantar los segundos de placer y de atenazar los momentos, los tactos, las convulsiones..., de ser hiperconsciente de todo, un poco desesperadamente, como un gourmet, antes de que se vaya.
Ayer hice yo lo mismo mientras meaba. Fue casi un minuto de oír el chorro y sentir la dulce liberación del escroto, de la próstata, de la vejiga.., disfruté como una erección dentro de la pelvis, y me concentré en eso: en gozar.
Había tenido una escalada al cenit del gusto y ahora soy tan inteligente para apurar el goce de ese privilegio con los cinco sentidos; aunque no tenga la épica, la mística, el orgullo contable, de una conquista amorosa. Pero un placer igual de mayúsculo.
Después bajé tranquilamente las escaleras y volví a la oficina donde, con la tranquilidad del reposo y la bajada del ritmo cardíaco y la ecuanimidad que da un buen polvo, encontré las llaves.
Y salí a la calle, quince minutos más tarde, con una sonrisa de bobo encantado que nadie comprendería.
Veréis.
Al salir del trabajo tengo que subir unas escaleras con bastante pendiente. Normalmente giro a la izquierda, subo otros escalones y entro al servicio a orinar. Ayer ya sentía la llamada, la sutil presión. Llegó la hora y no encontraba las llaves para cerrar la oficina e irme. No era posible que las hubiera perdido fuera porque había abierto por la mañana. Me volví loco durante cinco minutos buscándolas y volviéndolas a buscar en el mismo sitio..., cajones, bolsillos, interscticios de sillones, el suelo, detrás de los radiadores, debajo de los teclados, otra vez bolsillos.... pero a la vez, me estaba meando, juntaba las rodillas y, como no quería subir dos veces las escaleras; trataba de aguantar hasta que las encontrara. En un ataque de razón, claudiqué. Me rendí y me fui entre apreturas, sin haber encontrado las llaves, sin cerrar la puerta, deseando que nadie estuviera ocupando en ese momento el cuarto de aseo, a la urgencia. Y llegué penosamente, cruzando las piernas y aguantándome el paquete.
Nadie estaba en el baño y pude mear a gusto, muy a gusto.
Y pensé que cuando uno está en la prestigiada faena orgásmica trata de aguantar los segundos de placer y de atenazar los momentos, los tactos, las convulsiones..., de ser hiperconsciente de todo, un poco desesperadamente, como un gourmet, antes de que se vaya.
Ayer hice yo lo mismo mientras meaba. Fue casi un minuto de oír el chorro y sentir la dulce liberación del escroto, de la próstata, de la vejiga.., disfruté como una erección dentro de la pelvis, y me concentré en eso: en gozar.
Había tenido una escalada al cenit del gusto y ahora soy tan inteligente para apurar el goce de ese privilegio con los cinco sentidos; aunque no tenga la épica, la mística, el orgullo contable, de una conquista amorosa. Pero un placer igual de mayúsculo.
Después bajé tranquilamente las escaleras y volví a la oficina donde, con la tranquilidad del reposo y la bajada del ritmo cardíaco y la ecuanimidad que da un buen polvo, encontré las llaves.
Y salí a la calle, quince minutos más tarde, con una sonrisa de bobo encantado que nadie comprendería.
martes, 6 de octubre de 2015
Nuestra esencia es el cambio
Como seres vivos, constantemente cambiamos, la vida nos enseña, maduramos.
Yo, en la adolescencia, era contrario al aborto, ahora no.
Desde que me lo planteé, hasta que tuve 34 años, había decidido no tener hijos.
Ahora lo que más lamento es no haberle dado un hermano o hermanita a mi hija, y otro hijo o hija a mí.
Antes era de izquierdas, después he visto que muchas políticas asistenciales crean parásitos profesionales, y ya no me defino más por una ubicación espacial.
Pienso que el haberme apeado de convicciones que creía perpetuas me hace ser flexible, tolerante, respetuoso. Tengo una máxima cartesiana, es mi única creencia firme, que paso a exponer:
ante la duda, no bombardear.
(y esto lo escribí antes de que los americanos bombardearan el hospital de Médicos sin Fronteras)
Yo creo, en general, que los más dañinos, son los inmóviles, los que se plantan y dicen: esto es así, perfecto; al que lo quiera cambiar, me lo cargo. Ahí están los integristas de todo tipo. Los que se toman demasiado en serio.
Los de los axiomas afilados.
Creo, ya más difusamente, que hay que elegir entre los que a veces cambian y a menudo dudan. Creo que siempre hay que escuchar, e incluso tener la higiene mental de replantearse un poco hasta las cosas que se tienen completamente claras.
Sé que sé muchas cosas firmemente aprendidas, pero creo que hay que tener la humildad de dejar resquicios para aprender. Lo contrario es embrutecerse.
Los brutos son los que embisten sin pensar, aunque no creo que se pueda embestir pensando, el "homo erectus" llegó a ser hombre cuando dejó de atacar con la cabeza y empezó a levantar la vista.
Debemos seguir abiertos a reflexionar y aprender, antes de que la vida nos dé lecciones. Esto siempre es mucho más caro.
