viernes, 28 de enero de 2011

Los colores de mi paisaje natal.

Es el paraje conocido como "el castillo" de Cardeñosa (Ávila). Arriba hay una cruz de piedra que medirá 1,60.cm

miércoles, 26 de enero de 2011

Desnudando a mineral montañas que fueron verdes (2)





Aguas, hermosas, frías, abundantes (1)




La balada del abuelo Palancas. Literatura clásica española.

Hace siete años tuve la fortuna de encontrar en una biblioteca pública de Cáceres el libro de Félix Grande “La balada del Abuelo Palancas”.
Entonces, entusiasmado, leí la mitad. Pero se me acabó de un día para otro el trabajo en aquella ciudad, tuve que recoger mi casa, y devolver el libro sin terminarlo.

En estos años, gracias a mi entusiasta recomendación, leyeron la historia algunos amigos. Hasta mi padre lo leyó. A uno de ellos, Ovidio, le regalé el libro y le gustó tanto que compró cinco ejemplares más y se lo regaló a cinco amigos escogidos, que según me dice que le dijeron, celebraron el hallazgo.
Por último, hace un par de años otro amigo, Benito, lo compró  y también le gustó. Hace una semana que se lo pedí prestado y ya he remediado mi falta.

Tengo que decir que el comienzo de la Balada del Abuelo Palancas, que se llama “capricho”, es de lo mejor que haya leído nunca; me recordó, por el encaje de cada palabra, a “Cien años de soledad”, cuyo comienzo también he releído y disfrutado recientemente.
Lo dicen los grandes y es verdad: releer es un placer de la madurez.
Luego, el libro de los Palancas decae. Era difícil que fuera de otra manera, teniendo un inicio tan extraordinario. Sigue siendo un recomendable homenaje a Tomelloso, al vino, al lenguaje y a la cultura de los pueblos, a la familia Palancas, y un tratado sobre el bien morir pastueño. Aunque como novela no funciona, uno tiene la sensación de que se repite buscando ecos de aquel embrujo en el desarrollo real de su familia en el siglo XX. Creo que el defecto del autor es escribir sin máscaras sobre su propia familia; lo mítico, lo épico, el realismo mágico de los tizones de la lumbre que vimos crepitar en las primeras hojas, y que pudiera haber contenido en su totalidad, se entrevera con personas reales y  actuales que ya no admiten licencias literarias. Idas y venidas de una familia recia y comprometida, pero un pálido reflejo del abuelo carismático.

Aunque Félix Grande no se resigna y quiere remontar un final trayendo otro homenaje al abuelo más genial de la música: Juan Sebastián Bach, que se presenta en 1950 a tocar sus variaciones Goldberg: una interpretación auténtica de esta obra en honor al Abuelo Palancas.
Bach incluso debe hacerlo mejor que Glenn Gould que todavía habría de tardar casi una década en grabar esa obra maestra.
Es imposible describir cómo podría tocar el propio Bach sus variaciones y Félix Grande ni lo intenta. Es que no se puede.

Tras el altar de la iglesia de la Cartuja de Granada está el “Sancta Sanctorum”, el lugar construido por el hombre para evocar al cielo más espectacular que hayan visto mis ojos ateos*. Yo lo admiré desde un punto de vista artístico y me satisfizo; es espectacular, pero un creyente que espere encontrar una réplica del cielo tiene que decepcionarse; sabe que no puede ser.
La interpretación auténtica de las Variaciones Goldberg, no puede describirse a los creyentes en Bach, por quien no las oyera, porque haberlas escuchado de Bach debió ser el absoluto, y ante el absoluto, no caben referencias ni comparaciones. No se puede inventar nada de esa categoría si no se oyó ni se vio; por lo mismo, ninguna reproducción del cielo ha de resultar convincente a los que esperan en él.
Se podría hacer la trampa de escuchar a Glenn Gould u otro gran intérprete y describirlo y luego cambiar su nombre por el de JSBach. Pero Félix Grande no quiso ser tamposo. Y sólo recogió el reflejo en los oídos de un organista de paso y en los perros y gatos de Tomelloso de aquella supuesta interpretación auténtica.
Yo tampoco puedo reflejar ese primer capítulo maestro del libro de Félix Grande. Pero a diferencia de la interpretación de las variaciones Goldberg de Bach, vosotros podéis leer la auténtica versión escrita de la hazaña de Palancas en ese libro que sigo recomendando.

*Una de pícaros.
No tengo fotos porque no está permitido fotografiar el interior de la iglesia de la Cartuja de Granada. A nosotros, cumplidores de la ley,  temerosos de su castigo, o del enrojecimiento de una reprimenda, no se nos ocurrió hacerlo. Pero coincidiámos en nuestra visita con un matrimonio francés y sus dos hijos pequeños. Uno de éstos con su  cámara, (el padre tenía una réflex en condiciones) hizo unas cuantas fotos. Cuando era muy evidente, el padre hacía como que le regañaba, pero otras veces pude ver como le indicaba con gestos discretos que fotografiara alguna cosa.
Para que digan que si el Lazarillo era del Tormes.

