El humor, que permeó en el habla popular, ha despreciado tradicionalmente a lo femenino y eso en 2024 permanece. Me parece una soberana estupidez cambiar la lengua y hacerla inclusiva: el "todos y todas" o peor aún, el "todes", y sin embargo no parar los pies cuando alguien dice "estás de coña", o eso es una coña; no digamos más cuando algo es un "coñazo".
No tengo coño así que no me siento concernido, aunque salí de un coño y eso fue muy importante, (a pesar de las dimensiones de mi cabeza no tuvieron que hacer cesárea a mi madre).
Siempre me desvío, pero continúo: marica era un insulto, mariconada es algo sin valor, deleznable despreciable, sin fuerza, y se emplea el nombre más típico de la mujer española: María.
No solo eso, las marías son las asignaturas facilonas que todo el mundo aprueba y a nadie preocupan.
Constantemente se exhorta a echarle huevos al asunto, o tenerlos bien puestos, como algo gallardo, viril, valiente. Estupendo.
Últimamente se oye también lo de estar acojonada, como una asunción sexual que yo nunca haría, ni atribuirme tetas salientes, ni ovarios, pero algunas mujeres sí lo hacen con los atributos masculinos, también dicen "putada" "hijos de puta" incluso "de puta madre" expresión incomprensible donde las haya.
La sociedad no va por ahí, aunque sería recomendable que la gente fuera abandonando esas concepciones despreciativas hacia lo femenino y meliorativas hacia lo masculino. El año que viene nos acercaremos al cuarto del siglo XXI. Es cuestión de que todos nos lo fuéramos proponiendo hasta desterrarlo.
Yo no lo veré (o escucharé) en lo que me queda de vida. Tampoco es que me importe demasiado, solo quiero manifestar que soy consciente y expandir modestamente esta denuncia.