Montignac está llena de rincones encantadores para andarines curiosos, y al día siguiente se llenó de niebla.
una vez me dijeron que, por detrás, me parecía a John Wayne.
Varios lavaderos públicos, hasta tres nos encontramos, sin contar el río. Qué bellas estampas hubiéramos podido obtener sesenta años atrás, pero entonces la mayoría de los españoles solo venían a Francia a trabajar, y esto no sería precisamente lo que les llamara más la atención.
floristerías en Francia no faltan
El ayuntamiento




















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