http://www.lallanura.es/CUADERNOS/CDN25.pdf
Es el mismo relato que hace más de cuatro años inició este blog. A mí me ha gustado releerlo, y aproveché para corregir algún detalle.
Me lo han presentado muy bien. Estoy agradecido a la gente de La Llanura, también porque me ponen al lado de trabajos excelentes, cuya lectura os recomiendo consideréis.
jueves, 31 de julio de 2014
martes, 29 de julio de 2014
Los minutos de la catástrofe. (Esa absurda piedad).
Sigo hablando de aviones y no creo en malos farios de bromear con este tema. Ahora se trataba de contratarlo en agencia de viajes. El jueves sondeamos una y nos dio un precio que nos convencía, pero alguien nos sugirió que miráramos en otra que, si aparentemente es más cara, están afinando precios y podía salirnos más barata.
Allí fuimos y esperamos un poco porque había gente. Buena señal. Nos recibió una chica joven, de diseño, hermosa cara, piel finísima, ojos discretamente pintados, pelo ordenado, joyas discretas, y la voz, los gestos, la simpatía, la atención, tan cuidados como cabe esperar en una marca como la que representa. Empezó por querernos vender excursiones en Roma por 50 euros y nosotros inmediatamente acotamos el que queríamos el viaje y el hotel. No descompuso la figura, se puso a buscar, nos calculaba hoteles cómodos, bien de precio y conocidos de su empresa. Todo muy bien, sonrisas y esperanzas a ambos lados de la mesa, comentarios, consejos: muchos cliks en el ratón del ordenador, la cosa se iba concretando, estábamos cómodos y las perspectivas eran convincentes.
Llegó el momento crucial y la chica imprimió las hojas con los presupuestos de los dos hoteles que habíamos elegido. Un par de folios por opción. nos mostró la hoja 1 donde se detallaban los servicios que íbamos a contratar, satisfactoriamente los repasaba para nosotros. Pero llegó el momento del penalti; en la segunda hoja estaba el precio. Ya los ojos de nuestra atención no miraban más características. La cantidad era bastante superior a la otra compañía. Considerablemente superior. Todos nos habíamos dado cuenta: yo replegaba velas, "ya lo pensaremos" y el gesto de intentar levantarme, (no sé si llegué a mover la silla un poco hacia atrás), la chica estaba preparada: le habrá pasado muchas veces..., pero mi mujer insistió como diciendo <<pobrecilla con lo maja que has sido, queríamos haber contratado contigo>> pero realmente dijo: "¿no nos podrías buscar otro hotel un poco más económico aunque esté más lejano?
Ahí todo se estropeó, la chica se puso nerviosa: estaba segura, (lo estábamos a ambos lados de la mesa) de que no iba a conseguir vendernos nada, pero la "piedad" de mi mujer dándole otra oportunidad le obligaba a precipitarse, ya su pelo no estaba tan ordenado, ni su piel era tan fina, no daba los clics adecuados y sus consejos eran balbuceos acelerados, todo el glamour se despatarraba, caía inexorablemente como la primera torre del las gemelas de Nueva York. En nuestro lado de la mesa, yo pisaba el pie de mi mujer "por favor no sigas dando coba" y la chica con los ojos agachados seguía pinchando en hoteles sin acertar en ninguno, al final, tras otros horribles cinco minutos sin esperanza, volvió a imprimir otra hoja que también superaba con cierta amplitud el presupuesto de otra compañía. Ni lo miramos, dábamos las gracias con una gentileza impostada no de tanta calidad como la gentileza profesional, ya despeinada, de nuestra comercial frustrada. Hasta nos olvidábamos del presupuesto y del folletón con las fotos. Pero al final lo recogimos: Fue una basura de tiempo, todo se había podrido y apestaba, con la de cosas que teníamos que hacer en Salamanca, con el hambre que teníamos todos. Los pensamientos de la chica sonaron como campanadas de duelo. Y yo no me ponía rabioso por esta innecesaria prolongación de agonía, porque pensaba en cómo reflejarlo en el blog.
Aunque maldecía internamente.
También me dio mucha pena de la chica.
Allí fuimos y esperamos un poco porque había gente. Buena señal. Nos recibió una chica joven, de diseño, hermosa cara, piel finísima, ojos discretamente pintados, pelo ordenado, joyas discretas, y la voz, los gestos, la simpatía, la atención, tan cuidados como cabe esperar en una marca como la que representa. Empezó por querernos vender excursiones en Roma por 50 euros y nosotros inmediatamente acotamos el que queríamos el viaje y el hotel. No descompuso la figura, se puso a buscar, nos calculaba hoteles cómodos, bien de precio y conocidos de su empresa. Todo muy bien, sonrisas y esperanzas a ambos lados de la mesa, comentarios, consejos: muchos cliks en el ratón del ordenador, la cosa se iba concretando, estábamos cómodos y las perspectivas eran convincentes.
Llegó el momento crucial y la chica imprimió las hojas con los presupuestos de los dos hoteles que habíamos elegido. Un par de folios por opción. nos mostró la hoja 1 donde se detallaban los servicios que íbamos a contratar, satisfactoriamente los repasaba para nosotros. Pero llegó el momento del penalti; en la segunda hoja estaba el precio. Ya los ojos de nuestra atención no miraban más características. La cantidad era bastante superior a la otra compañía. Considerablemente superior. Todos nos habíamos dado cuenta: yo replegaba velas, "ya lo pensaremos" y el gesto de intentar levantarme, (no sé si llegué a mover la silla un poco hacia atrás), la chica estaba preparada: le habrá pasado muchas veces..., pero mi mujer insistió como diciendo <<pobrecilla con lo maja que has sido, queríamos haber contratado contigo>> pero realmente dijo: "¿no nos podrías buscar otro hotel un poco más económico aunque esté más lejano?
Ahí todo se estropeó, la chica se puso nerviosa: estaba segura, (lo estábamos a ambos lados de la mesa) de que no iba a conseguir vendernos nada, pero la "piedad" de mi mujer dándole otra oportunidad le obligaba a precipitarse, ya su pelo no estaba tan ordenado, ni su piel era tan fina, no daba los clics adecuados y sus consejos eran balbuceos acelerados, todo el glamour se despatarraba, caía inexorablemente como la primera torre del las gemelas de Nueva York. En nuestro lado de la mesa, yo pisaba el pie de mi mujer "por favor no sigas dando coba" y la chica con los ojos agachados seguía pinchando en hoteles sin acertar en ninguno, al final, tras otros horribles cinco minutos sin esperanza, volvió a imprimir otra hoja que también superaba con cierta amplitud el presupuesto de otra compañía. Ni lo miramos, dábamos las gracias con una gentileza impostada no de tanta calidad como la gentileza profesional, ya despeinada, de nuestra comercial frustrada. Hasta nos olvidábamos del presupuesto y del folletón con las fotos. Pero al final lo recogimos: Fue una basura de tiempo, todo se había podrido y apestaba, con la de cosas que teníamos que hacer en Salamanca, con el hambre que teníamos todos. Los pensamientos de la chica sonaron como campanadas de duelo. Y yo no me ponía rabioso por esta innecesaria prolongación de agonía, porque pensaba en cómo reflejarlo en el blog.
