miércoles, 30 de enero de 2019

Somos un espermatozoide afortunado de viaje.

No sé cuantos centenares de miles entraríamos, pero el escogido fui yo. Doy gracias a estos 54 años de vida en los que he disfrutado tanto y todavía sufrido tan poco. En ellos he acumulado experiencias estéticas, también esquemas y saberes de cómo funcionan las cosas y datos para predecir lo que ocurrirá: puede que no sea pretencioso llamarlo sabiduría.

Además, mi sabiduría no morirá del todo conmigo, seguro que en este tiempo alguien ha aprendido algo de mí y también lo transmite, como yo he aprendido de tantos algunos que viven o murieron sin saber que con su ejemplo o sus palabras me enseñaron eso que vamos transmitiendo.

"Todavía he sufrido tan poco" Sé que me acerco a lo malo: mis padres perderán capacidades básicas, enfermarán y morirán, rondan los ochenta y la verdad es que no me puedo quejar hasta ahora de su salud y de su entendimiento. Pero en algún momento habrá que cuidarlos o mandarlos cuidar. A mí me pasará esto mismo en otro día que ya no veo tan lejano pero, por no irme de mis padres, creo que han sido buenos momentos los que yo les he proporcionado por mí mismo y desde hace 18 años con mi hija y hasta desde hace 8 meses, mi gato. Soy un espermatozoide rentable y agradecido para ellos que tomaron la decisión o se vieron arrastrados por el deseo hace 55 años.

Con cincuenta y cuatro años he conocido a gente muy afectada por el dolor y las limitaciones la enfermedad, a suicidas, y a mucha gente a la que por razones económicas esta excursión no le parece tan bonita y fructífera. Es un regalo, volveremos a la nada material de donde venimos. La única manera de sobrevivir es en el recuerdo de la gente, pero somos cortos de memoria, y más en estos momentos de tanta y tan caduca información. A pesar de tantas maneras de "quedar" eso es cada vez más difícil. De mí quedará lo que estoy escribiendo solo si alguien lo sigue leyendo; lo cual es bastante difícil, acaso quede algo en algunos libros en los que colaboré sobre mi pueblo. Siempre parecía un poco desdeñoso no leer aquello que tiene forma de libro. Quedarán  por mi casa folios, novelas inéditas y proyectos de novela, pero seguramente nada que le pueda interesar más que a mis nietos si es que alguna vez mi hija tiene a bien en prolongar esta hermosa lotería.

Hoy no voy a seguir mostrándoos las paredes de mi huerto. Pensar es ofrecer orden al caos o al vacío. Yo tengo la suerte de ofrecer mi orden en español, idioma que comprendéis varios cientos de millones de personas; también doy gracias por ello.

No sé si será la vejez de este enero que me hace tan amigo de los balances panorámicos. Mi hija, que tiene 18 años no me lee, y si lo hiciera sé no me aguantaría, no sé si yo me aguanto, chapoteando como estoy, en esta dulce tranquilidad contemplativa de primeros de año.


Os dejo una imagen de mi gato con los ojos muy abiertos a la vida. Dicen que las imágenes de animales aumentan la audiencia. A ver si salimos de este enero al que empieza a pesarle tanta reflexión.

miércoles, 23 de enero de 2019

Mujeres aguerridas

Pertenezco al 50% de la humanidad que no somos mujer. Nunca he hecho nada de abusar, violar o violentarlas en 54 años de vida, sin embargo ahora me siento acusado/ acosado públicamente por el hecho de ser hombre.

Sin embargo, he conocido a adolescentes violentos, malas personas, abusones de los débiles, pendencieros... Tipos poco recomendables, pienso ahora mismo en la cara de algunos a los que no les han faltado mujeres a su lado; al contrario, su virilidad seguramente llamaba más la atención de las chicas que otros seres pacíficos que se han quedado sin pareja y sin reproducirse.

Pero ellas los eligieron lo que mejor les pareció, ya digo que conozco a muchos buenos hombres más sigilosos, menos exhibicionistas, educados, trabajadores, respetuosos.