No os creáis, nosotros conocemos también vericuetos y picardías. Os contaré una: en las bibliotecas universitarias suele haber Internet gratis y nadie pide cuentas a nadie que se siente a mirar en un ordenador que pueda estar libre. Yo he ido arreglando bastantes cosas de este foro de esa manera. Así que a nuestro regreso de la Cartuja, a dos o tres kilómetros ya en el casco urbano, encontramos el rectorado de la universidad de Granada, que vimos que  cuenta con una biblioteca. Allí nos colamos nosotros para subir a ver el correo electrónico. Al llegar nos encontramos con que no había ningún puesto libre, aunque era agosto había algunos jóvenes trabajando, pero vimos que tres monitores estaban ocupados por una familia. Eran los franceses de la Cartuja. Una vez terminaron los mayores de ver sus asuntos, tuvieron que pelear algo para separar a los niños del monitor.
Crucé una sonrisa inteligente con el padre. Aunque él había demostrado ser bastante más listo que yo.

martes, 25 de enero de 2011

lunes, 24 de enero de 2011

Un poco de folclore

Hace dos años en Cuevas del Valle, un joven llamado Daco agrupó a las mujeres para recuperar juntos las canciones populares. Como vemos marcaba el compás con el pie, para dar un poco de viveza y evitar que los cantares tomaran el pesaroso ritmo de iglesia. Al local iba de vez en cuando Francisco y también acudí yo, que me sumé al coro discretamente.



Aquí tenemos la canción de "la Manola".

ENTREVISTA CON LÁGRIMAS NEGRAS.

Yo no soy pendenciero; tampoco me siento concernido ni legitimado para ser un ariete contra el régimen castrista, excitando a su figura más valiosa: Silvio Rodríguez. No he querido construír mi público a la manera de una "mosca cojonera (o guerrillera)" del blog del artista, provocando a sus acérrimas seguidoras, o a él mismo (*).
Pasado este mes en el que, ciertamente, las visitas de América disminuyeron, considero que quien aún mantiene interés por lo que publico ya no es producto sólo de aquélla incursión, sino que por mí mismo suscito su curiosidad. En este tiempo mi comentarista más prolífico ha sido Lágrimas Negras y ahora me dirijo a él:
Espero que vuelvas. Supongo que buscando en internet podría encontrar respuestas a lo que pretendo, pero como en el acoso me sentí próximo a ti, me atrevo a sugerirte que nos constestes unas cuestiones sobre la vida cotidiana de Cuba. Ahora, lejos del barullo, es para satisfacer mi propia curiosidad y ofrecerla a los míos. Si tienes tiempo y te apetece aquí van unas sugerencias:
1 ¿Cuánto dura el servicio militar?¿ Las mujeres hacen algún tipo de servicio de este tipo?
2 ¿Puede un cubano permitirse por su cumpleaños o por haber terminado el curso con buenas notas, regalar a su hijo una bicicleta china?. Aquí en España con la décima parte de un sueldo corriente, que es de 1000 euros mensuales,  se puede adquirir una nueva en cualquier gran superficie. ¿Cuánto supondría esto para su economía?
3 ¿Cuantos periódicos diferentes hay en Cuba?. ¿Hay prensa local? ¿Cómo se entera la gente de lo que pasa?
4 En Cuba da la sensación de que la música es muy importante para la gente. ¿Cómo se hacen los músicos con instrumentos caros como guitarras eléctricas y amplificadores, saxofones, trompetas, baterías, violoncellos, pianos...? Si se los presta el estado ¿existe algún control ideológico o es sólo por criterios objetivos de capacidad musical?.
Digo esto porque existen conocidos exilados musicales como Gonzalo Rabalcaba, Arturo Sandoval, Paquito de Rivera que parece que terminaron siendo "gusanos" como tú y como yo.

(*) Yo no le voy a molestar más allí, ni pretendo hacerlo aquí, pero considero -porque ahora miro más su blog por ver si salgo-, que el Segunda Cita no nos debería entretener a nuestro Silvio compositor y cantante. Creo, por todas las veces que entra, que es adicto a la adulación cibernética, como estuvo enganchado a la nicotina (yo le vi fumar en Salamanca) No sé si la nicotina le ayudó a crear su obra, pero esas compañías estoy seguro de que no aportan nada útil: "qué bueno eres y cuánto te queremos, y además nos contestas"

martes, 18 de enero de 2011

Un romance.

Me gusta mucho la música, me gusta la literatura y sólo hace tres años que me compré un paquete de cinco discos de Concha Piquer. Esta historia tan redonda tan española, tan tanguera, tan rural... lo que prefiero es la parte del fandango, por el acompañamiento. Quiero compartirla.



LA VENTERA DE ARACENA


Subiendo a las pedanías
Caminito de Aracena
Hay una venta que sirve
Una mocita morena.