Aunque maldecía internamente.
También me dio mucha pena de la chica.
viernes, 25 de julio de 2014
Miedo a volar
Malos tiempos para darlo en pensar. Ayer se cayó otro avión con más de 100 pasajeros en África y parece que no hay supervivientes. Llevamos cuatro en muy poco tiempo. Primero está el que se cayó al océano (casi seguro) o en una jungla impenetrada de Malasyan Airlines (aunque habrá quien piense que lo abducieron unos extraterrestres), que hasta que no encuentren sus restos estará siempre en el primer plano de la referencia. Luego tenemos el derribado en cielos de Ucrania, un crimen de guerra o de guerrilla. Hace menos tiempo, otro de Taiwan, en el que hubo algún superviviente y, ahora, este avión de una compañía española Shiftair, que se parece tanto a Suissair, que esta compañía lo notará negativamente, sobre todo en países como el nuestro que no se sabe muy bien (yo el primero) ni leer, ni entender inglés.
Esto está en nuestra cabeza. Es una mala racha: quizá se caiga algún otro antes de que volemos a Roma, se supone que cuantos más se caigan ahora, menos posibilidades estadísticas tenemos de que se caiga el nuestro. Lo saludable para nuestras cabezas sería vivir cerca de un aereopuerto y ver que cada cinco minutos sale o despega un avión y no son noticia porque todos llegan. Supongo que hay una posibilidad entre 100.000 de que nos matemos en el viaje.
Un conocido que se iba a Estambul de viaje de novios poco después de un atentado me dijo, con razón: ahora es el mejor momento para ir, porque habrán redoblado las medidas de seguridad.
¿Sí, pero quien se lo quita de la cabeza?
Esto está en nuestra cabeza. Es una mala racha: quizá se caiga algún otro antes de que volemos a Roma, se supone que cuantos más se caigan ahora, menos posibilidades estadísticas tenemos de que se caiga el nuestro. Lo saludable para nuestras cabezas sería vivir cerca de un aereopuerto y ver que cada cinco minutos sale o despega un avión y no son noticia porque todos llegan. Supongo que hay una posibilidad entre 100.000 de que nos matemos en el viaje.
Un conocido que se iba a Estambul de viaje de novios poco después de un atentado me dijo, con razón: ahora es el mejor momento para ir, porque habrán redoblado las medidas de seguridad.
¿Sí, pero quien se lo quita de la cabeza?
martes, 22 de julio de 2014
Montar en avión
Mi pequeña familia somos de las pocas personas de España que nunca han montado en avión. Todo el mundo dice, y se entiende perfectamente, que "en un avión vas vendido": no hay escapatoria. Nuestra vida, nuestros recuerdos, nuestras vivencias culturales, nuestros otros viajes, desaparecerían casi absolutamente, porque no los hemos compartido con casi nadie más que con nosotros mismos. En parte, este blog sería algo de lo poco que sobreviviera a la catástrofe.
Estoy seguro de que hay millones de personas ahora mismo volando en avión.
Pero uno se consterna pensando que si fuéramos holandeses y hubiéramos decidido ir a Malasia, (donde se enmarcaron los libros de Sandokan luchando contra el colonialismo holandés), no hubiéramos pensado siquiera que pasaríamos por Ucrania y menos que un loco con un camión de misiles programados para perseguir el calor de los motores, quisiera llamar la atención mundial y pudiera decir: "a por ése que pasa por ahí" y lo destruyó en un instante.
Desde el suelo he visto y oído muchos aviones en el aire; cuando era menos sordo escuchaba el ruido después de que el avión hubiera pasado nuestra vertical; los he visto soltando sus pacíficos chorros algodonosos. Siempre he pensado que dentro iría mucha gente y que si cayeran sobre mí, me matarían, pero también que es difícil acertarme desde tan arriba. Sin embargo los voladores, caigan donde caigan, con la terrible aceleración, acertarán contra algo que les cause la muerte.
Sólo un enfermo puede pensar en derribar la magia de un avión de viajeros que se desplaza.
Se supone que no a todo el mundo le pueden dejar un camión de misiles capaces de destruir aviones en vuelo. Aunque los misiles tierra-aire se hicieron con toda la dolosa intención de tumbar aviones.
Me estremece pensar cuántas familias enteras, cuántas casas vacías llenas de recuerdos y de proyectos cuyo significado sólo conocían esas personas, han desaparecido casi por completo. Algún familiar, quizá los padres, abuelos de los niños, abrirán con su llave una casa inanimada que ya nunca será de sus habitantes, nadie sabrá el porqué de muchos libros de las estanterías, ni comprenderá muchos de los papeles que hay dentro de los libros, y los dvds, y los cds grabados y los vídeos de magnetoscopio, (que nosotros aún tenemos), cds de fotos y también los contenidos de las tripas del ordenador cuya clave nosotros sólo conocemos, las cartas de papel, los escritos, los objetos de recuerdo, los contratos, las deudas.., mis proyectos hortelanos, que están sólo en mi cabeza. Todo lo que nosotros damos sentido se pondrá en peligro al volar.
Supongo que me dará miedo, que en algún momento de mi bisoña inexperiencia aeronáutica me diré: ¿merece la pena violentar tanto la gravedad para conocer Roma?, ¿qué se nos ha perdido allí? a mí más, que soy el promotor, desde hace años, de la idea. Además, podríamos ir en coche. Ahora que lo pienso, podemos ir en coche, o en barco, aunque perderíamos mucho más tiempo por el camino y saldría más caro. ¿Por qué no nos conformamos con ver documentales?
No sé. Creo que ya hay que volar. Todo el mundo lo hace. Pero algo de miedo me da. Sería horrible que estas fueran mis más famosas líneas póstumas.
Estoy seguro de que hay millones de personas ahora mismo volando en avión.
Pero uno se consterna pensando que si fuéramos holandeses y hubiéramos decidido ir a Malasia, (donde se enmarcaron los libros de Sandokan luchando contra el colonialismo holandés), no hubiéramos pensado siquiera que pasaríamos por Ucrania y menos que un loco con un camión de misiles programados para perseguir el calor de los motores, quisiera llamar la atención mundial y pudiera decir: "a por ése que pasa por ahí" y lo destruyó en un instante.
Desde el suelo he visto y oído muchos aviones en el aire; cuando era menos sordo escuchaba el ruido después de que el avión hubiera pasado nuestra vertical; los he visto soltando sus pacíficos chorros algodonosos. Siempre he pensado que dentro iría mucha gente y que si cayeran sobre mí, me matarían, pero también que es difícil acertarme desde tan arriba. Sin embargo los voladores, caigan donde caigan, con la terrible aceleración, acertarán contra algo que les cause la muerte.
