jueves, 28 de abril de 2016

PREMIO. UN BESO DE ARTISTA


La escritura se inventó para recordar. A mi edad lo sabemos bien cuando no hemos hecho “lista” y regresamos del supermercado sin ese par de artículos imprescindibles que nos habían llevado hasta allí. Yo prefiero fiarme de la memoria para el supermercado  y carecer de cosas, pero no dejar nunca de escribir sobre impresiones y sentimientos, especialmente de algo tan efímero como es el teatro; eso es, además de revivirlo, atesorar vida. 
Además amor con amor se paga y gracias a las redes sociales puedo intentar hacer llegar a los artistas mi correspondencia. Si se da bien me devolverán un autógrafo de agradecimiento que me llevará a retroalimentar mi primera impresión. Hace un año busqué el Facebook de Carolina Calema y dejé en una especie de buzón trastero que se llama “otros” (la empresa de Zukerberg te cobra si quieres que vaya directamente a la “bandeja de entrada” de las personas con las que no hay relación ) el enlace de mi crítica.

La artista no lo leyó hasta ayer y me ha mandado una cariñosa respuesta, que me  enorgullece haber excitado. Feliz, he releído mi crítica de entonces y vuelvo a revivir la obra, como primavera de una flor que reaparece aplanada en un libro.

Vivimos en un mundo muy diferente de Macondo donde el único espectáculo y casi la única noticia, era la visita de los gitanos de Melquiades con sus novedades. Todos los días hay de todo si queremos buscar.  Hasta necesitamos que nos recuerden las heridas abiertas de la desgracia de Nepal, ahora que ocurrió en  Ecuador. 
Hoy las vivencias se nos solapan: después de Carolina yo vi en Olmedo a Los números imaginarios,  escuché a Ana Dachs cantar canciones de Serrat, y también el Museo d'Orsay, al Lazarillo, de Orcajo aparte de las películas, La Coruña, José Mota, músicas, programas de radio, noticias emocionantes... anteayer por ejemplo, descubrí la película La piel quemada.

Muchas veces uno piensa que no ha vivido, pero sí, y es saludable recordarlo. Uno lo recuerda más vivamente si lo fijó, porque así lo hizo más suyo. Y yo lo he hecho hoy envuelto en el perfume de un beso de artista agradecida, con el orgullo de haber abonado o cavado en el alcorque de su árbol. (Creo que estos árboles, que viven tan a salto de mata, necesitan muchos cuidados. Siento que aporto algo espiritual, egoístamente me lo quiero creer).
Me siento reconfortado, como un avaricioso, recontando los tesoros de mi vida. 
Retrogracias, Carolina.


lunes, 25 de abril de 2016

UNA CONFESIÓN CONTEMPORÁNEA

Elvira Lindo tiene 2 años y medio más que yo. En octubre de 1982 los dos votamos por primera vez y ahí se acaban las coincidencias de lo que hicimos en esa década. Ella es ingeniosa y arrojada y ha estado en los sitios donde tenía que estar para tener una vida ancha, pletórica de sensaciones y de cicatrices. Yo la reconozco y doy fe de que es real lo que cuenta, aunque yo soy un joven paleto, comedido en el gasto, que casi no dio disgustos a sus padres, de pueblo, con escasisímas pulsiones creativas y destructivas. ¿es posible que hayamos vivido el mismo tiempo?
No, es increíble. Si algún día yo fui a Madrid y por casualidad  me quedé mirando en el metro a esta mujer, entonces no era conocida; seguro que ella no me vio porque tenía demasiadas cosas en la cabeza, y en el cuerpo.
Lo que me queda por vivir es un libro lenguaraz, de vida realmente apurada, un cuerpo desnudo que se nos exhibe sin piedad, no ocultando ningún plano. Como un deber púbico de una mujer pública. Novelado con profundidad, con la pericia y la gracia que concede el llevar escribiendo décadas lo que otros leemos o escuchamos. Arrastrada por el mandato imperativo de ajustar cuentas con toda la más impúdica verdad de la que ha sido capaz, que es mucha. Elvira es una descarada, supongo que se lo habrán dicho cientos de veces, y si no, ahí le regalo yo el título de sus memorias:
Memorias de una descarada.
Lo que me queda de vida es un libro imprescindible para los amantes del binomio Elvira Lindo/ Antonio Muñoz Molina, para las mujeres contemporáneas, para las madres de cualquier tiempo, para los que vivieron los 80, y para los que quisieron haberlos vivido, como yo.
Según uno avanza en los secuestros de buen oído, belleza y sensibilidad, casi le pide a Elvira que no se desnude tanto, que no hay necesidad, que preferimos un poco de pudor para salvaguardar su imagen de madrileña (gata) que nos envuelve siempre en una ingeniosa complicidad. Que no necesitamos ver el la campana extractora de gases de su cocina tan sincera, con todas las chorreras de tanto guiso.
Pero esta mujer se nos da, no quiere que la evitemos, sino que la queramos tal como fue. Lo consigue.
En la ceremonia de los Goya se lamentaba de que para una vez que sale con un premio Nobel a entregar un premio, -en ese instante compartía escenario con Vargas Llosa-, sentía que todas las miradas se iban a la mujer que estaba en ese instante sentada al lado de su marido.
No dudo que la Preysler sea una mujer de vida fascinante, pero la vida que vivió y tan bien nos cuenta Elvira es tremenda. ¿Cómo no convertir en literatura lo que pasó?
Sin proponérmelo devoré el libro. Hubiera querido hacerlo más pausado para paladearlo, pero esa biografía tira mucho.