Y riñen los arrieros
Porque la niña es muy loca
Y se matan los valientes
Por los besos de su boca

A tós hace caso
La alegre ventera
A tós les promete
Su firme querer

Y tós han besao
Su boca hechicera
Más nadie ha lograo
Su amor de mujer

Y cuando alguno le entona
Algún cantar atrevíío
Referente a su persona
Ella con tono bravíío
Este fandango pregona:

Se espantan de mis pecaos.
Toíto er mundo me condenaaa

Y de mis pecaos se espantan

Más pecó la Madalenaaa
Y luego la hicieron santa
Cuando vieron que era buenaaa


Llegó hasta la venta un día
un serrano de Aracena
“a dominarte tu orgullo
y unirte a mi con cadenas

pa que vivas a mi vera
como esclava y soberana”
se bebió un vaso de vino
y llegóse a la serrana

oyendo la frase
del mozo arrogante
rendida y sumisa
con él se marchó

y al cabo del tiempo
desdeña a su amante,
de nuevo a la venta
sin él se volvió

y el mozo que la quería
al ver su carne morena
atormentao por la pena
este fandango mentía:

ahhy la cristiana
recuerdo mujer
lo que tú habías hecho conmigooo
que no lo hace ninguna mujer cristiana
El día que tú te llegues a morir
Tienen que velarte todas las campanas
Y no van a querer doblar por ti.

sábado, 15 de enero de 2011

El incendio de 1/3 del Barranco de las Cinco Villas.

Fue el 28 de julio de 2009




Una tragedia sólo comparable a la Guerra Civil que sufrió este valle. Y no tengo más palabras.

jueves, 13 de enero de 2011

EL MOMENTO MÁS HISTÓRICO QUE HE VIVIDO

Once de septiembre de 2001. Las Torres Gemelas, el Pentágono. Pronto cumpliremos diez años. Fueron azares muy bien trenzados para que aquel golpe saliera tan espectacular como se reveló; además, directamente a nuestros ojos.
Porque los terroristas consiguieron casi un pleno: tres de cuatro. No tengo duda de que con cuatro intentos trataban de asegurar el impacto. Seguro que los estrategas de aquello se hubieran conformado con uno. Porque uno sólo ya era demasiado: un salto cualitativo.
Lo que no cabe duda es que nadie en la historia logró más con menos. Entrenar y pagar a 20 hombres para que se inmolaran científicamente. Una terrible ciencia del propagandismo del terror que inaugurará todos lo manuales que se escriban de terrorismo y contraterrorismo. 
Veinte hombres. Es posible que los grandes conquistadores españoles como Pizarro o Cortés tuvieran una determinación similar, pero su repercusión, aunque bien confirmada por su duración en los siglos, no llega a la que alcanzaron estos “veinte de la fama” que, por cierto, yo ya he olvidado, como ha olvidado la historia los nombres de los audaces secuaces que acompañaron a aquellos sanguinarios extremeños, porque estos veinte para la humanidad en general, sólo se llaman Mohamed Atta. Y tienen esa misma cara. No hace falta que cuelgue su foto. Estoy seguro de que le estáis viendo ahora.
Cabe decir que el mundo es muy distinto a causa de aquella hora de ejecuciones. Otra cosa que creo es que, si volviera a suceder algo así, el gobierno norteamericano no permitiría que las televisiones organizaran inocentemente otra superproducción cinematográfica al servicio del terror.
También se creó el mito Atta. La juventud árabe no tiene ídolos deportivos de la talla de  Michael Phelps, o Usain Bolt, Rafa Nadal o Michael Jordan.
Recuerdo la radio de aquella mañana.  Se anunciaba el retorno del baloncestista más genial de todos los tiempos. Era histórico: Jordan volvía por tercera vez. Pero eso no tiene mérito histórico, ¿qué es meter una pelota en un aro, dar brazadas, raquetazos o correr…? Nada, comparado con matar, un puro entretenimiento que amplifica la televisión. Si no existiera la televisión no comprenderíamos el mérito de estos atletas.
La televisión; recuerdo que yo no la estaba viendo el 11 de septiembre. Me sorprendió la radio. Noticias confusas; recordé lo que dicen que ocurrió con la interpretación de “la guerra de los mundos” que hizo Orson Welles. Corrimos a ver la tele. Y no sólo eso; teníamos la necesidad de cambiar de canal, para que la comprobación de la unicidad mediática, nos quitara la idea de que podíamos estar ante un fraude estético o publicitario más.
Sucedía; estaba sucediendo, aunque habrá miles de personas que aún crean que “eso” no sucedió. Que nos engañan. Sinceramente creo que no me engaño, las torres gemelas existieron y dos aviones chocaron contra ellas deliberadamente, con menos de una hora de diferencia y a consecuencia de ello terminaron derrumbándose. Y también creo los autores no fueron ni la CIA, ni una venganza de chilenos por aquel otro 11-S, ni ultraderechistas. Fueron los de la “guerra santa”: nadie puede poner tanta carne en el asador.
El segundo avión fue más efectivo, más espectacular; ya miles de videos y televisiones estaban enfocando a la noticia. Esos dos segundos son, seguro, la imagen del siglo.
Seguramente a su  piloto, (siento no recordar su nombre, pero la épica sólo ama a los protagonistas), le sorprendió que el avión que conducía Mohamed Atta no hubiera derribado la torre, probablemente ese piloto asesino se suicidó con la, -para él negativa-, impresión de que las torres iban a aguantar y seguramente esa rabia hizo que se  empleara con más furia intentando acertar más abajo. Seguramente eso hizo que su golpe fuera más dañino: su torre gemela  cayó primero. Con el derrumbe de esta primera torre nosotros apagamos la televisión. Mi pequeña familia tenía como la necesidad de refugiarse, de agruparse a otra familia mayor para soportar juntos la impresión del cataclismo. La otra torre terminó cayendo y varias más en cascada a la sombra del humo de un incendio que duró varios días. No estoy seguro de  si la primera torre hubiera caído de no existir aquel segundo impacto rabioso.