Parece que muchas mujeres ahora abominan de los hombres que escogieron porque las maltratan o las asesinan.

Hace pocos días una abogada de Zaragoza que había trabado más que amistad con un cliente al que defendió porque había asesinado a su mujer a tiros de escopeta, fue degollada por este especímen viril. Dejó en su casa a su marido, con sus hijos pequeños, por aquel amante que voy a pensar que le daba "más marcha" a su vida sexual o sentimental, quizá también sentía atracción por el peligro.
¿Somos culpables los demás hombres de estas elecciones?

¿Quién elige a su pareja? En España, las mujeres. Una vez me atreví a llamar a una para decirle que no se casara con un hombre porque alguien me había narrado que había visto gestos violentos y escuchado sus lágrimas; yo tramitaba su expediente matrimonial. Después he sabido algunos detalles de que el matrimonio ha sido un desastre, aunque tampoco sé hasta cuando. No obstante, me alegro de haber sido el hombre bueno que la advirtió.

Porque también hay hombres buenos y aguerridos que hacen cosas que las mujeres no hacen, no digo que no sean capaces, pero no hacen esas cosas. En  Totalán, un pueblo de España,  han improvisado un túnel de 80 metros para descender por sus estrechuras y abrirse paso manualmente otros cuatro metros para sacar los restos (no creo que nadie espere que esté vivo a estas alturas) de un niño que cayó a un pozo.
Admiro el valor de estos hombres, en todo el equipo que está en esta faena no ha aparecido ninguna mujer, quizá alguna de las que nos insulta vea que no somos todos unos mierdas y unos asesinos.



lunes, 21 de enero de 2019

¡Cómo andan las cabezas!

Una de las desagradables consecuencias de ir entrando en años es que uno lo da en pensar demasiado. Una leve discusión, una diferencia de pareceres que se encona, aunque no se salga de los límites de la educación, incluso si se está siendo extremadamente cuidadoso en no zaherir con los errores evidentes de razonamiento del oponente, te arruina la mañana, no eres capaz de concentrarte en algo que lo exija, salvo que sea tan urgente o conflictivo que directamente te ocupe toda la cabeza por asalto.

No sé como llevaría en la cabeza ser político o artista, y estar todo el día fregado en las críticas o en las pullas. Muchos artistas reconocen claramente  -yo creo que es por cuestiones mentales- que no leen las críticas.
Pues eso, de niño o de adolescente uno discutía o incluso se insultaba, se pegaba, y esto no tenía consecuencias o no las recuerdo tan pesadas como ahora.

Creo que estaría dispuesto a pagar bastante dinero por la medicina, o incluso someterme a una operación que me colocara un conmutador en el cerebro para olvidarme de lo que no me interesa, de lo que se enquista en el pensamiento y así centrarme en lo útil, en lo creativo,  en lo placentero.

Pero no es que sea triste la verdad, lo que no tiene es remedio, como cantaba Serrat, de momento hay que asumirse y saberlo sobrellevar, buscar (a mí me viene muy bien la escritura para eso) cómo reconducirlo a la reflexión creativa, parece que de esta manera lo transformo en piedras para construir una pequeña pared como las de mi huerto y una vez ordenado, conjuro la obsesión y el nocivo contraargumento circular que me atenaza.

No es que salga siempre bien, pero es la recetilla que se me ocurre.
Lo que siga trayendo la vejez lo iré toreando como pueda.
Por ejemplo: con este escrito creo que he salido un poco de los términos de una discusión vecinal de esta mañana.
Os pondré una foto de las que os gustan, explicativa



sábado, 19 de enero de 2019

Hoy me descubrieron otro artista: Pedro Luis Ferrer

Tanto latinoamérica,
tanta nueva trova cubana,
tanto cantautor buscado por tantas partes
y nunca,
hasta esta mañana eureka.

