viernes, 31 de marzo de 2017

NORA 1959, UNA OBRA TUPIDA DE ACIERTOS.


Ayer tarde viajé a Salamanca para ver la obra de teatro Nora 1959. En el coche llevabámos encendida a la cantante-declamadora argentina Amelita Baltar, cuya inmensa variedad de matices interpretativos se antoja insuperable -lo son  los textos de Horacio Ferrer y la música de Piazzolla-; la verdad es que cuando uno está bajo la influencia de una obra de arte le suele parecer incomparable: lo mejor y más acabado, así uno la disfruta más.

Llegamos al Teatro Juan del Encina y vimos una escenografía muy cuidada, muebles de época muy bien escogidos y un hermoso piano vertical delante de unas enormes letras luminosas, que recuerdan a  una terraza sobre un edificio de la radio, de la película Días de Radio de Woody Allen. El perfume radiofónico ayuda mucho. Hermoso ambiente el que proporcionaba en sus tiempos este invento; en los nuestros todo será tan anodino como un smart phone con sus auriculares, y esos videos virales, que caducan a los dos días.

La obra de ayer empezó garbosa, cantando y bailando música  española cincuentera (aún no me he librado del runrún de Mairquilla Bonita). Me permito parafrasear de mala manera a Cervantes “donde se hace música y se baila no puede salir  un espectáculo malo”. Desde los primeros segundo me di cuenta de que había visto en ese mismo escenario a un actor muy característico: leo en el programa que se llama Rennier Piñero, no sé si es de origen peruano, pero tiene el timbre de voz y la musicalidad en el habla de Vargas Llosa, me trae tanto la presencia del literato que este joven no  debiera perder la ocasión de ir al casting correspondiente en caso de que algún día se filme alguna biografía del escritor.
No era solo él. Era todo el grupo, que se llama Lazonakubik, los habíamos visto: tienen querencia acentuadísima por hacer obras “de tesis” muy reivindicativas contra el machismo. Les sobran las razones, pero espero que la razón de esta reiteración del no sea buscar subvenciones públicas (institutos de la mujer y organismos así). Lo importante es que el favor del público, y la complicidad, los tienen; y con esta obra mucho más que con la anterior.
Nora, que es más bien una tragedia, se hace muy divertida. Desde el principio busca la complicidad con el público: “contrataron” una portera que dio mucho juego contabilizado en risas y guiños. También, en un número musical nos mandaron hacer a todos de maracas, estupendo hallazgo. Estupendos recursos.
La música era en directo, con un buen pianista que también tocó la guitarra. Jugaron mucho a la radio con las voces e inflexiones de aquellos años  y el característico micrófono. La luz, la coreografía, el vestuario el aprovechamiento del escenario, todas las alternativas fueron sobresalientes y no importaba que la obra fuera de ostentoso mensaje.
Quiero llamar la atención hacia estos actores de ahora, que tienen que saber y saben de todo, no solo sus registros gestuales e inflexiones de voz, sino el conocimiento musical, el baile, la fuerza física, ser actor hoy reúne muchas polivalencias cuasirrenacentistas. Compensa, desde la butaca, que la gente esté tan bien preparada para sorprendernos con todo tipo de habilidades. Yo creo que trabajando tan buenos actores se logra una simbiosis interpretativa que a todos les enriquece y les vuelve a reenriquecer. (Bien se nota que me han gustado mucho más que la anterior vez que los vimos)
La obra está afinadísima, dirigidísima, y rodadísima, está tan llena de sutilezas como Amelita Baltar y es muy polifónica,  presentando cientos de detalles de inteligencia a lo largo de toda la representación. Me acuerdo de que en un momento en que el pianista está haciendo un acompañamiento, se acerca una actriz y da un puñetazo a las teclas graves. Es como un cuadro del Bosco, hay mucho que ver. Los juegos con la mirilla de la puerta, los acentos dramáticos que suponían cada vez que se tomaba un micrófono frontal. Se nota que la obra es muy querida por sus ejecutantes; cada día deben añadir nuevos detalles que la  van proporcionando todavía más colores. (Apuntaré aquí que no son  buena idea las tiras de papel que el público debe tirar en la fiesta. Que se lo digan a los servicios de limpieza. Pero no es solo eso: yo, desde la segunda fila no fui capaz de llegar. (recuerdo que la obra anterior tenían aviones de papel, también fue frustrante que no volaran en el momento).)
 En resumen, recomiendo esta producción maravillosamente orquestada, que consigue la plena complicidad del público; es un gran espectáculo teatral. Desde la segunda fila da mucho gusto ver  las caras de los actores disfrutando de los calurosos aplausos del público. Esta vez sí fue un triunfo.





