jueves, 31 de mayo de 2012

Mi primer bolo: 26-V-2012



Por no mentar tanto esa odiosa palabra, he omitido decir que mi coral también está en crisis. Artística, personal, de motivación, económica..., vital, en suma. Unamos el que personalmente estoy descubriendo que mi oído, mi memoria musical  y mi afinación, no dan de mí lo que esperaba; por consiguiente tenemos como resultado una doble ... (no voy a escribir más la palabreja): la colectiva, a la que yo acudía como puntal, y la individual, que sólo puede ser superada con mucho estudio por mi parte. Resulta que ayer me enteré que las dos músicas del inminente bolo que confiaba que me sabía(1), lo que hacía era la melodía de las sopranos. (Es un poco tarde a los 47 años descubrirme mi vocación de soprano y precisamente el día antes de un concierto)

Pasé una mala tarde, una regular noche y una angustiosa mañana, repasando con la guitarra unas sencillas líneas de acompañamiento, que eran las mías y que no se me quedaban en la memoria. Es lo que tiene aprenderse mal las cosas de principio: demolición, retirada de escombros y reconstrucción; doble o triple trabajo. Me prometía esta mañana que nunca más iría a un concierto así, que lo sentía por mi ilusionada hija, que lo sentía por la Coral de Béjar, pero era una cuestión de radical dignidad personal.

Pero no era un concierto, era un bolo; y nuestra coral sólo un lujo adicional que contrataban los padres de la docena de muchachos y muchachas que hacían la primera comunión en L. . Estábamos para adornar la iglesia, como las flores, los trajes de los niños, los vestidos y trajes de las madres, de los padres, hermanos, abuelas, tías y tíos; las peluquerías de ellas  y las brillantinas de ellos. Éramos un imput más.

Como tanta música que pagan los españoles, éramos un runrrún de fondo que queda bien, que proporciona una coartada para hablar, porque a muchos españoles (sépanlo mis seguidores extranjeros) les da miedo el silencio, aman la bulla porque así pueden trabar las más intranscendentes conversaciones sin quedar en evidencia por su vacuidad.

Con nuestro uniforme, (y además una flor, las mujeres) nos desplazamos todos al pueblo de L. (no estoy poniendo el nombre completo, no sea que encuentren este relato por azar cuando se busquen en google; por no  perjudicar futuros bolos). Era tarde cuando subimos a la tribuna o coro, en el fondo de la iglesia, un lugar penumbroso. Casi no nos dio tiempo a calentar, pero allí estaba nuestro providencial pianista, cuyo teclado eléctrico era insensible y por tanto incapaz de desafinarse por mucho ruido que armaran los invitados a la comunión.

Nosotros y nuestra música, y nuestra supuesta afinación de la coral de la cantata 147, nos pusimos al servicio de la entrada a misa de los paganos asistentes que charlaban naturalmente. Nadie del público miró para arriba, ni para sorprenderse, ni para congratularse  de algo tan bonito como una coral en directo que tenían aquí arriba. Poco importaba que yo perpetrara, una vez más, la mezcla de melodía de las sopranos (que me sé) con el acompañamiento de los tenores (que todavía no me he aprendido) Lo ejecuté esperando que se oyera solidario el “bulto” de mi voz, reivindicando: oíd que estamos aquí cantando para vosotros . Creo que no lastimé a la masa coral, aunque nadie, salvo los dos músicos de verdad que había allí, que eran nuestra directora Cari Argente y el pianista Samuel Maillo, pudieron discernir si aquello estaba sólo un poco o bastante desafinado.



Desde la comunión de mi hermana, allá por el año 79, (en que, por cierto, mis padres me obligaron a confesarme y comulgar la última vez en mi vida), no había vuelto a asistir a una misa de primera comunión. Ahora los niños parece que participan mucho: hubo dos rondas de micrófono, además de una ofrenda de productos simbólicos, otra procesión de velas y algún otro detalle más que ya no recuerdo. En la primera ronda pedían por sus padres, por el obispo, por el Papa, y también porque aumentaran las vocaciones religiosas, aunque a la niña que le tocó esta petición le traicionó el subconsciente y pidió por “las vacaciones” (mi hija, se solidarizó,  pues está pidiendo lo mismo ya hace un mes).

Lo de las escasas vocaciones se sabe, el cura que nos tocó es una prueba de que pocos y torpes deben ser los llamados, porque entre los escogidos hay mucho cerúmen en el oído musical. No obstante, la inconsciencia carece de vergüenza y en un arranque  sacerdotal reivindicativo de que los clérigos fueron en tiempos pretéritos los grandes mantenedores de la música, este cura se dedicó a competir con el coro y comenzó a hacer variaciones a veces atonales, otras en estilo “Be Bop”, sobre algo gregoriano de toda la vida y los de arriba le teníamos que responder con transportes de acordes del organista y redirecciones de la directora.

La misa continuó y mi tensión fue olvidada. Afortunadamente una parte de las músicas eran a una sola voz y en español. Ahí ejercité sin tasa mis viriles cuerdas acoplándolas a las del grupo con ánimo de que se me notara y a sabiendas de que no desafinaba, (pues esta vez cantaba sin ninguna duda lo de las sopranos).

No sé si abajo nos oían, la gente estaba pendiente de las pamelas, y los tules y los tacones; algunos, seguro que también de los escotes y de las piernas menos santas. La verdad es que los curas están en serio peligro de sufrir trastornos bipolares en estos días: se pasan todos los domingos del año alimentando tediosamente el espíritu a cuatro filas de viejas sordas y llega en un sábado de primavera como hoy  y se le ponen los bancos a reventar de modelitos y los contenidos que afloran de ellos, que no sabrán ni donde mirar.