También me quiero ir a vivir ahí,
hoy en la emoción del descubrimiento.
Descubrir te hace joven, como si renacieras:
engendra nuevas esperanzas de seguir estrenando.
La vida te regala humildad al enseñarte lo que no sabías,
por eso siempre hay que quererla,
y estar agradecido.
 https://www.youtube.com/watch?v=qaEgui06P7c




PD No pretendí escribir un poema. Me salió una prosa con respiraciones y decidí trocearla así para celebrarlo.

¡Celebradlo vosotros rebuscándole en Youtube!

viernes, 18 de enero de 2019

¿Qué es el arte?(viene del artículo anterior) Leedlo antes, por favor.


¿qué es el arte?

Acabo de recibir una impresión artística, y a la vez una iluminación. Quiero contárosla.
A partir de ahora "el arte es el sitio donde te irías a vivir si pudieras". Vivir es vivir, sin tiempo, sin negocio, sin hambre, sin obligaciones fiscales, sin dolor; subyugado por el gozo de los sentimientos. Las obras de arte son esos lugares: uno se ha ido a vivir al Quinteto "la Trucha" de Schubert y a la película "El apartamento" de Billy Wilder, a tantos sitios... por haberse ido uno a vivir, se ha ido a vivir al Cristo de Velázquez y, sobre todo, al Panteón de Roma.
Hoy estaba buscando una foto para ilustrar un artículo y me he quedado eclipsado por esta maravilla. No sé en qué lugar de mi camino o de mi huerto la vi; podría haber sido materialmente mía, pero la hubiera matado.
Sin embargo, la he dado vida, no sé cuántas primaveras hace de esto, pero hoy se me ha hecho arte: me he quedado un tiempo indefinido suspendido en ella, pensando que también me iría a vivir allí si pudiera.  https://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com/2019/01/que-es-el-arteviene-del-articulo.html

miércoles, 16 de enero de 2019

La tontocultura

En la televisión pública española ponen de vez en cuando un programa muy gracioso que se llama Cachitos de hierro y cromo un homenaje a la vieja música que se escuchaba en casetes. Cundo vemos píldoras esos viejos programas nos reencontramos con nuestro pasado colectivo y, a veces se nos reenganchan melodías  que no fueron nada líricas, ni heróicas, pero de las que nos dejamos arrastrar.
Yo ahora mismo tengo en la mollera una venganza de ésas.

la barbacoa... la barbacoahhh
cómo me gusta
la barbacui
 
Es peligroso, "no hagan esto en casa" puede durar hasta por la noche y es horrible. Me molesta que me pase con "Capuletos y Montescos" de Prokofiev pero que me suceda con Gerogie Dann  me produce una náusea inconfesable y terriblemente devastadora para mi ego ¿será que después de tanto Bach y tanto Schubert, la música que se agarra como garrapata a mi cerebro es la de este francés?
https://www.youtube.com/watch?v=68YOznnb_ac
 
Es increíble porque todos los años se traía una, también lo hacía en Francia, y no pasaba de moda. Un compañero de piso que pasó un verano en el país galo me dijo que allí entonces estaba de moda una de Georgi Dann que había estado de moda aquí dos años atrás. Que era atemporal, podía decidir lanzar en cualquier parte de Europa una canción de estas con estribillo en el idioma local, y ponía a toda la gente a hacer el bobo.
 
Yo creo que tenía que ver con que el cantante fuera francés: todos admiramos mucho a los franceses, sus edificios, su comida, sus bolis BIC, su Debbusy. Por lo menos en España los consideramos desde siempre dignos de imitación, para nosotros la admirada Europa es Francia.
 