La vida cotidiana ha cambiado; en los aeropuertos la gente pierde miles de horas y miles de millones –porque al final lo paga la gente- para evitar que aquello vuelva a suceder, cuando todos sabemos que es irrepetible. Aunque ningún gobierno se puede permitir el lujo de que alguien pueda intentar algo parecido.
Han cambiado muchos gobiernos, no sólo en Irak o Afganistán, también en otros países, pero yo  me centraré en España que conozco bien, pues es mi país.
Recordemos que en el año 2000 la derecha de José María Aznar se revalida consiguiendo mayoría absoluta. La división y el fracaso de los dos líderes interpuestos en cuatro años le hicieron representar al socialismo español el humillante papelón de ser vencido en toda regla por un altivo y mediocre estadista, (pero que se hubiera prolongado hasta nuestros días en el poder de no haber sido por aquel once de septiembre, al implicarse en sus consecuencias). España iba bien, la burbuja inmobiliaria estaba muy lejos de llegar a su techo. Dos negocios nuevos: los teléfonos móviles e Internet estaban dando trabajo a mucha gente. La industria de la música aún aportaba bastante empleo e impuestos indirectos.
Pero Aznar se solidarizó con Bush entrando en una guerra contra una entelequia: las armas de destrucción masiva. Aquel impresentable seguidismo, enfrentándose a la mayoría de la población española, no sólo le restó popularidad;  hizo que fuéramos el objetivo idóneo del terrorismo yihadista.  Así nos dieron un tajo en nuestra tensión entre el gobernante y los gobernados. Primero lo hicieron en Casablanca y después en los trenes de Madrid. Por cierto, ahora en España entrar a un tren es mucho complicado y caro que antes del 11 de marzo. Unos terroristas menos épicos organizaron una réplica del primer 11. Sólo se suicidaron, días después, al verse rodeados por la policía. La sangre de las víctimas y la torpeza de los portavoces de Aznar seguramente terminaron de movilizar todos los votos de izquierda que permanecieran adormecidos.

La derecha española perdió ocho años y  puede que vuelva porque al gobierno socialista le ha estallado la crisis internacional y, sobre todo, la crisis inmobiliaria más tremenda de occidente. Esto puede que no sea otra historia porque la crisis, hay que recordarlo, empezó en Estados Unidos, hipotecas basura, Leaman Broders, el sistema bancario, la General Motors … aunque a mí no se me va de la cabeza de que hubiera podido sostenerse si no es por el gran sumidero de recursos empleados en las consiguientes guerras de Irak y Afganistán. La realidad de ese expolio bélico no pudo dejar de afectar a los cimientos de su economía.

Por cambiar, es que ha cambiado hasta el terrorismo occidental; se ha visto que no aterroriza, que es de juguete, que el agravio a esos nacionalismos europeos del IRA o ETA o no genera la fuerza destructiva que posee la juventud yihadista. Los primeros desistieron; los segundos, afortunadamente, languidecen.