Sólo un enfermo puede pensar en derribar la magia de un avión de viajeros que se desplaza.
Se supone que no a todo el mundo le pueden dejar un camión de misiles capaces de destruir aviones en vuelo. Aunque los misiles tierra-aire se hicieron con toda la dolosa intención de tumbar aviones.
Me estremece pensar cuántas familias enteras, cuántas casas vacías llenas de recuerdos y de proyectos cuyo significado sólo conocían esas personas, han desaparecido casi por completo. Algún familiar, quizá los padres, abuelos de los niños, abrirán con su llave una casa inanimada que ya nunca será de sus habitantes, nadie sabrá el porqué de muchos libros de las estanterías, ni comprenderá muchos de los papeles que hay dentro de los libros, y los dvds, y los cds grabados y los vídeos de magnetoscopio, (que nosotros aún tenemos), cds de fotos y también los contenidos de las tripas del ordenador cuya clave nosotros sólo conocemos, las cartas de papel, los escritos, los objetos de recuerdo, los contratos, las deudas.., mis proyectos hortelanos, que están sólo en mi cabeza. Todo lo que nosotros damos sentido se pondrá en peligro al volar.
Supongo que me dará miedo, que en algún momento de mi bisoña inexperiencia aeronáutica me diré: ¿merece la pena violentar tanto la gravedad para conocer Roma?, ¿qué se nos ha perdido allí? a mí más, que soy el promotor, desde hace años, de la idea. Además, podríamos ir en coche. Ahora que lo pienso, podemos ir en coche, o en barco, aunque perderíamos mucho más tiempo por el camino y saldría más caro. ¿Por qué no nos conformamos con ver documentales?
No sé. Creo que ya hay que volar. Todo el mundo lo hace. Pero algo de miedo me da. Sería horrible que estas fueran mis más famosas líneas póstumas.
sábado, 19 de julio de 2014
Impresiones veraniegas.
El calor todo lo ralentiza, el sol de julio, de doce a siete de la tarde, fulmina la voluntad de cualquiera. Seguro que, por eso, los países cálidos nunca podremos ser tan laboriosos como los fríos. El trópico nocturno trae peor dormir por añadidura, dar vueltas en la cama pegados y despegados a -enseguida sudadas- sábanas, y la experiencia de estas dificultades para dormir invita a trasnochar, aprovechando la benignidad del fresquito, con lo que todo queda "manga por hombro" para trabajar al día siguiente.
No voy a quejarme personalmente, porque me llevo mucho mejor con el calor que con el frío.
Este año hemos puesto toldos en nuestra casa y acabo de descubrir el sencillo placer de darle a la manivela para bajarlo y que, poco a poco la sombra, vaya protegiendo mi cabeza, mi cuerpo, el suelo..., parece como una masturbación de sencillo bienestar. El otro placer de este julio es la cervecita de después del huerto. Llegar a casa y tirar de la anilla para obtener el crujido de la lengüeta arrancada y la espumilla que emerge, ponerme en la frente las gotitas condensadas en el aluminio..., lo siguiente es difícil de contener: no creo que nadie pueda beber un simple buchito de cerveza, ni tampoco despacio, finamente, con mesura. Es un trago pleno el que sabe rico. Hay que llenarse hasta la garganta mover la nuez, trasegar.
Vivo mientras otros mueren. Israel bombardea Gaza y sus armas han cobrado cerca de 200 muertos palestinos. Los de Hamás tiran misiles, ¿será verdad la cantidad que dicen? afortunadamente menos certeros, no sé como sería la venganza si algún día aciertan a matar 200 israelíes. Pero en este julio también reflexiono por qué los muertos palestinos son más importantes que los que se producen en Siria o Irak; ya no digo Sudán, Congo o Mali, las niñas nigerianas.... Supongo que hay un sionismo que tiene siempre bien avisado a Estados Unidos para salir en su defensa, pero también hay un antisionismo que magnifica todo lo que mata Israel. La situación de ese lugar es insoluble: tienen que compartir el poco sitio que hay. Diferente pero igual como la del antiguo Sáhara español, donde los ocupantes son pobres y los "ocupados" ya son exilados, que nunca han tenido estado, van ya por la tercera generación, comiendo la sopa boba de la caridad internacional y reproduciéndose bajo el techado de un campamento en los ardientes campos argelinos de Tinduf. En este sopor veraniego no puedo más que agradecer que el azar de la vida me trajera a nacer en un lugar como España, a pesar de todo, de los mejores para vivir.
Aunque el martes me atacó una avispa muy agresiva. Había un grupo de cinco o seis que debí molestar al ir a buscar unos palos para sostén de las tomateras, (aquí se llaman támbaras a esas guías o rodrigones). El picotazo fue muy doloroso y el miedo que me metió en el cuerpo la ocupación territorial de esa banda armada, hizo que me molestara en urdir un gran remedio: en pleno mes de julio, con el mercurio por todo lo alto estos días, subí a casa para ponerme una ropa de abrigo, gorro incluido, y guantes, y con un palo de cuatro metros volví a excitar el sitio para identificar aproximadamente por cual agujero salían. Una vez que volvieron a meterse, me acerqué con el insecticida casero a rociarlo, con saña y sin reparar en gastos, ni daños colaterales. las avispas volvieron a salir furiosas, pero no todas. Alguna de las que salió se revolcó por el suelo, pero era tan grande y fuerte que se recuperó y voló en línea recta para escapar. En el "lugar de autos" ya no salen avispas cuando pincho con un palo. Mirad que yo soy de pueblo y, en todos los lugares donde he podido, de campo, pero nunca había visto unos bichos y una agresividad así. Ayer busqué por internet y el insecto que recordaba se parecía a este
Leo hoy viernes 18 de julio que, sobre Ucrania, un misil ha derribado un avión malayo con 298 personas. Maldito sea el que creó ese ingenio destructor. Más maldito es el que lo accionó. Me llama la atención de que la cifra anterior era 295 personas, pero supongo que la compañía encontró ofertó a tres más para terminar de llenar todos los asientos del avión. Malditos sean los Low cost y las ofertas de última hora para engatusar a los que buscan viajes-chollo. Seguro que a los tres últimos les salió muy barato ocupar los últimos asientos. La tragedia es horrible, la cifra es espeluznante, pero más si le empezamos a poner cara: muchos niños, 145 holandeseses, 45 malayos, 27 australianos, 9 británicos, 3 filipinos, un canadiense y 41 sin haberse podido precisar su nacionalidad ....o sea que podíamos ir en ese avión cualquiera. Lo sucedido es terrorismo literal, peor cuanto más ciego.
No voy a quejarme personalmente, porque me llevo mucho mejor con el calor que con el frío.