lunes, 20 de marzo de 2017

SOBRE EL NACIONALISMO (2)


Realmente tiene muy poco sentido el nacionalismo en el siglo XXI. Hoy todo nos concierne, anteaayer vimos a una mujer llena de barro en Perú, emergiendo de un montón de maderos. Nos conciernen los destrozos del Estado Islámico en la arqueología mesopotámica, nos concierne el asesinato del hermanastro del sátrapa de Corea del Norte en Malasia. Nos concierne Fukushima que está de aniversario y no hay quien lo pare. Los refugiados, las hambrunas, los brotes racistas, Ucrania, La Amazonía, el Ártico... la lista es enorme.
Hoy, especialmente los jóvenes que se han movido por Europa, todos tenemos amigos internáuticos. Y, como los sentimos cerca, estamos concernidos por lo que les pasa, tratamos de entender y tratan de entendernos.
¿Es lógico que sigamos en la dinámica de estados, cada uno haciendo la guerra por su cuenta, o mirando para otro lado, diciendo "esto no me compete"?
Todo nos compete y la única salvación del mundo es actuar con unos criterios mundiales, porque no vale, por ejemplo, que unos países acuerden reducir emisiones si en otros se puede contaminar todo lo que se quiera sin límite.

El estado surge para superar el feudalismo, para crear un ejército común y no ejércitos privados, para imponer el derecho con policías y jueces.
Por mucho que hayan descubierto 7 planetas a cincuenta años luz, nuestra única casa es esta, y lo será por muchas generaciones (si somos capaces de sobrevivir como especie muchas generaciones).
Todos somos iguales o bastante parecidos: nos gusta la fiesta, comer todos los días, sonreír, el humor, la música, los animales, la paz, la comodidad... Hay matices, pero cada vez tenemos más cosas en común, y también debemos estar más dispuestos a entendernos, porque nos conocemos más.

Esta claro que como especie no deberíamos seguir creciendo, que nos paremos en ocho mil, que luchemos contra la erosión, contra las nuevas enfermedades -esos virus que serán resistentes a los antibióticos-, que luchemos en común, contra las enfermedades corrientes y contra las raras, que pongamos un fondo común para nuestra seguridad militar, alimentaria, ¿por qué no prevenimos las catástrofes, en lugar de llorar y compadecernos cuando nos las pasan por televisión?  
Muchos tenemos hijos y queremos que vivan seguros, tranquilos y felices en el mejor de los mundos posibles.
Es estúpido pensar que una corriente de miedo inducido, nos haga gastar energías en el odio, en el egoísmo, en la exclusión, domine y empuje la fraternidad universal para atrás. No es fácil ni pueden desaparecer las fronteras en un año, pero deberíamos ponernos el horizonte de que puedan desaparecer en 100 años. Debemos impulsar una razón universal que nos vaya encauzando.
Todos los hombres y mujeres debemos ser iguales, ninguno puede ser feliz deseando que los de su país sean más ricos porque logren empobrecer a otros.
Hace poco leí un libro sobre la batalla de Lepanto, en él se usaba la palabra “chusma”. Resulta que la chusma eran los remeros, aquí no tiene una connotación negativa, había buena chusma si los remeros remaban bien, a veces eran presos que cumplían condena en las galeras, como le pasó a Ben Hur, de ahí viene la connotación que conocemos.
Nadie humano debe ser chusma para los otros. Todos vamos en el mismo barco, y debería ser bien gobernado por alguien que sepa hacerlo. Así podemos remar coordinados y llegar a un buen puerto.