Preocupémonos por la juventud árabe, o musulmana. Hoy hay estallado en Túnez. Esa juventud sometida a regímenes antidemocráticos, tutelados por sus propios valores medievales, teocráticos, que satanizan las pornografías y vanidades occidentales. Frente a esa proliferación de banalidades, están sus valores eternos, que ahora son triunfadores gracias a Mohamed Atta, un joven ingeniero. Es difícil encontrar argumentos contra el agravio de esos jóvenes: nosotros nos movemos con su petróleo y somos ricos, y ellos que se sienten nación oprimida  y ven que su recurso sostiene nuestra opulencia y no la suya.
Y luego está el conflicto palestino-israelí.
Hace dos veranos estuve paseando durante dos horas con un maduro profesor marroquí, contemplando la hermosa y plural ciudad de Barcelona. Nos acordábamos de lo que nos une: Said Aouita, Nuredim Morcelli, Hixam el Gerruj, Zinedine Zidane…   y tácitamente abominábamos del integrismo; practicábamos la interculturalidad y el respeto. Dos seres racionales y cultos en la ribera norte del Mediterráneo. Todo discurría bien hasta que yo me atreví a tocar el tema de la juventud árabe: terminamos empantanados en Israel. ¿Cómo desactivar eso? ¿Qué ofrecemos a cambio?. ¿Tienen derecho a un orgullo diferente al orgullo clandestino de ser del equipo de Mohamed Atta?
Yo no tengo respuestas, pero hay que buscarlas para enderezar este siglo en el que la historia volvió a renacer. En el que la economía real ve desplomarse un tinglado de especulaciones que alimentaban una falsa opulencia. Habremos de volver atrás y muchos de los que vivían de la nada, serán reconquistados por ella.
Ahora que se acerca el décimo aniversario me parece que aquella horrible masacre fue también el primer golpe que estremeció la clave de la cúpula de aquel capitalismo triunfante de a fines del siglo XX.

miércoles, 12 de enero de 2011

La segunda muerte de Farruquillo

Hace cuatro años, yo descubría andando los parajes de este Barranco de las Cinco Villas, y escribí lo que sigue:

Todos los términos municipales tienen un sitio en sus confines, casi perdido, que es la referencia local de la lejanía. El término nacional más famoso son los cerros de Úbeda; recientemente, de modo sacrílego, ha hecho fortuna “donde Cristo perdió el mechero” aunque lo más extendido en España verdaderamente es “el quinto pino”.
Mucho más allá del quinto pino, todavía bastante  más arriba del 5.000 pino, está el término de lejanía de la Villa de Mombeltrán que es “donde enterraron a Farruquillo”.
Allá a lo alto, en un monte verdaderamente “empinado” surcado por un laberinto de trochas, cortafuegos, pistas y caminos, se puede encontrar, si uno va acompañado de quien se lo enseñe, -aún no está incluido en las referencias de los GPS- la cruz de Farruquillo, que está a la vera de un camino, cerca del hoyo de teas donde no lo enterraron, -como dice el dicho- sino que le cubrieron con chaparros y escobas. Además, allí se quedó abullando su perrillo, que no se retiró hasta que le tocó hacer comitiva fúnebre siguiendo a la mula de Tomás Blázquez, que fue la que hubo de bajar del monte aquella triste carga.
No busque nadie en el Registro Civil a un “Francisco”, porque este no era el nombre del que se derivó este Farruco como mandarían los cánones. Tampoco se llamaba así su padre, Carlos. Tenemos que suponer que así se llamaría un abuelo o algún tío a quien se pareciera.
El verdadero nombre que  recuerdan las marcas hechas con hacha en la corteza de un pino es Justo Sánchez Gómez, nacido el 12 de mayo de 1914, y fallecido el 3 de mayo de 1940 a consecuencia de lesiones traumáticas producidas por un azolijo que llevaba un mal perdedor de dados, natural de Villarejo, quien, al decir del Señor Juan González (95 años), pasó demasiado poco tiempo en la cárcel, aunque si fue poco o mucho, más bien se lo tendríamos que preguntar al homicida, porque cada cual sabe lo que pesa su cruz cuando la lleva; y a este respecto tengo que recordar que a un amigo mío casi le rompe otro los morros, cuando inocentemente le espetó: “qué corta se me ha hecho tu mili”.
Pero no perdamos a Farruquillo, un hombre de talle ligero y algo atrasadillo. Según consta en su acta de defunción tenía de profesión pastor, aunque por aquellas alturas más bien debería andar de cabrero.
Quien le iba a decir después de pasar la mala vaina de gastarse los miedos en la guerra civil, los cuatro últimos años de su vida, que terminaría siendo matado por la inocente porfía de si unos dados estaban de canto o planos. Si valía o no la tirada, del pobre cabrero tirado en aquel hoyo  no queda más rastro que el orgullo de ser una parte del término municipal que ya no se llamó más Barrera del Tomillar; y una cruz tallada en la base de un pino, ya bien crecido.
 (-Según me han contado-, porque ayer tarde, por más vueltas que di, no fui capaz de encontrarla y terminé perdiéndome “allá por donde enterraron a Farruquillo”).       