miércoles, 20 de abril de 2016

Hoy me tomaron medidas.

Para un implante de muela. Yo pensaba que sería una consulta de minutos y ha durado media hora, por lo menos.
Y esto lo sé porque he llevado reloj. Me ha dado tiempo a pensar de todo, a conectar y a desconectar de la realidad. La realidad era que dos mujeres se movían en torno a mí, y yo estaba con la boca abierta: un poco más, un poco menos, con los labios más relajados, y también con la boca totalmente abierta, lo más que pudiera. Me han metido dentro moldes grandes y pequeños, cosas metálicas que se atornillaban, geles, pastas, y por supuesto, un aspirador de vez en cuando.

Este año estoy sin barba prematuramente, para facilitar esos manejos.

Lo primero que he pensado, hombre objeto como me veía,  es que estaba de cuerpo presente. Recuerdo cuando murió mi abuela María, que decidimos velarla en su casa. Un funerario  con un maletín de herramientas se metió dentro y pidió que le dejaran solo "para arreglarla"; luego, toda la gente elogiaba lo bien que había quedado, especialmente la boca.
He continuado pensando en eructos, en halitosis, en faltas de higienes clamorosas..., en todo el hollín que se encontrarán las dentistas dentro de las bocas abiertas. Y en que estas profesionales no pueden poner mala cara. Yo soy un hombre educado. culto y solvente, pero me preguntaba lo que pensarán de mi descuidada boca, en la incultura que manifiesta. Me da vergüenza que eso pueda ser así. A continuación pienso en la buena dentadura que tengo tanto, por parte de padre como por parte de madre, y lo poco cuidadoso que he sido en estos cincuenta y un años. Eso lo pienso siempre que me sientan en un sillón reclinable de estos.
He seguido mis lucubraciones con la idea de toda la confianza que deposito en esta gente. Aquí no estoy ahorrando ni comparando precios, no soy yo mismo. Y se me va el pensamiento a la gente que se va a Moldavia o a Marruecos a que le hagan estas cosas, ¿qué desconfianza no se sentirá?

También he especulado sobre que gastan un montón de productos y utensilios desechables. Yo, ¿valgo tanto? A veces pienso en todo el gasto que hay ahí, en luz, limpiezas, herramientas, cuarto de baño (por cierto impecable cuando he tenido que usarlo. Claro, es una tarjeta de presentación la higiene). Y calculo con estos márgenes, que en el fondo, no es tan caro.
También he reflexionado sobre el lenguaje, lleno de hiper educación, de diminutivos, para quitar importancia a todo, para no ser descarnado en nada; ellas, que ven toda la carne, color, llagas, restos de comida. Hasta el alma de ateo me ven con esa boca tan abierta.
¿Cómo no iba a pensar en el sexo? esas mujeres ¿qué pesarán cuando las besen en la boca? cuando las laman cualquiera parte de su cuerpo, cuando las muerdan ligeramente. Ellas, que tocan tantos labios, que conocen toda la geografía, la historia, la mecánica y los flemones, las piorreas (vaya nombre), las cirugías maxilofaciales, (espero nunca conocer yo eso)