ESTOY POR LA CREACIÓN DE UN PARTIDO MUNDIAL, CUYO OBJETIVO SEA IR LIMANDO ASPEREZAS, CONCILIAR A LOS HABITANTES DEL MUNDO PARA EN UN LARGO PERIODO, UNIRNOS. 
El futuro solo será feliz así.

viernes, 17 de marzo de 2017

Cizaña, garrapatas, topos...

No tengo ninguna simpatía por la formación política Podemos. Quien me haya leído lo sabe. El lado populista y adanista que constantemente descubría la rueda, la pólvora, el papel, en forma de un mensaje facilón y redentor, ha encontrado ahora la horma de su zapato. El labrador no siembra la cizaña, pero ésta brota en la tierra de labor. http://politica.elpais.com/politica/2017/03/10/actualidad/1489160608_957072.html.
Una senadora de Podemos por Vitoria resulta que, ganando 5.600 euros al mes por su cargo, quería vivir en un piso social, además negándose a pagar el alquiler, de 160 al mes. Debía 22 meses, y parece que, a pesar de que podría haber pagado la deuda con poco más de medio mes de su "trabajo" dijo a los asistentes sociales que no sabían con quien estaban hablando, que era senadora.

Entonces nos enteramos todos.  Los de Podemos, al comprobar su moralidad le piden que deje su puesto de senadora. Nanay: son 5.600 euros al mes: más dietas y prebendas, y el subsidio de desempleo cuando acabe. Es algo corrosivo que le surja una garrapata así al partido hipermoral, y anticasta.

No me alegro.
Podemos fagocitó a Izquierda Unida. No sé si esta formación es viable después de este meneo que les dieron.
Pablo Iglesias quiso humillar a Pedro Sánchez y al PSOE, de una manera tan pública y evidente, cuando tenían ocasión de haber hecho un gobierno de izquierdas, que el guapo candidato no pudo aceptarlo. Podemos gravita negativamente en la actual crisis del PSOE.

La cuestión política es que con la irrupción de Podemos con sus maneras, y la cacharrería que ha preparado en la izquierda, es posible que, si ahora se celebran elecciones, vuelva a ganar el Rajoy por mayoría absoluta. Después de haber perdido casi un centenar de diputados, podría recuperarlos. Seguramente por ganar tiempo el PSOE y Ciudadanos les ayudarán para no darles un pretexto para convocar esas elecciones. con lo cual sobreviene una nueva cojera para el pie derecho del PSOE.
Podemos ha sido una cizaña que le ha salido a la izquierda.
No me alegro.

Yo no creo en las revoluciones, el mundo necesita evolucionar a un gobierno mundial que vele por los intereses del planeta, que luche contra el cambio climático reduciendo las emisiones de gases, que luche contra las guerras imponiendo una musculosa fuerza de paz, que luche contra las hambrunas y los desastres naturales, que promueva el control de la natalidad y que acabe con los paraísos fiscales que no son más que un burladero para que las grandes rentas no paguen los impuestos de los beneficios que las sociedades les generamos..

Todas esas son ideas racionales que deberían venir de partidos de izquierdas, de integración en organizaciones internacionales. No soy idiota. Me doy cuenta de que el mundo de Trump y sus trumpitos (aunque haya pinchado el holandés) no va precisamente por ahí sino a un nacionalismo defensivo e insolidario.

El problema es que toda esta voladura de la izquierda hace que el solar que deja lo ocupen estas políticas, como las reales, las prácticas. Es decir, en lugar de avanzar  a un gobierno mundial de la cordura, retrocedemos a gobiernos egoístas y suicidas para el planeta.
Yo me pregunto si toda esta desacreditación de la izquierda no surgió espontáneamente como la cizaña, o si se puede haber planificado, no solo por el célebre "divide y vencerás" sino por el entrenamiento de topos, o la siembra de garrapatas. Recordemos el caso de los diputados socialistas Tamayo y Sáez que le dieron indirectamente el gobierno a Esperanza Aguirre
Hay mucho dinero en juego. Los poderosos y megamillonarios lo son cada vez más. Con cantidades ínfimas de la fortuna de cualquiera de los de la revista Forbes se pueden corromper muchas personas, humillando a sus votantes y desacreditando la idea.