Este año hemos puesto toldos en nuestra casa y acabo de descubrir el sencillo placer de darle a la manivela para bajarlo y que, poco a poco la sombra, vaya protegiendo mi cabeza, mi cuerpo, el suelo..., parece como una masturbación de sencillo bienestar. El otro placer de este julio es la cervecita de después del huerto. Llegar a casa y tirar de la anilla para obtener el crujido de la lengüeta arrancada y la espumilla que emerge, ponerme en la frente las gotitas condensadas en el aluminio..., lo siguiente es difícil de contener: no creo que nadie pueda beber un simple buchito de cerveza, ni tampoco despacio, finamente, con mesura. Es un trago pleno el que sabe rico. Hay que llenarse hasta la garganta mover la nuez, trasegar.
Vivo mientras otros mueren. Israel bombardea Gaza y sus armas han cobrado cerca de 200 muertos palestinos. Los de Hamás tiran misiles, ¿será verdad la cantidad que dicen? afortunadamente menos certeros, no sé como sería la venganza si algún día aciertan a matar 200 israelíes. Pero en este julio también reflexiono por qué los muertos palestinos son más importantes que los que se producen en Siria o Irak; ya no digo Sudán, Congo o Mali, las niñas nigerianas.... Supongo que hay un sionismo que tiene siempre bien avisado a Estados Unidos para salir en su defensa, pero también hay un antisionismo que magnifica todo lo que mata Israel. La situación de ese lugar es insoluble: tienen que compartir el poco sitio que hay. Diferente pero igual como la del antiguo Sáhara español, donde los ocupantes son pobres y los "ocupados" ya son exilados, que nunca han tenido estado, van ya por la tercera generación, comiendo la sopa boba de la caridad internacional y reproduciéndose bajo el techado de un campamento en los ardientes campos argelinos de Tinduf. En este sopor veraniego no puedo más que agradecer que el azar de la vida me trajera a nacer en un lugar como España, a pesar de todo, de los mejores para vivir.
Aunque el martes me atacó una avispa muy agresiva. Había un grupo de cinco o seis que debí molestar al ir a buscar unos palos para sostén de las tomateras, (aquí se llaman támbaras a esas guías o rodrigones). El picotazo fue muy doloroso y el miedo que me metió en el cuerpo la ocupación territorial de esa banda armada, hizo que me molestara en urdir un gran remedio: en pleno mes de julio, con el mercurio por todo lo alto estos días, subí a casa para ponerme una ropa de abrigo, gorro incluido, y guantes, y con un palo de cuatro metros volví a excitar el sitio para identificar aproximadamente por cual agujero salían. Una vez que volvieron a meterse, me acerqué con el insecticida casero a rociarlo, con saña y sin reparar en gastos, ni daños colaterales. las avispas volvieron a salir furiosas, pero no todas. Alguna de las que salió se revolcó por el suelo, pero era tan grande y fuerte que se recuperó y voló en línea recta para escapar. En el "lugar de autos" ya no salen avispas cuando pincho con un palo. Mirad que yo soy de pueblo y, en todos los lugares donde he podido, de campo, pero nunca había visto unos bichos y una agresividad así. Ayer busqué por internet y el insecto que recordaba se parecía a este
foto tomada de http://xiahpop.com/noticias/avispas-gigantes
Que son las llamadas avispas tigre asiáticas que parece que habrán venido de polizonas en algún palé desde China o Japón y se extienden realizando, entre otras terribles fechorías, razzias en las colmenas devorando a las abejas obreras. Si se comportan como las que el martes me atacaron, van a ser una pesadilla también para mucha gente. Yo tengo en el brazo un aviso de ello. Aunque no estoy absolutamente seguro de que fuera esta raza la que me dejó esta terrible impresión de querer asesinarme.
Leo hoy viernes 18 de julio que, sobre Ucrania, un misil ha derribado un avión malayo con 298 personas. Maldito sea el que creó ese ingenio destructor. Más maldito es el que lo accionó. Me llama la atención de que la cifra anterior era 295 personas, pero supongo que la compañía encontró ofertó a tres más para terminar de llenar todos los asientos del avión. Malditos sean los Low cost y las ofertas de última hora para engatusar a los que buscan viajes-chollo. Seguro que a los tres últimos les salió muy barato ocupar los últimos asientos. La tragedia es horrible, la cifra es espeluznante, pero más si le empezamos a poner cara: muchos niños, 145 holandeseses, 45 malayos, 27 australianos, 9 británicos, 3 filipinos, un canadiense y 41 sin haberse podido precisar su nacionalidad ....o sea que podíamos ir en ese avión cualquiera. Lo sucedido es terrorismo literal, peor cuanto más ciego.
jueves, 17 de julio de 2014
Jacinto Pérez Moreta
Hoy he escrito una carta a mi profesor de literatura. Yo he sido un gran mantenedor de Correos, y siempre fui prolijo en contenido: solía meter cuatro folios, que es lo que daba el peso del franqueo mínimo. Lo heredé de mi abuela Macrina, que también escribía muchas cartas. Me honra que a mí me escribiera la última, aunque no la llegó a enviar, me la tajo una tía a casa, algún año después de la muerte de la escritora.
Mi maestro, no el único, pero sí el mejor, de literatura, fue Jacinto Pérez Moreta. A nadie podría agradecerle más el deseo de ser como aquellos escritores cuyas vidas nos narraba tan teatralmente en sus clases, salpimentando todo con humor, gestos gallardos y contenido literario literal, que solía citar de memoria. A mis 15 años, el terreno estaba bien propicio para que brotaran anhelos artísticos. Supongo que fue la emulación, el deseo de ser como aquellos ejemplos, o el otro deseo: corresponderle un día, precisamente a él, al maestro, mostrándole, con un triunfo, que había conseguido hacer brotar un fenómeno literario como los que pregonaba. Esto es lo que ha hecho que haya invertido buena parte de mi vida en leer y escribir.
No ha sido posible hasta ahora corresponderle. Llegamos donde llegamos. Y no creo que tampoco mucho más allá de aquí, donde vierto mis inquietudes. No es gran cosa, nuestra audiencia no crece mucho, a nadie debo parecer lo suficientemente bueno como para recomendarme y, si lo hacen, los que reciben la recomendación no toman interés en seguirme. Los que ocasionalmente tropiezan conmigo buscando algo, (diferentes han de ser, por la variedad que trato), tampoco suelen perseverar.
Yo me conformo, me resigno más bien, con seguir brindando al sol como bloguero; aunque mi mujer me recrimina que no siempre ofrezco lo mejor, lo que debería dar; sucede que no quiero traicionar mi periodicidad y, a lo mejor, termino traicionando mi calidad.
Buscaba alguna noticia sobre este hombre y encontré su número de teléfono en internet, pero al ir a marcar pensé, ¿será una buena hora? ¿estará sordo?, ¿le pillaré con tiempo para decirle todo lo que debería? ¿me interrumpirán?