Pocos días y algunos kilómetros después, encontré el pino. Esa tarde también aprendí que las señales hechas en un árbol no lo acompañan en altura.
La segunda muerte de Farruquillo se produjo el 28 de julio de 2009: un pavoroso incendio intencionado quemó todos los árboles que ven y muchísimos más, quizá centenares de miles. Aun hoy están sacando del monte camiones de madera quemada.
Desaparecida la señal, despareció el sobrenombre del paraje, y desapareció la pregunta que suscitaba la cruz, y yo no quiero que por culpa de los criminales que quemaron el monte, desaparezca el recuerdo de aquel crimen  más modesto, más personal y hasta más comprensible que incendiar un monte.

martes, 11 de enero de 2011

Gracias a Carlos Montero

Seguro que, en los años 80, muchos españoles conocimos el tango gracias a Carlos Montero; poseedor de la doble nacionalidad española y argentina, tenía la clave para llegarnos. Por un lado, castellanizó de manera rotunda su dicción, tanto que le contrataban las escuelas de idiomas de Alemania o Francia por lo clarito que se le entiende. Por otro lado, se nos presentó en el formato de cantautor. Su voz barbada y una guitarra de ocho cuerdas, para ser más esencial, además ahorrándose un contrabajista. Su guitarra es cristalina, sin bulla, con una depuradísima técnica clásica.
Y por último, exhibiendo un concepto didáctico del recital. He tenido la fortuna de verle tres veces. Y de hablar con él otras tantas. Soy un pesado, ya me conocéis. Tengo hasta fotos con él. Disfrutadlo.
http://www.youtube.com/watch?v=Z23t1eIpO6g
un artículo de deliciosa literatura sobre Carlos Montero
http://musicasabiertas.blogspot.com/2010/09/carlos-montero-melodias-de-arrabal-s-m.html

Y entré en el tango. En un cuaderno anotaba las letras de  Gardel, Discépolo, Eladia Blázquez, Homero Manzi… Accedí al Gran Carlos “el mudo”, inigualable por los siglos de los siglos; y a grandes cantoras como Libertad Lamarque, Amelita Baltar, Adriana Varela…
Recuerdo con intensidad la tarde que escuché una cinta de Susana Rinaldi cantando esta canción al final de un concierto que daba en París.
Probablemente ha salvado muchas vidas:

A pesar de todo (Eladia Blázquez)

A pesar de todo, me trae cada día
la loca esperanza, la absurda alegría.
A pesar de todo, de todas las cosas,
me brota la vida, me crecen las rosas.
A pesar de todo me llueven luceros,
invento un idioma diciendo... “te quiero”.
Un sueño me acuna, y yo me acomodo
mi almohada de luna, a pesar de todo...
A pesar de todo, la vida que es dura,
también es milagro, también aventura.
A pesar de todo irás adelante.
¡La fe en el camino será tu constante!
A pesar de todo, dejándola abierta,
verás que se cuela el sol por tu puerta.
No hay mejor motivo, si encuentras el modo,
de sentirte vivo... ¡A pesar de todo!
A pesar de todo estoy aquí puesta,
los pájaros sueltos, el alma de fiesta.
A pesar de todo me besa tu risa,
y el duende, y el ángel del vino y la brisa.
A pesar de todo, el pan y la casa,
los chicos que crecen jugando en la plaza...
A pesar de todo, la vida ¡qué hermosa!
siempre y sobre todo, de todas las cosas


Después de transcribir esta letra tan esperanzadora  supe que murió Maria Elena Walsh, autora de muchas canciones que cantaban las cantoras aledañas al tango.
La mejor: Mercedes Sosa. Escuchadla también.

http://www.youtube.com/watch?v=h0QFkpUhBFo&feature=fvw

viernes, 7 de enero de 2011

Peligrosamente enganchado a las audiencias.

Este año 2010, me ha descubierto un amigo, que los señores blogspot googlez, ponen a mi disposición como usuario las estadísticas de visitas de este lugar. Es un ombliguismo que desconocía y quizá más vale que no me hubieran descubierto, porque el miércoles, y hoy, nada más llegar me he precipitado en ello, y no sólo “nada más llegar”, sino cada vez que tengo un minuto para entrar. Ya había descubierto como acceder directamente a los comentarios, que era lo primero que hacía, pero ahora miro antes las estadísticas. Para quienes no lo conozcan, aparece un gráfico, con los picos y las horas de visita, también las entradas más visitadas en la semana, en el mes, en todo el tiempo.
Sucede que, como ya dijeron  algunos, yo no era nadie y ahora tengo una audiencia. Lo que más me gusta es que también me indican con diversos tonos de verde el origen de mis visitantes. España es lo más verde. También tengo seguidores en Estados Unidos, Gran Bretaña, Méjico, Cuba, Nicaragua, Panamá, Colombia, Chile y Argentina.

Yo no quería especializarme en lo cubano, pero ahí está el grueso de mi audiencia. Y eso me va a condicionar, lo sospecho. Creo que no voy a dedicarme a varear el olivar que tanta aceituna me ha dado (aprovecho para decir que en mi Barranco de las 5 villas andan ahora en la recolección de olivas). Quiero comprometerme a no invadir más la “propiedad privada” de Silvio, donde, como sabéis, no se me censuró.
Pero uno se hace dependiente de las audiencias y sin proponérmelo, las estadísticas, me animarán a escribir sobre temas cubanos. Espero que mi adicción no me haga entrar de nuevo con el inconsciente fin de superar un probable síndrome de abstinencia. (Esos “picos” que me animan, me hacen recordar que hace 20 años llamaban picos a las inyecciones de heroína.)  Para que veáis que no  me da miedo citaré a Cervantes a ver si me aplico el cuento:
Llaneza muchacho no te encumbres, que toda afectación es mala.