*A todos, especialmente a los que no ganamos eso ni de lejos, nos molesta que una aprovechada y oportunista "pobre" pueda estar cobrando 5.600 euros al mes más dietas. Sin embargo en la pasada mini legislatura hubo un senador del PP que, pillado en una corrupción, tampoco quería abandonar su escaño. Eso nos dolió menos ¿por qué? ahora parece que soy demagógico: puede que sea porque él era rico y no una "muerta de hambre", como la senadora de Podemos.
*Yo niego la mayor, el Senado es un invento para que vivan de él más políticos, que nos cuesta caro lo mismo para senadores ricos que para senadores pobres. Desde hace varios años yo no meto sobre en la urna del senado. Solo me sigue mi mujer, aunque todo el mundo me dice "eso es lo que había que hacer, que se enteren".

Pero no quiero distraerme con el Senado. El fondo de este artículo es decir que creo que es muy fácil corromper o directamente programar "topos" que destrocen el huerto de la izquierda y que por sus toperas se escape el agua de riego de sus votos. Y me extraña que los que tienen tanto poder no patrocinen estas jugadas.
No sé si la senadora jeta, o peor, si el propio partido Podemos, no serán en parte un diseño, un invento de malignos manipuladores con amplia visión, para socavar y defender sus pingües beneficios.
¿Tontos útiles o listos útiles? No sé si es porque ahora estoy cavando el  huerto porque me preocupan mucho la cizaña, los topos y las garrapatas.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Nacionalismo

Sentido de pertenencia a una nación. Una nación es el lugar donde se nacía, mi nación es un pueblo granítico con muchas encinas, llamado Cardeñosa.
Creo que todos antes de llegar a la adolescencia empezamos a preguntar cosas a los padres, y nos cuentan de dónde venimos,  quiénes son nuestros primos carnales y nuestros primos segundos, por qué tenemos lo que tenemos, y por qué ya no tenemos lo que teníamos.
Hay gente a quienes los padres no le cuentan todo, por ejemplo que su padre tuvo otra novia antes o, ya que no se hablan con una parte de la familia, y por eso no les incluyen. En resumen, que no te suelen contar lo malo.

Algo parecido sucederá con el nacionalismo. Yo soy español porque mis padres son españoles, porque hablo español y porque tenía un hule en la mesa con el mapa de España. Durante muchos años vi la televisión española, sentí lo que sentíamos millones de españoles, cuando en esa única televisión: el Teniente Colombo averiguaba y nos explicaba quién era el malo. Me sé todas las canciones de Había una vez un circo, vi muchos viernes el programa Un, dos, responda otra vez hasta saber si se llevaban o no el coche. Recuerdo en blanco y negro la final del Atlético de Madrid contra el Bayern de Múnich, aquel gol de falta de Luis y ese otro funesto gol de última hora. Mi padre silbaba canciones de Manolo Escobar y yo todos los años me aprendía la canción de Eurovisión.
Mi fui conformando (y esta es una palabra polisémica) con ser español, seguí amando lo que iba descubriendo aunque ya lo hacía de manera universal, aunque también me enterara de cosas que no me gustaban. Sigo siendo español porque algo tengo que ser, pero también porque es mi único idioma, me gusta atalantarme de naranjas, y de pisto, y de gazpacho, y de embutidos... En estos alimentos creo que somos una potencia mundial. Por lo menos, son más baratos que en ningún lugar de Europa.

Supongo que a otros que nacieron en otros sitios les contaron otras cosas. A los que nacieron en tiempos posteriores, que ya tienen variedad de fuentes con las que ilustrarse, es difícil contarles una historia tan unívoca como la mía.
Creo que ahora es mucho más difícil ser nacionalista. Uno desde niño se mueve por muchos lugares: una hija pequeña de una prima decía que ella era de "Eurodisney". Hasta las familias cambian de protagonistas, el sentimiento de permanencia o de pertenencia no puede ser tan acentuado como en mi generación.
Creo que solo la desesperación de unos, porque quieren pensar que los de fuera solo vienen a robarlos, y el deseo luciferino de otros, los dirigentes que se suben a ese caballo, de tener a la gente en un puño, alimentan el nacionalismo de hoy.