También, como duermo fatal, como que me he relajado y me he quedado en duermevela o dormido, con el piloto automático ordenando la boca abierta. Quizá solo es que he cerrado los ojos, huyendo de la luz cenital.
No sé si admiro a mi dentista. Es joven y habla muy deprisa; supongo que me considera inteligente y culto por el nivel con el que me explica las cosas. Luego, mientras está actuando, no maldice, ni parece que yerre, supongo que tiene que decidir sobre la marcha. Pero parece tenerlo claro, transmite confianza. Al menos, eso quiero creer yo.
Espero.

lunes, 18 de abril de 2016

LA ESTÉTICA Y LA VERDAD

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/04/17/actualidad/1460873893_126720.html

Acabo de leer en El País un artículo hagiográfico sobre la chica de Podemos que asaltó la capilla de la Universidad Complutense de Madrid. No voy a negar que sea lícito. Una parte fundamental de la cultura, en la que nos columpiamos para gozar de la vida, es la estética, y es casi imprescindible, como las fantasías en la masturbación.

Uno puede salvarse históricamente por la estética, aunque la verdad haya sido otra.

Para evitar las confusiones siempre es preciso reflexionar, profundizar, pisar el suelo de vez en cuando, pero, sobre todo, al final. Creo que la segunda parte del Quijote nos enseña mucho sobre todo esto.

Hay pocas cosas más estéticas que un Kalashnikov; mucho más si se le asocia a “los movimientos de liberación”. ¿Pero qué es un Kalashnikov?, una máquina de matar personas de reventar con un proyectil de plomo vasos sanguíneos, hígados, corazones, cerebros. Esa es la verdad.
Citaré al inefable Silvio Rodríguez “Canción para mi soldado”.
Si caigo en el camino
Hagan cantar mi fusil
Y ensanchen su destino
Porque no debe morir
“Cantar mi fusil” bonita música…; y los espasmos de quien se desangra al final de la bala que ¿No suenan, o es un baile?

La guerra civil española fue algo muy estético. Tiene buena prensa literaria, está llena de carteles y de canciones, fue una oportunidad para los aventureros de izquierdas. Y después de la guerra para el bando triunfador era como un sueño digno y maravilloso, esas películas de postguerra....

En cientos de documentales se reproducen las espectaculares imágenes de las concentraciones hitlerianas de Nuremberg filmadas magistralmente por Leni Rifenstal. Eso tiene mala prensa, pero la mejor estética.

Los toros son algo fundamentalmente estético. Un animal acorralado que embiste y, como es miope, da oportunidad a lances airosos, porque, además el bruto parece insensible al dolor: “se crece con el castigo” dicen. Bonitas fotografías y cuadros, pero enseguida un monosabio tapa con un rastrillo la terminal vomitona de sangre en el albero. Los detractores de la “fiesta” se ocupan de alumbrar la verdad de las banderillas y la muerte; de ensuciar la estética con la verdad.

Yo creo que el artículo de Manuel Vicent es malicioso. La chica fue justamente condenada a una buena multa, pero la simpatía de este artista por ella parece que la absuelve, que la ensalza ante nosotros. Escribo lo de malicioso porque ha pasado el momento procesal para las réplicas. Solo alguien que no es nadie, como yo, puede perder el tiempo en esto.

Pero el que quiera tener opinión que la tenga.  http://guerracivilenlas5villasdeavila.blogspot.com.es/2016/02/yo-no-creo-en-dios.html A mí también me gustan irracionalmente Silvio Rodríguez y Leni Rifenstal.


viernes, 15 de abril de 2016

Una terna de soluciones

La solución de España no puede ser molestarnos a todos otro domingo, hacer millones de sobres con multimillones de papeletas. Pagar dietas a jueces, policías, funcionarios, paisanos.... Acaparar atención para lo que no la merece: un resultado igual o muy parecido al de las pasadas elecciones. Porque va a ser así, todos teníamos maduro el voto y nadie ha hecho deméritos para que se lo neguemos, muchos menos méritos para que se lo afirmemos así que todo quedará en el tejado.