Pero me reservo el derecho a escribir aquí lo que me dé la gana.

Entretanto haré otra reseña literaria. Para desengrasar, he leído recientemente un libro de viajes, del periodista Manu Leguineche sobre Australia, El país de Oz, se titula. Es un libro amigable, que se lee de un tirón: 284 páginas que han volado entre mis dedos. Por supuesto, me entraron ganas de visitar aquel país-continente; aunque es improbable que lo haga, aún no he montado en avión y no veo cercano el hacerlo.
En El País de Oz  también hay citas, muchas citas, pero se agradecen, son variopintas, campechanas.
Este periodista es un reportero célebre que se ha retirado a escribir a la Alcarria, en Brihuega (Guadalajara) (por cierto, el único sitio donde los republicanos ganaron una batalla a los nacionales; y fue por la prepotencia de los italianos, que desencadenaron un ataque sin medios suficientes)
Manu Leguineche es muy famoso, y por este motivo pensé que no sería tan buen escritor, ni tan sabio, ni que me cayera tan bien. Además es campeón de mus, como yo.
Lo recomiendo.


Posdata: Leguineche dedica un capítulo al australiano más poderoso, Rupert Murdoch. “Grosso modo” el  “modus operandi” de este magnate es hacer lo que sea por las audiencias. Le compara con Hearst el que inspiró Ciudadano Kane, (quien, por cierto, provocó la intervención estadounidense en la independencia cubana). Seguro que si estuviera en mi caso, Murdoch buscaría como provocar entrando nuevamente a varear en aquel olivar.

miércoles, 5 de enero de 2011

Una reseña literaria.

He leído “La consagración de la primaVera” de Alejo Carpentier.
El título lo reescribo así porque su protagonista principal, la “buena”, se llama Vera y es una rusa que ha sufrido y huido sin saber por qué (su padre era comerciante y escapa a Londres de la revolución soviética).
Después de participar en la famosa compañía de ballet de Diaguilev, con estrépito de éxitos y ruinas, Vera se enamora de un hispanista francés que coincide que es comunista, aunque nunca hablan de política (ella tiene en el alma  la amargura de lo perdido y la morriña rusa; tampoco quiere saber nada de revoluciones). Este hombre, Jean Claude, termina luchando y muriendo en la guerra de España, adonde acude la protagonista en la primera página, a verle en un hospital. Aquí encuentra a dos cubanos: un trompetista -que reaparecerá al final-, y un estudiante, Enrique que, muerto Jean Claude, terminará llevándose a Vera a Cuba.
Él se convierte en arquitecto, a sabiendas de que tendrá que planear mansiones para los burgueses, y también en narrador en primera persona de la novela, como ya era Vera. Sucede una particularidad interesante: que no narran la historia en el mismo tiempo. Entonces el lector se va enterando de cosas por Vera que luego redondea Enrique, y ocurre un giro dramático que no destriparé.
Se produce el golpe de estado del sargento Batista.
En Cuba, Vera se ha enfrascado en un quijotesco empeño: representar la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, famosísima pieza de ballet cuyo estreno en París, es el escándalo más sonado de la historia de la música.
La protagonista, que conoce varias escuelas de ballet clásico, interpreta que una música como la de la Consagración de la Primavera, tan dura, tan rítmica, tan esquemática y que tiene un argumento de primitivismo y sacrificios tribales, debería ser bailada por bailarines cubanos, con una fuerza de danza pura, no contaminada  por los vicios y encorsetamiento del ballet tradicional (que es la decantación de  movimientos muy elegantes e ingrávidos, muy afrancesados).
Vera se propone hacer una versión más telúrica, más brutal (estoy harto de oír este adjetivo pero no he encontrado otro más apropiado) ya que el haberlo orientado  a la manera del ballet clásico  ha traído como consecuencia que la obra nunca haya triunfado en los escenarios tal como fue concebida: danza.
Para ello, Vera debe formar una escuela en La Habana que conjugue la carpintería clásica  con la madera racial que aportarán los bailarines cubanos. A esta escuela irán, por estética burguesa, jovencitas de la clase alta y también jóvenes negros. Vera está con las tribulaciones propias de todo creador, teniendo como icono permanente una zapatilla de ballet firmada por la gran diva rusa Ana Pávlova.
Entre estas tribulaciones, (quiere estrenar en Nueva York, pero las autoridades norteamericanas no les dan visa, luego consigue apalabrar un estreno en París, porque esta completamente segura que el ambiente de la Habana no tolerará estrenar una obra tan vanguardista y menos bailando negros con blancas) no se entera de lo que hace su marido que está apoyando las conspiraciones que llevarán a la revolución cubana. Ni tampoco del ambiente peligroso en el que se mueve siendo rusa y el hecho de estar permitiendo esta mezcla racial.
Ya no destriparé más de la historia de Vera y Enrique.
De fondo se narra el asalto al Cuartel Moncada por Fidel Castro, la revolución cubana, y ya, dentro de la historia de la pareja, el intento de invasión de Bahía Cochinos o Playa Girón. Al final, Vera, que ha padecido dos revoluciones la rusa y la de la España Republicana en guerra, parece que asume por fin que no puede sustraerse a la historia del siglo XX.
(Tengamos en cuenta que Alejo Carpentier murió casi una década antes de la caída del Muro)