Creo que he acertado, ya no se recibe por carta más que propaganda electoral, (¡qué despilfarro! yo no leí ninguna); que llegue una carta que no sea del banco; una carta "antigua" como las que se abrían rápidamente y uno se sentaba a leer, y releía. (Yo no releo casi nunca los emails, pero las cartas sí las releo, suelo hacerlo una vez terminada la primera lectura y alguna otra, que tropiezo con ellas). Espero que él sí la leerá con interés y, seguramente, se sentará en un sitio cómodo para ello. Me parece que a mí me haría ilusión que mis alumnos se acordaran de mí y que a alguno, alguna vez, le diera por manifestarlo. Claro, que sólo di clases un año, frente a una carrera completa de Jacinto Pérez. Además, yo enseñaba derecho del trabajo, contabilidad, derecho mercantil...: nada tan entusiasmador como la literatura. Pienso que entre tantos alumnos a los que habrá entusiamado, no soy el único que ha buscado tiempo y se ha atrevido a algo así.
Aunque, en general, todos estamos muy ocupados: creo que si, por ejemplo, diez personas al año se acuerdan y han querido homenajear y agradecer expresamente al maestro, nueve lo habrán intentado por teléfono, la gente no tiene la facilidad ni, sobre todo, la voluntad que tengo yo para escribir, espero que juegue a mi favor.
Jacinto Pérez Moreta era un profesor distinto, pasaba de pasar lista y poner faltas, pero siempre traía buen espectáculo a sus paseos por la clase, muy escasamente leía algo, y nunca hizo algo parecido como eso tan antiestético y antipedagógico de "dictar apuntes". No solía suspender a nadie. Contaba entretenidas historias, anécdotas, morcillas y la gente iba de buena gana a sus clases sin la coacción de la "falta": hacía que recibir enseñanza fuera un placer "para todos los públicos".
Quizá por eso amo tanto la literatura, por eso odio tanto la memorística, el papanatismo, la afectación..., por eso quiero ser como pintaba él que eran los literatos. Pero ahora, viendo lo difícil que puede ser que llegue yo a citar su nombre en una entrevista después de recibir un gran premio, he decidido escribirle para decir que marcó mi vida. He terminado así:
Bueno, no quiero distraer la atención con esta publicidad, (de mi blog) la presente es para agradecerle que derramara las esporas de este hongo cronopiesco que me posee y alimenta, que es la levadura de mi alma.
Mi maestro, no el único, pero sí el mejor, de literatura, fue Jacinto Pérez Moreta. A nadie podría agradecerle más el deseo de ser como aquellos escritores cuyas vidas nos narraba tan teatralmente en sus clases, salpimentando todo con humor, gestos gallardos y contenido literario literal, que solía citar de memoria. A mis 15 años, el terreno estaba bien propicio para que brotaran anhelos artísticos. Supongo que fue la emulación, el deseo de ser como aquellos ejemplos, o el otro deseo: corresponderle un día, precisamente a él, al maestro, mostrándole, con un triunfo, que había conseguido hacer brotar un fenómeno literario como los que pregonaba. Esto es lo que ha hecho que haya invertido buena parte de mi vida en leer y escribir.
No ha sido posible hasta ahora corresponderle. Llegamos donde llegamos. Y no creo que tampoco mucho más allá de aquí, donde vierto mis inquietudes. No es gran cosa, nuestra audiencia no crece mucho, a nadie debo parecer lo suficientemente bueno como para recomendarme y, si lo hacen, los que reciben la recomendación no toman interés en seguirme. Los que ocasionalmente tropiezan conmigo buscando algo, (diferentes han de ser, por la variedad que trato), tampoco suelen perseverar.
Yo me conformo, me resigno más bien, con seguir brindando al sol como bloguero; aunque mi mujer me recrimina que no siempre ofrezco lo mejor, lo que debería dar; sucede que no quiero traicionar mi periodicidad y, a lo mejor, termino traicionando mi calidad.
Buscaba alguna noticia sobre este hombre y encontré su número de teléfono en internet, pero al ir a marcar pensé, ¿será una buena hora? ¿estará sordo?, ¿le pillaré con tiempo para decirle todo lo que debería? ¿me interrumpirán?
Creo que he acertado, ya no se recibe por carta más que propaganda electoral, (¡qué despilfarro! yo no leí ninguna); que llegue una carta que no sea del banco; una carta "antigua" como las que se abrían rápidamente y uno se sentaba a leer, y releía. (Yo no releo casi nunca los emails, pero las cartas sí las releo, suelo hacerlo una vez terminada la primera lectura y alguna otra, que tropiezo con ellas). Espero que él sí la leerá con interés y, seguramente, se sentará en un sitio cómodo para ello. Me parece que a mí me haría ilusión que mis alumnos se acordaran de mí y que a alguno, alguna vez, le diera por manifestarlo. Claro, que sólo di clases un año, frente a una carrera completa de Jacinto Pérez. Además, yo enseñaba derecho del trabajo, contabilidad, derecho mercantil...: nada tan entusiasmador como la literatura. Pienso que entre tantos alumnos a los que habrá entusiamado, no soy el único que ha buscado tiempo y se ha atrevido a algo así.
Aunque, en general, todos estamos muy ocupados: creo que si, por ejemplo, diez personas al año se acuerdan y han querido homenajear y agradecer expresamente al maestro, nueve lo habrán intentado por teléfono, la gente no tiene la facilidad ni, sobre todo, la voluntad que tengo yo para escribir, espero que juegue a mi favor.
Jacinto Pérez Moreta era un profesor distinto, pasaba de pasar lista y poner faltas, pero siempre traía buen espectáculo a sus paseos por la clase, muy escasamente leía algo, y nunca hizo algo parecido como eso tan antiestético y antipedagógico de "dictar apuntes". No solía suspender a nadie. Contaba entretenidas historias, anécdotas, morcillas y la gente iba de buena gana a sus clases sin la coacción de la "falta": hacía que recibir enseñanza fuera un placer "para todos los públicos".
Quizá por eso amo tanto la literatura, por eso odio tanto la memorística, el papanatismo, la afectación..., por eso quiero ser como pintaba él que eran los literatos. Pero ahora, viendo lo difícil que puede ser que llegue yo a citar su nombre en una entrevista después de recibir un gran premio, he decidido escribirle para decir que marcó mi vida. He terminado así:
Bueno, no quiero distraer la atención con esta publicidad, (de mi blog) la presente es para agradecerle que derramara las esporas de este hongo cronopiesco que me posee y alimenta, que es la levadura de mi alma.
domingo, 13 de julio de 2014
Relatos de naúfragos
Aunque lo haya leído, compro a un euro todo lo que cae en mis manos de García Márquez, con nadie mejor el placer de releer. No había leído su relato de un náufrago, que se publicó por entregas en un periódico y luego, después del exitazo de "Cien años de soledad" se irguió libro. Ya el prólogo explicativo para esa edición tiene el embriagador licor de su prosa y le aboca a uno a la lectura, hechizado hasta el final. ( a pesar de que sigo leyendo "Bomarzo": me acerco a la 300, de sus 650 páginas)
Soy mucho de compadecer; me meto en los personajes y casi somatizo estos naufragios interiores con sus penurias. La narración para mí fue agobiante. Aunque supiera el final, como en "Crónica de una muerte anunciada", sufrí la sed la salobridad del agua, el pavor a los tiburones y la angustia por pescar algo o cazar una gaviota, el frío de la noche, la desesperación de que no nos vienen a rescatar, a pesar de que nos sobrevolaron aviones, incluso el delirio fantasmal que vivió el protagonista. Y todavía lo sufría minutos después de levantarme de la lectura: tenía tal pelotazo en la cabeza. Soy así y llevo mejor leer que ver películas, cada vez aguanto menos el sufrimiento (nunca he sido capaz de ver el pianista de Polanski, ni tampoco de volver a ver la "Lista de Sindler") me acojona la música de las películas de terror; suelo abandonarlas entre abucheos de mi mujer por mi timoratez.