Pero es muy difícil que sea coherente el nacionalismo en países que tenemos los postíbulos llenos de chicas de Rusia y Rumanía, la Casa de Campo de Madrid está llena de nigerianas,  las señoras internas que cuidan a nuestros ancianos son bolivianas,  los que recogen nuestras fresas o nuestros melocotones son moros de Marruecos o negros de Senegal, que todos los teléfonos que tenemos están hechos en China, y que los futbolistas que más aplaudimos son argentinos o brasileños. Del cine no necesito explicar.

Y ahora comienza a ponerse de moda lo de tener hijos en el extranjero por gestación subrogada. ¿Cómo pueden nacer nacionalistas niños así?

martes, 7 de marzo de 2017

La muerte

El día más importante de tu existencia fue el de tu muerte.
Silvio Rodríguez "el Papalote"
El sábado se me murió un amigo. Es duro; yo no me había enfrentado con la muerte de alguien vivo que me importara tanto. Ha habido dos tíos míos, muy queridos, que me dolieron; pero ya eran viejos, la muerte les había ganado el pulso hacía muchos meses. Pero mi amigo estaba vivo; la última comunicación que había tenido con él era de tres días antes: el miércoles.
Todo normal, él parecía inmortal, aunque arrastraba su leucemia desde hacía trece años. A veces le ingresaban y le daban quimios. Había empeorado físicamente en este tiempo, cojeaba, alguna vez hasta tuvo que usar muleta, había engordado porque no podía hacer actividad física y eso le molestaba, pero lo llevaba con una resignación envidiable. 
A veces dejaba de dar señales de vida, porque mi amigo era una persona muy activa y también se comunicaba bastante conmigo. Entonces yo me asustaba, le escribía correos electrónicos como si estuviera muerto, fantaseaba con su muerte, me atosigaba de tristeza. Pero siempre reapareció con nuevas ilusiones, su ilusión era entregarse a los demás, y por ello estuvo multiplicando la prórroga de vida. Porque ahora, lamentablemente, se comprende bien que era una prórroga.
No le fue fácil sobrevivir todo este tiempo. Se refería a sus sufrimientos en pasado, sin ningunearlos, pero sin colgarse medallas de valiente y de triunfador. Daba gracias y tomaba aliento para seguir.
Consiguió compilar, escribir, editar, financiarse, un libro de nuestro pueblo. Seiscientas cuarenta y ocho páginas. Es su gran obra: Historia y Cultura de Cardeñosa . 

El sábado mi madre me llamó por teléfono "te tengo que dar una mala noticia: que se ha muerto Teodosio". Desde entonces no se me va de la cabeza, he llorado un poco, he tarareado una canción de Silvio "Historia de sillas", he hablado de él, he seguido por las redes sociales, -hoy todo se retransmite así-, las condolencias, los recuerdos, las despedidas. En general definen muy bien al amigo que yo conocí.
Se me hace raro pensar que ya no podré comentar cosas con él, (era un lector de este blog) ni ir a ver a Mayalde en su compañía. Parece que todo lo que compartíamos se quedó para siempre secuestrado, helado, polvoriento. No será igual: ha perdido el sentido adicional que le daba su vida, su sentimiento, añadido al mío; y no es cuestión de aritmética, es la amputación de un miembro.

Cuento con el olvido a mi favor; uno lo terminará por asumir: es ley de vida, aunque a mí es la primera vez que me pasa. Quizá el recuerdo no se me vaya y me sienta mellado para entregarme sin reservas a la alegría. Me viene a la cabeza una vez en una fiesta que una amiga se puso a llorar recordando a su padre, lagrímas agridulces, pensando en qué bien lo pasaría si estuviera allí.
Mirando todos los comentarios, las aleluyas, los empeños, no puedo por menos que acordarme de esa paradoja de que el día más importante de su vida fue el de su muerte. Le pasa a mucha gente: cuando mueren ese día- son de todos, qué gran pérdida, qué dolor, qué tragedia... Después viene el olvido, se olvida lo que él quería y por lo que luchó, con su obra tan alabada, la bondad que practicó, los ejemplos que dio. Y yo también le olvidaré, un poco más tarde que ellos; solo se me aparecerá en algunos momentos.