Que un francés se pusiera a hacer el bobo, con una música tonta, sin ningún miedo al ridículo,  hizo aquellos tiempos que perdiéramos la vergüenza ajena y la propia: parece que nos sentíamos superiores a aquéllos que siempre nos hacían sentirnos inferiores.
Ahí está el secreto: no dar valor a lo que uno tiene o hace y seguir la corriente, porque por mucho ridículo que hiciéramos bailando nunca haríamos tanto como Gerogie Dann, aunque estuviera rodeado de "macizas" en paños menores.
Sí, aquello que hizo y hace estragos en nuestra memoria, lo causaba un presunto idiota, pero ¿qué veía él cuando nos miraba a nosotros o veía las lentes de nuestras cámaras de televisión?
Vosotros veréis un francés haciendo el pasyaso con estribillo, pero yo solo veo dinero, dinero, dinero... ¿quién es el tonto aquí?

martes, 15 de enero de 2019

Tránsito

No sé, ni voy a perder el tiempo en auscultarme, -bastante me miro al ombligo- si todos los años por estas fechas afloran en esta página reflexiones más panorámicas, más profundas o más esenciales. Me noto en ese punto invernal de concentración por el año que cumplo, el año que se va abriendo en sus tardes, aunque con las esperanzas cada vez más melladas, que eso es la madurez.

Cuando era mucho más joven todo eran ilusiones, la misma noche del 31 de diciembre era una oportunidad de ligar; de hecho ligué en una. Yo quería triunfar, ser reconocido, cuando uno es adolescente el reconocimiento viene casi exclusivamente por el sucio sexo o el limpio amor romántico: conquistar una novia definitiva en la que volcarse y de la que obtener casi todo.

Antes de tener novia, todos los propósitos estaban en conseguirla o en conseguir otro tipo de relaciones más esporádicas que reforzaran la propia, pero sobre todo la ajena, estimación. Otros presumían de sus conquistas y me ninguneaban con el simple hecho de existir. La prueba capital de que uno era hombre, era conseguir mujeres, aunque solo fueran como trofeos de caza.
Todo eso son tonterías, ahora lo sé porque soy maduro. Pero eran el todo de entonces.


Soy un hombre con poder de convicción limitado, pequeño, modesto. Sé que tengo seguidores de estos pensamientos, muchos sois amigos, conocidos, y alguna desconocida gente que se habrá tropezado y yo despierto su curiosidad, de manera que cuando acaban de mirar sus páginas preferidas se dicen : a ver que ha escrito hoy este Juan.
 Uno amolda a sus pretensiones a su realidad; de mí siempre decían mis mayores: "este muchacho tiene muy buena conformidad". Aunque lo que escribo vale la pena, sois pocos, y además inteligentes, con lo cual también poco influenciables.
Esta mañana pensaba muchas cosas en la cama. Pensaba en el poder de cambiar las cosas, de alterar o modelar los pensamientos, las opiniones de la gente (algo así como lo que ahora se llama ser influencer). Seguramente si fuera más adolescente echaría todo el ímpetu en conseguir más, para conseguir más, como esa gente que va en carretera que en cuanto ve un coche solo piensa en adelantarlo, en superarlo, como si los capturaran. Yo en la carretera soy lento y reflexivo, simplemente voy a donde quiero llegar, y me adelantan muchos. Tranquilo.

Converso con el hombre que siempre va conmigo escribió Antonio Machado, esto es lo que yo hago en esta pantalla, y si a alguien le aprovecha, mejor. También si alguien concuerda conmigo, sé que no tendré poder sobre él; nunca lograré convertiros en una masa a mi servicio, para expandir mis ideas, o para expandirme a mí mismo. Nunca seré, salvo lotería (que también puede a uno tocarle la lotería de la comunicación *) alguien célebre, un Don Juan. Yo creo que los donjuanes no necesitan contar sus conquistas; la masa se ocupa de pregonarlas.
Leo en El País, y no siempre me gustan,  a Juan José Millás y a Fernando Savater (Elvira Lindo está demasiado atrincherada últimamente) Ellos no necesitan conquistar, el hecho de su nombre, el hecho de que El País les promocione y les pague, el hecho de que muchas personas les citen consciente o inconscientemente hace que lleguen a mucha gente, a eso que ya funciona con su propio aliento, un poco a  su servicio, o al servicio de sus ideas.
Yo soy un modesto hortelano de una pequeña huerta que está enfrente de mi casa. En el blog, como en la huerta, levanto paredes para sujetar tierra donde agarren árboles, también traigo abono vegetal, y cavo. Cada año la huerta está mejor, más clara (como mis pensamientos, espero) cada año hay menos piedras que recoger y ordenar. Pero cada año también me da más o menos las mismas frutas y verduras, que me satisfacen a pesar de todo el tiempo que trabajo en conseguirlas. Más o menos, este es mi blog en tránsito de primeros de año, (y no escribo más, que me apetece ir a desayunar)