No sé, dicen que los colombianos son así de verbosos, pero me parece que Gabriel GM exprime cuidadosamente la historia, o echa su levadura narrativa o retoca magistralmente lo poco o mucho que le contara en una entrevista vendida a su periódico por el hombre real que padeció este relato.
No puedo evitar recordar una narración igual de agobiante que me marcó profundamente cuando, sin buen calor, pasaba los inviernos solo en Mombeltrán. Entonces leí, desde dentro también, este relato "En la noche y entre los hielos" de Fridtjojf Nansen, explorador noruego de finales del siglo XIX. (Desde entonces también compro casi toda la literatura de viajes que cae en mis manos a un euro), aunque no recuerdo su estilo, ni siquiera si es una buena traducción, he que decir que recomiendo vivirlo también. En mi biblioteca lo tengo al lado de esta edición de Robinsón Crusoe, prologada por Joyce y traducida por Cortázar que también me gustó en su día pero, quizá por afrontarlo devotamente y con grandes expectativas, no llegó a marcarme la vida y mi pensamiento posterior como sí hizo Nansen y ha vuelto a repetir García Márquez. (aunque últimamente todo lo que me pasa, como que se pasa antes en mi impresión. Quizá no ahonde tanto, o puede que el ratoncillo del alzeimer me esté royendo ya los pies)
jueves, 10 de julio de 2014
Que difícil es escribir tu nombre, España
Acabo de leer en Ávila Abiertahttp://www.avilabierta.com/PDF/saliendo%20al%20paso/ultimallamada.pdf un manifiesto muy razonable patrocinado por el diario Público y firmado por muchas personas y por relevantes y mediáticos poscontemporános: Pablo Iglesias, Ada Colau, Alberto Garzón, etc sobre la insostenibilidad del crecimiento económico y demográfico de la Tierra. Y escribo "la Tierra" por darle su nombre y no omitirlo diciendo "el planeta" que me suena más impersonal, como "el Estado" que tanto se usa aquí, para no decir España. Algunos productos catalanes o vascos después de poner todo el texto en español para venderlos "en este país" ponen al final "Spain", (no es que les produzca urticaria nuestro nombre, a lo mejor es que no tienen en el ordenador la ñ).
Lo de hoy, un grupo de intelectuales de España, porque no he visto entre los firmantes ninguno de Portugal, claro, el texto está en castellano nunca en español, es de traca. Acaban así:
En diversos lugares de la Península Ibérica, Baleares y Canarias, y en el verano de 2014
Lo de hoy, un grupo de intelectuales de España, porque no he visto entre los firmantes ninguno de Portugal, claro, el texto está en castellano nunca en español, es de traca. Acaban así:
En diversos lugares de la Península Ibérica, Baleares y Canarias, y en el verano de 2014
martes, 8 de julio de 2014
Hombre de negocios.
El lunes en la película de Margaret Tatcher, parece que ella, siendo hija de tendero, tenía problemas para entrar con buen pie en la política; entonces, el que luego sería su marido, le dijo "a partir de ahora tendrás mejor imagen: ya no serás la hija del tendero, sino la esposa de un "hombre de negocios".
¡Toma!, ¿qué es eso ahora?, ¿será esto que muestra hoy el País? http://politica.elpais.com/politica/2014/07/04/actualidad/1404498398_556596.html
o será el empresario de Gowex, sobre el que también se habla. Puede que no. Quizá sean "honrados negociantes" que compran un barco de petróleo y lo paran unos días a la puerta de un puerto esperando a que suba el precio para vendérnoslo más caro, los que especulan con materias primas presentes o futuras, los que especulan con la alimentación mundial, gentes que en un clik de ordenador, compran y venden ganan y pierden fortunas, con cosas que no tocan nunca, que no les importan y que son nuestra vida concreta. Una llamada telefónica me distrajo de saber a qué negocios se dedicaba el hombre de la Tatcher. Yo ahora mismo no los concibo, no sé a que se dedicaría una persona que se definiera así. Los agentes de bolsa, que supongo que están regulados por la ley, ¿son hombres de negocios?, y los inversores en bolsa, que con su dinero dicen: "compra, vende" ¿es honrado que la economía sea esto, que incluso sean prohombres?¿nos aportan algo o sólo se aprovechan de la sociedad para enriquecerse?
Hace años les levantaron las vergüenzas a los de Forum Filatélico y Afinsa, porque se dedicaban a especular, entre otras cosas, con sellos. Según lo entendí yo, la gente les dejaba su dinero y ellos compraban sellos o monedas para retenerlos del mercado y después venderlos más caros, es decir se convirtieron en una garrapata sobre el mercado de los coleccionistas, que, lógicamente odiaban a estas empresas que les encarecían su pasión, su vicio, su pasatiempo. Cuando se descubrió que la base del pastel no se sostenía y la gente pidió su dinero, los administradores judiciales no podían sacar a la venta de repente todos los sellos que estas empresas habían retenido para especular, porque, obviamente, caería el precio brutalmente, al soltar un exceso de demanda y los inversores se quedarían con todo el papel mojado. Probablemente tanto o más como había subido artificialmente por la especulación de esas "empresas". El aterrizaje lento de ese mercado artificialmente hinchado, creo que habrá devuelto a los inversores un cinco o diez por ciento de lo "invertido".
Yo, que vivo tan concretamente en mi huerto, que estudié en la economía los gráficos de la competencia perfecta: eso de que no podía haber exceso de beneficios marginales, porque entrarían otros a competir en el mercado... eso que se ve todos los días ¡vaya!. Esa teoría que debiera de hacernos creer a todos en el capitalismo, era y fue siempre sólo una teoría ideal.
El problema de las burbujas inmobiliarias que padecemos, que parte de una bajada de tipos de interés al asimilarnos a la eurozona, subida del precio de la vivienda, ansia por urbanizar (corrupción municipal) y construir, sueldos altos de los oficios de la construcción, pero mayores para los que manejaban el cotarro, venida de inmigrantes desproporcionada, ganancia de los primeros que invirtieron y luego vendieron (pseudotimo piramidal) subida sobre subida hasta darnos cuenta que en España hay más de un millón de viviendas vacías todo el año, que nadie, de los que puedan pagarlas, necesita, pero que la gente, constructores, empresas, hombres de negocios encargaron, para especular. Yo aborrezco todo eso; un hombre de negocios es alguien que no quiere mancharse las manos y procura no pillarse los dedos, mientras manipula el trabajo o los ahorros de los verdaderos trabajadores, para venderles los bienes que se ganan más caros y obtener una casi siempre jugosa "plusvalía" con ese raro oficio.