Eso es lo que más me ha molestado: hay gente que le escribía "nunca te olvidaremos", y yo pienso, ¿de verdad, pero si no quisisteis conocerle? Claro, es una frase hecha para el día más importante de su vida.

Me ofende esa frase porque quien escribe cosas así es porque ya está queriéndose comprometer de manera hueca a algo que sinceramente piensa que no cumplirá, y lanza la aleluya, porque queda bien.
¿Acaso una madre que perdiera a un hijo necesitaría decirse, en público o en privado, que nunca le olvidará? No, es algo tan real como evidente: no le olvidará, y maldita la gana que tiene de decirlo a voces o escribirlo.
Lo que pienso es en su familia; en sus familias, porque tenía dos, la natural y la de vocación; porque era miembro de una congregación religiosa. Sus familias no necesitan decir que nunca le olvidarán porque así será.

Pienso hoy en los muertos del ¿lejano? ¿remoto? terrorismo de ETA, incluso en los del 11 de marzo de hace trece años, ahora que sentimos que el terrorismo islámico se ha alejado hacia Francia o para Bélgica. A nosotros esas muertes tan trágicas nos dolieron  el día más importante de su vida que fue el de su muerte. 
Pero para sus familias están muertos todos los días, desde entonces y para siempre: todos los días sienten su hueco, ese vacío.
Eso debe ser la muerte verdadera.
A Teodosio Sánchez Sáez.

viernes, 3 de marzo de 2017

Melancolía de anhelos.


Uno no sabe cuántas  le quedan,  pero es una acentuada melancolía la que parece atraparme esta primavera. El carnaval comercial, y casi exclusivamente de sábado, que se ha vivido este pasado fin de semana, ya he dicho que me parece una degradación, una profanación de su sentido. Y es que echo de menos lo genuino, los sentimientos más auténticos,  que  en apariencia, los viví en la niñez con su pureza.
Anteayer fue miércoles de ceniza y yo, de niño, me acerqué unas pocas veces a que me hicieran en la frente la correspondiente cruz con aquel polvo ritual. Procuraba que la magia milagrosa no se me borrara en todo el día, aunque dudo que el residuo aguantara muchas horas en la frente de un niño de ocho o nueve años.
En mi niñez pueblerina, incluso nos sacaban de la escuela para llevarnos a cumplir la obligación de cristianos. Era raro entrar a la iglesia mediollena un día de diario, y eso que a mí me parece que ese día  había muchas más mujeres, no solo las beatas de todas las mañanas, y también algunos hombres; que en mi pueblo no había hombres de misa diaria. 
Llegado el momento, con las manos juntitas, uno se ponía a la cola, pensando en cómo sería el tacto de la ceniza mágica, el polvo eres y en polvo te convertirás, que no sé si el cura susurraba en latín para cada uno de los empolvables que íbamos llegando. Creo que en mis tomas de miércoles nunca tuve la curiosidad de examinar la ceniza de la frente para saber cómo la sentían las yemas de mis dedos; yo era muy observante: también llevaba a rajatabla eso de que no se podía escupir hasta dos horas después de comulgar.
Entonces creía o quería creer, anhelaba sentir algo especial: agradar a Dios, disfrutar su protección, su luz para, después de cumplido este rito, encaminarme hacia  la Semana Santa que acabaría con las campanas del sábado de gloria y la procesión del resucitado del domingo.  Siempre recuerdo la Pascua de resurrección luminosa, como que la primavera hubiera llegado, cuesta abajo hacia el verano.
Sentía la obligación de cumplir como un buen cristiano que cree y no duda. Eso es muy cómodo: es como ser un soldado: tú toma esta colina o espera en la trinchera, que así ganaremos la guerra. 
Claro, que poco después llegó la razón de la filosofía con sus legítimas dudas, y la antropología, que nos desvela los mecanismos de dominación y control social que proporcionan todas las religiones a todas las sociedades. Muchos se declaraban no practicantes,  otros agnósticos; yo enseguida me declaré ateo.
Y en el desierto de la incredulidad transitamos hacia la muerte buscando sembrarnos pequeñas ilusiones  como asidero, pero ya nunca llegamos a esa palabra mágica: anhelo.