Además de ver la arquitectura, el paseíto por la imitación fiel y después, el explayamiento y repaso por la imitación extendida, hay más salas para que uno se empape de arte prehistórico en documentales, audiovisuales y proyecciones con música, mezclando imágenes de otros sitios, para contextualizar, o para invitar a contrastar con más visiones.
En cualquier caso, nosotros exprimimos todo lo que pudimos la vuelta que dimos para regresar y, por supuesto, los 23 euros de cada entrada.
Un viaje, como una comida en un restaurante, también es dejarse llevar y saborear las propuestas que te hagan las personas o empresas en las que confiaste.













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