Rajoy no puede votar para presidente a Sánchez, de acuerdo,  Sánchez tampoco puede votar a Rajoy. Nadie, ni él mismo siquiera, quiere votar a Pablo Iglesias.
Sería un regalo muy grande darle la presidencia a Albert Rivera. No se lo van a hacer,

¿Pero es que nadie ha pensado esta semana en Diego Pablo Simeone? ¿Nadie ha pensado estos años en Vicente Del Bosque? Estos son presidentes del gobierno posibles, sobre los que hay un consenso casi universal y yo añado otro más a la terna: el mejor y más experto; Aíto García Reneses, el hombre al que solo los árbitros lograron vencer en las olimpiadas de Pekín. La primera y la única vez que un equipo europeo estuvo a punto de derrotar a la NBA Aíto es nuestro hombre.

PD También me gusta Iñaki Gabilondo, Savater también estaría muy bien, pero anda algo deprimido

lunes, 11 de abril de 2016

"Casa, Casa.."

Cuando éramos niños jugábamos al pilla-pilla, a catar, a tú la quedas...,  muchos nombres para un juego muy simple que básicamente era correr detrás de los otros niños para tocarles y que tuvieran la obligación de trabajar para librarse de "quedarla". Pero siempre había un recinto imaginario donde refugiarse, era la casa adonde se llegaba y se gozaba de inmunidad. Servía de burladero, en el sentido taurino y también el de reírse de quien te hubiera podido pillar, diciéndole: "casa, casa".

Hoy detuvieron a Mario Conde, un famoso banquero de los años 80 y 90 (que ha estado en la cárcel 11 años, -me entero ahora-), que ha intentado de todo por entrar en la política porque esa dedicación, con sus inmunidades anejas, eran su "casa, casa" ideal. "Compró" en su día el CDS a Adolfo Suárez. Después de salir de la cárcel, compró una cadena de radio y televisión: Intereconomía, para proyectarse y, como dirían en mi pueblo "tuvo el cinismo" de volver a presentarse. Pero las urnas siempre le han rechazado. No ha conseguido librarse por ahí.

Por supuesto que nunca devolvió todo el dinero que se llevó; lo tenía, y lo tiene en su "casa, casa": paraísos fiscales, testaferros, familia...
Hoy vuelven a detenerle porque, presuntamente, lleva 2 años repatriando el dinero que se llevó a su "casa, casa" Suiza, para seguir con su tren de vida, que parece que nunca ha dejado de ser de superlujo: chalés, fincas de recreo, coches, yates...
Es un escándalo. Seguramente ha sido durante muchos años un escándalo porque este hombre estaba en su "casa, casa"  y además se exhibía, porque es del tipo de persona que probablemente piensa: ¿de qué sirve tener muchísimo dinero si no puedes ostentar como los que lo tienen?.

Me alegro de lo que está pasando y espero que se le castigue otra vez, aunque tengamos que pagarle de nuevo la manutención en la cárcel. Pero uno tampoco puede evitar pensar ¿por qué ahora? si no se estará tratando de ocultar otros escándalos con éste.
Estoy contento de lo que ha pasado con los burladores de Panamá. Caiga quien caiga se apellide Almodovár o Vargas Llosa.  Ya ha caído el gobierno islandés y creo que un país serio como la Gran Bretaña tendrá que "amortizar" a su presidente de gobierno Cameron.

Que la gente pague por usar la "casa, casa"  para burlarse de los demás. Es justo.

viernes, 8 de abril de 2016

¿SACRIFICIOS O EUGENESIA?

Estoy con "Los dioses increíbles", -uno de los 24 libros de Luis Pancorbo que me quedan por leer-, y a veces levanto los ojos y lucubro en "antropólogo". No es que esto que voy a enunciar  lo diga él, en este libro, al menos, pero hay lecturas sugerentes y yo,a veces, me convierto en  un lector "sugerido".

Considero que cualquier religión básica, primitiva, fue creada por unos manipuladores (los llamaré el jefe y el hechicero) que tuvieron una credulidad por debajo de la media de la tribu, o lo que es lo mismo, algo de incredulidad sobresaliente que les hizo ser capaces de especular sobre la gobernación de poderes sobrenaturales de predicción, de explicación, de atenuación de esos fenómenos que nadie entendía bien: el clima, la enfermedad, la muerte, el futuro..., por los que los hombres siempre hemos estado preocupados.