* estaba pensando que si me convirtiera en asesino en serie, en héroe, en amante de la Reina, en concursante televisivo..., me llegaría esa lotería de seguidores que me encumbrarían.

PD Y pensar que cuando estaba en la cama comencé a reflexionar sobre la paternidad y todo lo que se pierde cuando tu hija definitivamente ha crecido y no te necesita, o te necesita muy poco...

domingo, 13 de enero de 2019

Los años

Mi abuelo Baldomero murió cuando yo tenía 12 años. Era un hombre sentencioso que pasaba la mayor parte despierta de las noches mirando a la lumbre de su casa, nunca quiso gastarse los cuartos en una televisión. En el 36  tenía ya dos hijos y una hija y había votado al Frente Popular, aunque luego tuvo que hacer la guerra en el bando de Franco. A la vuelta de la guerra engendró tres hijas más, entre ellas a mi madre. El resto de su vida fue sembrar y recolectar. En los huecos del año trabajó de cantero, y  mucho más de porteador con su carro de vacas.
Al final se sentía viejo y sus últimas recurrentes palabras eran: "creo que este verano ya no le veo". Las cumplió porque murió en primavera, poco antes de las primeras elecciones democráticas en España (junio de 1977).
Nos dejó sembradas todas sus tierras, entonces fue cuando yo las conocí: ayudé a mis padres a segar con hoz las garrobas, la cebada y el trigo; no sacamos mucho más que lo que dejó mi padre de ganar en la cantera: fue porque no se perdieran los frutos.

Eso era importante y eso mismo son los años, cumplir la rueda de los fríos y los calores, ver revestir la tierra con la magia de la primavera después de las grandes heladas que la atenazan, como la que sufre ahora mi huerta. Sintiendo lo duro y crispado de escarcha que está ahora el suelo, resulta increíble que dentro de ocho meses esté otra vez lleno de tomates, pimientos, calabacines... ciruelas, cerezas, peras... Los años son esa cosa -increíble pero todavía cierta- de dar la vuelta al tiempo. Yo no celebro mi cumpleaños porque no es más que una cifra en un artificial calendario que me contaron que es la mía y que yo relleno cada vez que un formulario me lo pide.

Pero la vida que siento es eso: engordar mi cintura por aburrimiento e inacción entre las heladas de la Navidad, y de pronto tener la esperanza de la luz y darme cuenta de que se alargan las tardes, y contemplar que de los árboles vuelven a surgir brotes, hasta  asomarme al verano. La vida es la diferencia entre buscar el solillo del invierno y esconderse en la sombra del verano; y recoger lo que nos deje, entre tanto.
mi huerta, hoy mismo, 13 de enero de 2019, a las 10 de la mañana
 
A ver si tengo suerte y puedo experimentar, con buen sentido, otros treinta veranos. (lo que más deseo es tener un nieto a quien poderle decir, en ese tiempo que me quede, esta frase tan importante: "creo que este verano ya no le veo")
mi huerta, la pasada primavera

lunes, 7 de enero de 2019

Insensatez navideña.

En Béjar donde se cierran colegios por falta de niños, pero el ayuntamiento se ha gastado una pasta gansa en una cabalgata de reyes en los que poquísimos ciudadanitos creen, y donde se tiran toneladas de caramelos que nadie debe comer, ni los niños, ni los viejos, ni los diabéticos, ni ninguna persona que quiera tener una línea después de los abusos de comida de estas fechas. Pero se tiran caramelos y se recogen caramelos, es la costumbre, mayor si es año electoral como el presente.