Está, como obra de un escritor hispanoamericano de los grandes, muy bien escrita. Tiene excesivas referencias a la música clásica, pero a mí, que me considero bastante conocedor, me han resultado digeribles -aunque no creo que lo sean para todo el mundo-, y a la literatura clásica. Estoy seguro de que Alejo Carpentier es también muy amante de los clásicos españoles. La obra, en sus primeras tres cuartas partes, no es nada panfletaria. Está escrita en 1978 y se pueden atisbar críticas a la revolución rusa. Pero al final de la novela, Fidel Castro como planificador del asalto al Cuartel Moncada y los rebeldes de Sierra Maestra como organización resultan impecables, sublimes, y hasta hay un poco de épica en la batalla de Bahía Cochinos.

Para mí le sobran, por lo menos, 76  de las 576 páginas, y es por la erudición no solicitada.

No sé si esto interesa a alguien, pero yo, de cualquier modo, la recomiendo.

Posdata. En estos días he estado viendo detenidamente todo lo que en el blog "segunda cita" se eccribió sobre mí.
Antres una aclaración a los no iniciados: en Cuba a los que se oponen al régimen los llaman "gusanos". Es algo que sabía y no daba importancia, hasta que me lo han llamado. Me parece que la palabra es mucho más denigrante que la que daban los franquistas a sus opositores; "rojos".
Mucha gente, ayer, hoy y para siempre, se considera y se autodefine con orgullo de "rojo". Yo no creo que me considere nunca un gusano, ni que nadie lo haga aunque no tengo contacto con "gusanos" que vivan en Cuba. Como no soy un gusano, no tengo intención de hurgar en el cadáver de Fidel Castro. De cualquier modo, si ser gusano es no estar de acuerdo con los acosos que la libertad sufre Cuba, y que creo que ya hace varias décadas debieron hacer elecciones libres en aquel país, me enorgullece que esos intransigentes me tilden de gusano.

martes, 4 de enero de 2011

Voy a apostar a agorero

Dan miedo.
Corea del Norte y los mercados. Y el nudo gordiano de los bienestares pasados que hacen peorestares a los malestares presentes. La desesperación lleva al nihilismo. La gente tiene ganas de que pase algo.
Temo una guerra importante.
Yo siempre he pensado que dar un tajo en el nudo gordiano es el fascismo. Parece que a Alejandro, a quien imagino como un tipo escultural, le funcionó ante a los débiles sabios asíaticos. Frente a lo ingenioso de desenredar y reutilizar, la destrucción.  El fascismo funciona: Alejandro sin hacer rompecabezas llegó hasta la India. Es una respuesta muy masculina- aunque dicen que él era homosexual- y los hombres aún gobiernan el mundo.

Para desenredar hay que retroceder. Desenredar, limpiar, ordenar, planchar es algo femenino. Retroceder ahora significa decir que debíamos vivir un 15% peor de lo que estábamos viviendo.
Es más fácil buscar un enemigo y dar un tajo. Es más fácil destruir para reconstruir.
A la economía de Estados Unidos y de Europa podría convenirles una guerra abierta entre las coreas.
Antes con las armas nucleares teníamos miedo de la destrucción total; nos dijo Einstein que la cuarta guerra mundial sería con palos o piedras. Ahora no tenemos ese miedo, es una desventaja ser tan valientes.
Corea del Sur es una gran potencia económica y tecnológica, pero prescindible para la economía mundial. Una parte de China  y Japón también. Eso es lo que está en juego. Producir lo que produce Corea del Sur y atascar un tanto a China y Japón aliviaría los excedentes mundiales. Sería bueno para Norteamérica, Europa, Brasil. La explosión de la olla a presión asiática aliviaría al resto del mundo industrial.

Corea del Norte tiene hambre. Es insostenible, gasta descaradamente casi toda su mantequilla en cañones. Sus dirigentes, una monarquía estalinista, no pueden tener sujeto por mucho más tiempo a un pueblo hambriento,  y tenso. Están provocando.  No pueden aliviarse soltando disidentes periódicamente, como ha hecho Cuba. La guerra que llevan preparando tantos años es su única salida.
La rica Corea del Sur sería machacada por la más –dicen- poderosa artillería que existe en el mundo, la de la pobre Corea del Norte, que parece imposible -también dicen- neutralizar ni con misiles antimisiles, ni con satélites.
Es decir, los coreanos del Sur y del Norte podrían pagar el pato de la reactivación económica occidental.
Sólo hace falta una provocación suficiente.