Supongo que en las prehistorias ha habido cientos de jefes o hechiceros autoproclamados dioses o dominadores de la incertidumbre, pero -obviamente- ninguno pervivió. Para que una religión prospere más de una generación, el dios que se instituya ha de ser un elemento permanente: el mar, el sol, una especie animal o vegetal, o mejor: un poder totalmente nebuloso e inconcreto, que es lo que mejor resultado da.

Pero volvamos al jefe y al hechicero. Son dos o más personas que se compinchan para ser intermediarios, para elaborar explicaciones y profecías que se cumplen, o para retocar u oscurecer los resultados y hacer ver que aproximadamente se han cumplido, para emplazar a otros nuevos, para advertir... Entreverado con estas referencias promulgan normas o mandamientos por las que van a controlar a la sociedad. Ahí está el objetivo práctico; que no siempre es malo o egoísta, es más, no debe ni suele serlo, porque para que funcionen las normas han de ser racionales y, sobre todo, han de acomodarse a las características de la sociedad, a ser posible como un guante pero, en ningún caso, violentar o hacer muy difícil el cumplimiento de los feligreses. Por ejemplo el Ramadán suele caer en el más inclemente verano, y esto es una manera de restringir los movimientos y así velar por la salud de los fieles musulmanes. Luego juega el autoconvencimiento: a pesar de ser un sacrificio se lo toman como una fiesta, como los costaleros de la Semana Santa en Sevilla, que se ponen tan tristes cuando llueve y no se castigan la espalda. La misma prohibición de comer carne de cerdo o jabalí que comparten árabes y judíos, tiene que ver con los problemas sanitarios que causarían estos animales en aquellos climas. Lo mismo sucede a los musulmanes con el alcohol, que es un líquido que podría servir para saciar la sed. Si uno viene del desierto puede necesitar reponer un litro de líquido y si encuentra vino almacenado seguramente por pura sed, abusará de él. (no es nada contra la planta, pues sí se les permite almacenar vinagre).


He pensado sobre la terrible irracionalidad que implican los sacrificios humanos, por ejemplo, para hacer fértil a la tierra mediante  o para aplacar un temporal o una sequía, etc. Los más famosos se atribuyen a los aztecas, pero hay decenas de religiones que practicaron sacrificios humanos.
Dentro de la brutalidad "antigua" no hay mucho problema en sacrificar enemigos de otra tribu. Pero, al parecer, también se han dado dentro de la misma tribu: ningún problema si es a delincuentes, entonces sería "derecho penal". La cuestión es no hay una conducta punible de por medio.

En la Biblia, (que responde a una religión ya más elaborada a través de siglos: jefes y hechiceros instituyeron una manera de proveer los puestos, de seleccionar aprendices, perfilar ceremonias, codificar y apostillar normas) se marca la discontinuidad con el sacrificio trasladándolo del ordenado a Abraham de su hijo Isacc, a un cordero. Seguramente esto marca el camino. Los animales se convierten en sucedáneos del genuino sacrificio.

Pero considerando que ya éramos homo sapiens, es muy aberrante para la razón humana que alguien, en algún momento de la vida, haya consentido pacíficamente que le sacrificaran a su hijo o hija más fuerte, guapo, trabajador y obediente. Y por fin escribo mi pensamiento "original" de hoy, que no lo es todo pues está influido por Esparta y su contrastada costumbre de tirar niños "débiles" por el monte Taigeto.
Se me ha ocurrido que esos sacrificios han de haberse ejecutado en los más débiles (no en la doncella más hermosa, como resulta más estético de pensar)

Además, si un dios omnipotente existiera y fuera bueno ¿podría explicarse que condenara a un inocente a sufrir el síndrome de Down o una parálisis cerebral?
Nadie quiere que le "toque" un hijo así. Sostengo que eso es un mecanismo para "liberar" a la sociedad y a las familias de esos "errores de dios". Incluso una manera de devolverle la faena.   Es inhumano, ya lo sé; incluso me da dentera escribir sobre esto. Hitler hizo lo mismo (sin parafernalia) y la sociedad parece que lo toleraba. Creo yo que otras culturas más antiguas, aprovechando la circunstancia religiosa que se considere propicia, sacrificaron con preferencia o con exclusividad a esta pobre gente.
Lo otro es demasiado sacrificio.