Pero lo que más me molesta es la "alegría" del comercio navideño, que para atraer público últimamente siempre tiene la misma idea de poner, durante las fechas navideñas, fieltro sintético para que semeje la alfombra roja de las estrellas de cine, o el color rojo de Papá Noel (que es el color de la Coca Cola). La cuestión es que esto al final de la temporada, o sea hoy mismo,  no se guarda porque está ajado y pisoteado, así que se tira y contribuye a incrementar los plásticos y los microplásticos que ensucian nuestros ríos mares y océanos. Dudo que incremente algo las ventas, pero los españoles somos extraordinariamente fieles a las nuevas costumbres importadas.

viernes, 4 de enero de 2019

Virus de testosterona sanguinaria

Vividos 18 años del siglo XXI, la sutileza con los derechos humanos o el control de los poderes públicos parecen restringirse poco más que a la caduca y envejecida Europa: un lugar tan pretenciosamente idílico como los videos de Austria que ponen en los descansos del Concierto de Año Nuevo.

En el otro mundo: joven, viril y crudo, mandan personas como el príncipe Saudí que no anda muy lejos de la descarada eliminación de un periodista opositor. No parece que haya contestación entre sus súbditos (estuve tentado de escribir conciudadanos, pero hubiera errado en el calificativo), a pesar de todo lo que afeamos el crimen por aquí.

Hace poco más de una semana estuve hablando con un cristiano copto natural de Egipto. Le conocí hace un par de años y, como desde entonces hubo alguna masacre hacia su minoría religiosa, le comenté que me acordaba de él cuando los suyos sufrían algún atentado. Me replicó sacando un poco de pecho, que ahora con el nuevo presidente se notaba más seguridad, que había encerrado a un montón de islamistas radicales y que el turismo retornaba a Egipto, que los cruceros volvían a circular repletos de turistas -ahora chinos-, por el Nilo: que había seguridad. Un par de días después se produjo el atentado a un autobús cerca de las pirámides. Mi conocido no me había mentido, el autobús iba repleto de vietnamitas, que para el caso es lo mismo que chinos. Tampoco me mintió en relación con el militar obsesionado por la autoridad, pues no sé si en una operación de castigo el ejército egipcio ha matado a cuarenta o cincuenta yijadistas. Esto es una brutalidad que ya no nos molestamos en criticar ni en los medios europeos, pero no resiste un análisis de legalidad procesal, si ha matado al día siguiente a decenas de islamistas eso significa que han disparado "al bulto" y que muchos o todos ellos serán inocentes, sacrificados brutalmente porque urgía dar una "respuesta" al atentado. Eso es muy peligroso porque la lenta justicia puede generar desasosiego pero la venganza visceral genera venganzas viscerales y muchos adeptos nuevos.

Ahora estoy leyendo Baudolino, de Umberto Eco y que discurre en Constantinopla, la actual Turquía y me doy cuenta que también manda un autoritario testosterónico, lo mismo pasa con el inefable Trump, que estoy seguro de que está deseando aplastar a alguien, pero anteayer tomó posesión un seguidor declarado Jair Bolsonaro que es un especímen de esta variedad que ha decidido que sea el ministerio de agricultura quien se ocupe de la preservación de la amazonia y los santuarios ecológicos para las tribus. Todos estos nuevos dirigentes huelen a pólvora, por si acaso. Supongo que me faltará alguien más, pero no puedo dejar de mencionar al filipino Durandarte que también es otro que arregla las cosas con violencia y sin complejos legalistas.
¿Adónde vas siglo XXI? que se retira la Merkel, la May está muy acosada, y brotan y se consolidan machitos matones como hace un poco menos de100 años salió Mussolini, después llegaron Stalin, Hitler, Tojo.... Esperemos que el virus pase, el antídoto que se me ocurre es que la gente estudie historia, parece mentira, porque de seguir con su virulencia, todos estos encontrarán con quién pegarse, y creo que ya lo dijo Einstein: la siguiente guerra será con palos y piedras.