Ya sé que "lo otro" tampoco funciona, pero esto es una mierda.
¡Toma!, ¿qué es eso ahora?, ¿será esto que muestra hoy el País? http://politica.elpais.com/politica/2014/07/04/actualidad/1404498398_556596.html
o será el empresario de Gowex, sobre el que también se habla. Puede que no. Quizá sean "honrados negociantes" que compran un barco de petróleo y lo paran unos días a la puerta de un puerto esperando a que suba el precio para vendérnoslo más caro, los que especulan con materias primas presentes o futuras, los que especulan con la alimentación mundial, gentes que en un clik de ordenador, compran y venden ganan y pierden fortunas, con cosas que no tocan nunca, que no les importan y que son nuestra vida concreta. Una llamada telefónica me distrajo de saber a qué negocios se dedicaba el hombre de la Tatcher. Yo ahora mismo no los concibo, no sé a que se dedicaría una persona que se definiera así. Los agentes de bolsa, que supongo que están regulados por la ley, ¿son hombres de negocios?, y los inversores en bolsa, que con su dinero dicen: "compra, vende" ¿es honrado que la economía sea esto, que incluso sean prohombres?¿nos aportan algo o sólo se aprovechan de la sociedad para enriquecerse?
Hace años les levantaron las vergüenzas a los de Forum Filatélico y Afinsa, porque se dedicaban a especular, entre otras cosas, con sellos. Según lo entendí yo, la gente les dejaba su dinero y ellos compraban sellos o monedas para retenerlos del mercado y después venderlos más caros, es decir se convirtieron en una garrapata sobre el mercado de los coleccionistas, que, lógicamente odiaban a estas empresas que les encarecían su pasión, su vicio, su pasatiempo. Cuando se descubrió que la base del pastel no se sostenía y la gente pidió su dinero, los administradores judiciales no podían sacar a la venta de repente todos los sellos que estas empresas habían retenido para especular, porque, obviamente, caería el precio brutalmente, al soltar un exceso de demanda y los inversores se quedarían con todo el papel mojado. Probablemente tanto o más como había subido artificialmente por la especulación de esas "empresas". El aterrizaje lento de ese mercado artificialmente hinchado, creo que habrá devuelto a los inversores un cinco o diez por ciento de lo "invertido".
Yo, que vivo tan concretamente en mi huerto, que estudié en la economía los gráficos de la competencia perfecta: eso de que no podía haber exceso de beneficios marginales, porque entrarían otros a competir en el mercado... eso que se ve todos los días ¡vaya!. Esa teoría que debiera de hacernos creer a todos en el capitalismo, era y fue siempre sólo una teoría ideal.
El problema de las burbujas inmobiliarias que padecemos, que parte de una bajada de tipos de interés al asimilarnos a la eurozona, subida del precio de la vivienda, ansia por urbanizar (corrupción municipal) y construir, sueldos altos de los oficios de la construcción, pero mayores para los que manejaban el cotarro, venida de inmigrantes desproporcionada, ganancia de los primeros que invirtieron y luego vendieron (pseudotimo piramidal) subida sobre subida hasta darnos cuenta que en España hay más de un millón de viviendas vacías todo el año, que nadie, de los que puedan pagarlas, necesita, pero que la gente, constructores, empresas, hombres de negocios encargaron, para especular. Yo aborrezco todo eso; un hombre de negocios es alguien que no quiere mancharse las manos y procura no pillarse los dedos, mientras manipula el trabajo o los ahorros de los verdaderos trabajadores, para venderles los bienes que se ganan más caros y obtener una casi siempre jugosa "plusvalía" con ese raro oficio.
Ya sé que "lo otro" tampoco funciona, pero esto es una mierda.
El lunes echaron por la tele una película que, aunque se titulara Margaret Tacher, era sobre el Alzeimer. Estuvo muy bien. La protagonizaba Merl Streep. No me gustan los "biopic" de gente tan famosa, pero en este caso, el saber de antemano partes de su tan conocida vida: Malvinas, atentado del Ira, huelga de mineros, ayudaba a comprender los deslizamientos de la memoria, la mezcla confusa con la lucidez y la estupefacción del agolpamiento y la irrealidad de todo, la torpeza y la inseguridad de la senilidad. No sé si había algo de Don Quijote en esta historia, ¿dónde no lo hay?
Esplendor en "la mi huerta"
Perdonad que una vez más..., pero es que tengo en ostentosa floración un lirio que me regaló mi amigo Pepe Hidalgo. Además ya he cortado nueve calabacines (nos hemos comido dos, otros dos los hemos regalado), nunca vi tanta lechuga alrededor, (espero que no sean graves las sobredosis de ensalada) tengo ya tomatitos, y patatas y pimientos en flor, los árboles que se me rompen de abundancia y empiezo a tener organizado el asunto de los miniestanques de agua. (Aunque sean antiestéticos no se me ocurre nada mejor para este verano).
En primer plano calabazas, después, en la linde, amapolas con lirio. El primer árbol es un manzano de reineta.
no despreciemos la belleza efímera de la silvestre amapola
parte escondida, salvaje y romántica de "la mi huerta"
al final, después de construir la plataforma, aplazo la ejecución del estanque: demasiados ladrillos que acarrear
jueves, 3 de julio de 2014
Voy a cerrar una etapa de mi vida informática. Tenía una página en Facebook de fotos antiguas de mi pueblo, Cardeñosa, que recopilé durante muchos años, y se me están acabando. Durante toda mi vida he residido y he tenido que mudarme de muchas casas a las que nunca podré volver, en Salamanca por estas fechas varias veces, pero también en Ayllón, Zaragoza, Arenas de San Pedro, Zamora, Cáceres, Mombeltrán, incluso Béjar, aunque varias ocasiones fue un sentimiento gozoso y de progreso el que me hacía recoger y cerrar la puerta, no se puede evitar la melancolía de mirar atrás y pensar en los días vividos(1). Aquí la cosa se precipita con polémicas estúpidas de si las fotos viejas pueden publicarse, pero no se promueven por gente que se sienta ofendida, explotada, extorsionada, herida, acusada por ninguna publicación, que esos han sido pocos y se resolvieron hace tiempo, sino por teóricos del derecho que disertan y tratan de influir, creo que en otros momentos han podido hacerlo en gente timorata, y quizá nos han recortado las alas a la hora de recibir más fotos. Me voy con mal sabor de boca porque parece que esta polémica influye en mi decisión, ya tomada por agotamiento de existencias, de cerrar, pero toda muerte o eliminación parece que tiene que tener su agonía y sus dolores. Es ley de vida. Recuperaré tiempo para vosotros, mis fieles, aunque la parte del león se la seguirá llevando el huerto.