Y si la vida cambia, debemos cambiar con ella y no quedarnos clavados, por que un árbol que no crece ni cambia se convierte en un palo.
Yo, en la adolescencia, era contrario al aborto, ahora no.
Desde que me lo planteé, hasta que tuve 34 años, había decidido no tener hijos.
Ahora lo que más lamento es no haberle dado un hermano o hermanita a mi hija, y otro hijo o hija a mí.
Antes era de izquierdas, después he visto que muchas políticas asistenciales crean parásitos profesionales, y ya no me defino más por una ubicación espacial.
Pienso que el haberme apeado de convicciones que creía perpetuas me hace ser flexible, tolerante, respetuoso. Tengo una máxima cartesiana, es mi única creencia firme, que paso a exponer:
ante la duda, no bombardear.
(y esto lo escribí antes de que los americanos bombardearan el hospital de Médicos sin Fronteras)
Yo creo, en general, que los más dañinos, son los inmóviles, los que se plantan y dicen: esto es así, perfecto; al que lo quiera cambiar, me lo cargo. Ahí están los integristas de todo tipo. Los que se toman demasiado en serio.
Los de los axiomas afilados.
Creo, ya más difusamente, que hay que elegir entre los que a veces cambian y a menudo dudan. Creo que siempre hay que escuchar, e incluso tener la higiene mental de replantearse un poco hasta las cosas que se tienen completamente claras.
Sé que sé muchas cosas firmemente aprendidas, pero creo que hay que tener la humildad de dejar resquicios para aprender. Lo contrario es embrutecerse.
Los brutos son los que embisten sin pensar, aunque no creo que se pueda embestir pensando, el "homo erectus" llegó a ser hombre cuando dejó de atacar con la cabeza y empezó a levantar la vista.
Debemos seguir abiertos a reflexionar y aprender, antes de que la vida nos dé lecciones. Esto siempre es mucho más caro.
Y si la vida cambia, debemos cambiar con ella y no quedarnos clavados, por que un árbol que no crece ni cambia se convierte en un palo.
sábado, 3 de octubre de 2015
COSAS QUE VI EN PARÍS (8)
Soy muy poco viajado. Nunca he visto tanta riqueza y ostentación como en París; Los Campos Elíseos, los alrededores de la plaza Vendome: un lujo, unos precios, una exclusividad... que no son de este mundo conocido. Viajar sirve para eso, para aprender que hay otros mundos, y que aquel salario mensual que a uno le puede parecer muy digno, y más que suficiente para comer, vestir, invertir, ahorrar... otras personas pueden gastarlo en un adorno o una noche de hotel, y lo hacen como la cosa más natural del mundo, como si yo me compro una bolsa de pipas.
Resulta insultante, pero mucha gente vive de eso, de servir, de llevar una gorra de plato, de inclinar la cabeza, de lustrar un coche negro para que no se adivine una mísera mota de polvo en su carrocería.
Pasamos delante del hotel The Peninsula, de la Avenida Kleber, a pocos metros del Arco de Triunfo y supimos que no éramos de ese mundo. Yo no tendría, con mis sandalias y mi mochila, valor para intentar entrar. Estoy seguro de que muchas cámaras me escrutarían antes para deducir en segundos que no soy un millonario excéntrico. Vamos, que soy lo que aparento. Alguien se me cruzaría en la puerta, muy educadamente, para decirme algo así como ¿adonde va el señor?, o ¿tiene usted reserva? para muy sigilosamente evidenciarme que ese hotel no es para gente.
A la puerta había muchos coches negros, Mercedes Audi de altísima gama con su chófer esperando solícitos una mínima orden encontramos aparcadas estas extravagancias
Resulta insultante, pero mucha gente vive de eso, de servir, de llevar una gorra de plato, de inclinar la cabeza, de lustrar un coche negro para que no se adivine una mísera mota de polvo en su carrocería.
Pasamos delante del hotel The Peninsula, de la Avenida Kleber, a pocos metros del Arco de Triunfo y supimos que no éramos de ese mundo. Yo no tendría, con mis sandalias y mi mochila, valor para intentar entrar. Estoy seguro de que muchas cámaras me escrutarían antes para deducir en segundos que no soy un millonario excéntrico. Vamos, que soy lo que aparento. Alguien se me cruzaría en la puerta, muy educadamente, para decirme algo así como ¿adonde va el señor?, o ¿tiene usted reserva? para muy sigilosamente evidenciarme que ese hotel no es para gente.
A la puerta había muchos coches negros, Mercedes Audi de altísima gama con su chófer esperando solícitos una mínima orden encontramos aparcadas estas extravagancias
este azul y blanco es un Rolls Royce
La más obscena ostentación viene de los Emiratos Árabes. Entre los anodinas túnicas morunas se atisban impresionantes joyas y viéndolas actuar, comprar todo lo que les apetece como si la tarjeta de crédito fuera un río, con frecuencia estas señoras tienen mucamos que cargan los paquetes. No me atreví a fotografiarlas no fuera a ser que el mucamo se transformara en matón. y me aplastara la cámara.
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