PD se me olvidaba el machote de Putin que no contento con -presuntamente- mandar ir a envenenar disidentes a Londres, a final de año nos amenazó con sus misiles nucleares presentes y futuros.

miércoles, 2 de enero de 2019

Un tren ¿para salvar Extremadura?

En el año 1985, el gobierno socialista decidió cerrar la ruta ferroviaria desde León hasta Plasencia. Indudablemente la explotación de la línea ya entonces sería no solo deficitaria, sino muy deficitaria.
Por ejemplo, en 1984, el número de vehículos en total en España era de unos 250 por cada mil habitantes.
Si ya en 1984 no se cogía el tren para hacerlo rentable, ¿quién piensa que hoy con mas del el doble de coches por habitante, coches que además son considerablemente más grandes y cómodos, con el país lleno de autovías brotaría una cantidad de "viajeros al tren" apreciable?
La respuesta la puedo dar yo mismo, con cifras de 2003. Yo iba con mi coche hasta la estación de Plasencia y allí tomaba un tren que salía a las 7 desde Plasencia  (capital del norte de Extremadura) que llegaba sobre las 8 y cuarto a Cáceres. paraba en algunos pueblos, a esperar gente o a esperar que pasara otro tren por la vía de la estación de Cañaveral.
¿Cuántos íbamos desde Plasencia? cuatro gatos, como mucho, ocho. Creo que ya no existe ese tren (que tenía además un abono "blando" subvencionado por la Junta de Extremadura) A mí me salía bien porque por entonces no estaba completada la autovía de la Plata y mi trayecto tenía grandes travesías donde circular a 50, y las temibles "Curvas del Tajo" con líneas continuas donde los vehículos lentos, principalmente cosechadoras,  entorpecían y desquiciaban a cualquiera, por la imposibilidad de adelantarlos.

Hoy ya existe una autovía que permite llegar desde Plasencia hasta Cáceres en cuarenta y dos minutos, en tu propio coche con tu propia música, sin aguantar a nadie, ni huelgas ni puentes, saliendo a la hora que quieras.

Todo este prolijo relato es para ilustrar que la gente no coge el tren de forma rentable (si es que lo es) más que en las cercanías de las grandes ciudades, y ocurre porque es imposible ir en coche y aparcarlo gratis. Lo demás es puro romanticismo Dichosa edad y siglos dichosos aquellos  de la caballería andante, decía Don Quijote. Mucha gente parece que piensa que si volviera a pasar el tren los pueblos se llenarían de gente y las fábricas textiles volverían a producir como antaño.

Yo soy un español que desde 1992 que se inauguró el AVE Madrid- Sevilla he recorrido casi totalmente mi país. En veinticinco años no he cogido el tren de alta velocidad, ni por curiosidad. Es muy caro. Está pensado para quien quiera darse "el capricho", o para competir con el avión que usan los ejecutivos. El precio de sus billetes depende de la demanda, de manera que un martes 4 de febrero pueden no salir muy caros, pero ¿quién quiere viajar un martes 4 de febrero?.

La política no se arregla pidiendo. La gente ahora se manifiesta y pide un tren moderno no caro que vertebre el territorio y que pueda servir para unir Asturias con Huelva, como antaño, pasando por Extremadura.
Yo pienso que puede pedir un pantano si se necesita agua para regar porque uno va a ser agricultor de un producto competitivo que dé para pagar algo de ese agua. (no pretendo amortizar el pantano, pero una pequeña contribución sí que es necesaria en todos los casos)

 Pero un tren por pensar ¿qué bien lo pasábamos en el tren cuando éramos jóvenes? o por colegir que si tenemos un montón de trenes de cercanías como Madrid o Barcelona, nos convertiremos en Madrid o Barcelona.

Es al revés, justo al revés.