(1)No he contado las casas donde he vivido, creo que alrededor de veinte. Muchas veces pienso en la capacidad de mi memoria de interruptores o de mesillas, la de veces que me he levantado de noche "a tientas" en todas esas casas, algún golpe me he dado, pero generalmente acertaba. Siguiendo con el pensamiento: cuando el alzeimer se me apodere, trayéndome recuerdos remotos y robándome los próximos empezaré a confundir los interruptores y esquinas de mesillas almacenados en mi mente y me pegaré muchos más golpes. Moraleja: cuando sea viejo deberé dormir con una linterna bajo la almohada, no creo que la vejiga me conceda la paz de un sueño continuo sin exigirme que vaya a vaciarla.
(1)No he contado las casas donde he vivido, creo que alrededor de veinte. Muchas veces pienso en la capacidad de mi memoria de interruptores o de mesillas, la de veces que me he levantado de noche "a tientas" en todas esas casas, algún golpe me he dado, pero generalmente acertaba. Siguiendo con el pensamiento: cuando el alzeimer se me apodere, trayéndome recuerdos remotos y robándome los próximos empezaré a confundir los interruptores y esquinas de mesillas almacenados en mi mente y me pegaré muchos más golpes. Moraleja: cuando sea viejo deberé dormir con una linterna bajo la almohada, no creo que la vejiga me conceda la paz de un sueño continuo sin exigirme que vaya a vaciarla.
miércoles, 2 de julio de 2014
La Seguridad Social me hace más humano.
Hay gente que prefiere -con bastante lógica- el elitismo de la asistencia privada. Sobre todo, por la falta de listas de espera. Ayer fui a la oftalmóloga; tenía pedida cita hace más de año y medio porque estoy en el borde de los límites del exceso de azúcar en sangre y era conveniente mirarme el "fondo de los ojos" por si acaso la glucosa me estaba afectando a los vasos sanguíneos. Tengo picores nocturnos y he perdido bastante vista en estos últimos años.
Casi lo tenía olvidado, resignada la cita a una incierta eternidad. Fue una buena noticia recibir la carta.
Adelantaré que la prueba fue positiva: no me está afectando. Debo cuidarme, -eso siempre-, y echarme lágrimas artificiales para aliviar mis "ojos secos" parece que no hay remedio más que aliviar el dolor "a demanda" es decir, que me seguirá picando y debo parpadear más y echarme las gotas. (al parecer las pantallas de ordenador provocan el que uno no parpadee lo que debiera.
Junto a mí, en la cita que tenía para las 10 y 10, había bastante gente: todos me parecieron mayores, (pero puede que algunos no lo fueran; yo no me veo tan mayor como parezco) y menos saludables, todos eran como viejos achacosos de pueblo. Una de las personas era una señora con tremenda obesidad mórbida que ocupaba dos sillas de espera y tenían que ayudarla a levantarse sus dos hijas. En las sandalias abiertas de la mujer observé las lorzas que tenía en los dedos de los pies; eran como muñecos. Pensé en la cantidad de desequilibiros y malestares que tendrá la señora, aparte de su falta de libertad de movimientos. Calculé, además, que sería bastante mayor de 70 años: todas sus circunstancias reducían mis síntomas y mis problemas a una anécdota. Había más gente esperando, seguramente todos desde hace más de año y medio. Mi cita no empezó a la hora, lo que me dio más tiempo a observar la humanidad, los problemas, el sufrimiento que compartimos todos, el deterioro y las listas de espera que democrática e igualitariamente (deseo, porque hay, a veces, gente que se cuela) que suframos todos los usuarios del sistema nacional de salud.
Porque está bien que todos tengamos el derecho de que nos atiendan y velen por nuestra salud, nos subvencionen las medicinas y pasemos por el menor dolor y hacia el mayor bienestar posible. Eso implica compartir listas de espera y esperas suplementarias, porque al final me empezaron a atender pasadas las 10 y media. Quizá este baño de humanidad, que se evitan los que van a lo privado, es una sabiduría, un conocimiento, que quise y quiero apreciar para no hacerme "mala sangre" por el año y medio y los veinte minutos de retraso. Supongo que es mi forma de ser: intentar ver lo bueno buscar un ángulo nutritivo para mi propia experiencia, y a veces para la del blog, de cada cosa que me pase.
Pero claro, eso sucede cuando las cosas de la salud, como ayer, salen bien, que es lo que importa.
Casi lo tenía olvidado, resignada la cita a una incierta eternidad. Fue una buena noticia recibir la carta.
Adelantaré que la prueba fue positiva: no me está afectando. Debo cuidarme, -eso siempre-, y echarme lágrimas artificiales para aliviar mis "ojos secos" parece que no hay remedio más que aliviar el dolor "a demanda" es decir, que me seguirá picando y debo parpadear más y echarme las gotas. (al parecer las pantallas de ordenador provocan el que uno no parpadee lo que debiera.
Junto a mí, en la cita que tenía para las 10 y 10, había bastante gente: todos me parecieron mayores, (pero puede que algunos no lo fueran; yo no me veo tan mayor como parezco) y menos saludables, todos eran como viejos achacosos de pueblo. Una de las personas era una señora con tremenda obesidad mórbida que ocupaba dos sillas de espera y tenían que ayudarla a levantarse sus dos hijas. En las sandalias abiertas de la mujer observé las lorzas que tenía en los dedos de los pies; eran como muñecos. Pensé en la cantidad de desequilibiros y malestares que tendrá la señora, aparte de su falta de libertad de movimientos. Calculé, además, que sería bastante mayor de 70 años: todas sus circunstancias reducían mis síntomas y mis problemas a una anécdota. Había más gente esperando, seguramente todos desde hace más de año y medio. Mi cita no empezó a la hora, lo que me dio más tiempo a observar la humanidad, los problemas, el sufrimiento que compartimos todos, el deterioro y las listas de espera que democrática e igualitariamente (deseo, porque hay, a veces, gente que se cuela) que suframos todos los usuarios del sistema nacional de salud.
Porque está bien que todos tengamos el derecho de que nos atiendan y velen por nuestra salud, nos subvencionen las medicinas y pasemos por el menor dolor y hacia el mayor bienestar posible. Eso implica compartir listas de espera y esperas suplementarias, porque al final me empezaron a atender pasadas las 10 y media. Quizá este baño de humanidad, que se evitan los que van a lo privado, es una sabiduría, un conocimiento, que quise y quiero apreciar para no hacerme "mala sangre" por el año y medio y los veinte minutos de retraso. Supongo que es mi forma de ser: intentar ver lo bueno buscar un ángulo nutritivo para mi propia experiencia, y a veces para la del blog, de cada cosa que me pase.
Pero claro, eso sucede cuando las cosas de la salud, como ayer, salen bien, que es lo que importa.
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