Llegaron los minutos de oro en el espectáculo. Nuestra directora, que hoy he sabido que es una excelente soprano, se arrancó por el Ave María de Schubert, espectacular y afinadísima entrega que fue cubierta (no olvidemos el doble sentido en la reproducción animal que tiene esta palabra) por una miniprocesión de niños que, de pronto, empezaron a recitar eslóganes  por el micrófono. El Ave María llegó a un instrumental y me dio la impresión de que el pianista lo repitió sin que procediera, mientras duraban los mensajitos desde el altar, para  pudiéramos escuchar el final del lied sin interferencias pueriles. Yo no sabía si mirar el arte de nuestra soprano directora o hacer acopio de las imágenes costumbristas que sucedían para este blog. Diré en serio que en el rato que miré abajo me daba un poco de rabia que nadie se diera la vuelta a escuchar como desde arriba se hacía arte y cuál era la cara o la expresión de quien lo estaba haciendo. Me inclino a pensar que ante aquella melodía algunos que la escucharan estaban pensando que era una sintonía del móvil, “por cierto muy chula”, pero a ver si lo apagaban, que no se oía a los niños decir sus cositas.


La última que nos correspondía no la canté. Era un Laudate Jubilo de Haendel, me dije que ya, pasado el trámite, los niños estarían sólo pensando en   los regalos y los mayores en las comidas o en los escotes. La sensación de que estábamos ahí atrás de sirvientes de runrrún, de que daba igual que hubiéramos sido seis o sesenta, y lo mismo si cantábamos como el coro Monteverdi  o como la Charanga del Tío Honorio. Los padres del año que viene dirán, a no ser que la ..... se ponga mucho más brava, nosotros también vamos a contratar a la Coral de Béjar, no vamos a ser menos que los del año pasao.

Yo no tengo oficio para esas cosas, pero el grupo salió a la puerta y hicieron un corro visible. Se quedaron hablando, dejándose ver un tiempo  que los de mi pequeña familia aprovechamos para dar una vuelta por los alrededores. No sé si esperaban que alguien se acercara, aunque sólo fuera por educación, a felicitarnos por nuestro arte  o a pagarnos. Quizá simplemente lo que hacían era mostrarse para que los clientes y sus invitados pudieran comprobar que los del runrrún de arriba éramos de carne y hueso, que nos habíamos puesto todos una camisa blanca y un pantalón negro, (y las mujeres una flor).



(1) por haberlas estudiado con las grabaciones discográficas que tenía del Ave Verum Corpus de Mozart, y la coral 147 de Bach. Aquí adjunto un video por que haya algo de colorín ya que llevo unos días sin poner nada gráfico, y por si alguien no tiene presente la melodía. Lo más revelador de él ver como me desconcentro y despisto con cualquier cosa. No se puede hacer carrera conmigo.

lunes, 28 de mayo de 2012

Conductas peligrosas. (pero no vendrá Nadal)

Seguro que hay muchos españoles que han oído noticias como ésta que he escuchado esta mañana.
Proximámente se iniciarán las obras de cinco pistas de tenis presupuestadas en 800.000 euros. El Ayuntamiento de Béjar sólo tendrá que poner 240.000, porque el resto es a cargo de una subvención concedida por el Consejo Superior de Deportes. De no ejecutarse la obra se perderá la subvención.

Béjar no necesita pistas de tenis, tiene un "complejo" de pistas llamado Roberto Heras, que cubren la demanda que pueda haber. En ningún caso necesita 5 pistas a  800.000 euros, eso es un despilfarro de tantos que nos han traído a la situación donde estamos. No necesita, ni puede pagar pistas a 240.000 euros, pero las construirá sólo porque no se pierda la subvención.
Pero el dinero del consejo superior de deportes que va a despilfarrarse porque "no se pierda la subvención" también es nuestro. Un despilfarro es un despilfarro. Conductas así nos han llevado al abismo. Conductas así suicidan España. 


Posdata. Pensemos mal unos momentos, ¿quién se va a beneficiar de esto?. El alcalde que corte la cinta y "amigos constructores". Alguien dirá que es trabajo para las empresas de la ciudad, pero ya veremos si tenemos empresas especializadas en construcción de pistas de tenis de 800.000 €.
La noticia oportunamente se lanza en tiempos de Roland Garros cuando miraremos orgullosos lo que hará Nadal.

sábado, 26 de mayo de 2012

Penasmientos críticos


La crisis es algo que inunda todo. En España tenemos dos problemas: el paro y la deuda. Pero no existe ningún problema “material” de supervivencia: todos comemos y todos tenemos donde cobijarnos. Existen, además, 2 ó 3 millones de casas vacías. Y creo que -cada vez menos- todavía se tira mucha comida.

No sé cómo saldaremos la deuda, pero es lógico pensar que del paro sólo saldremos repartiendo el trabajo que haya.

Porque es evidente que no vamos a salir construyendo más casas, ni más coches; hay demasiados. Tampoco ordenadores, tablets, teléfonos móviles, bombillas de bajo consumo, cámaras fotográficas...; de esto estamos sobreabastecidos y los bajos salarios, la industria y el saber hacer, lo tienen entre China y otros dragones de bajos salarios y los países que les proveen de tecnología punta. No existe en nuestro país mentalidad para jugar en esa competición, ni por arriba, creando tecnología; ni por debajo, trabajando como chinos.



Lo que tenemos como país es que reflexionar severamente por qué hemos comprado tantas cosas que no necesitábamos: grandes y lujosas casas, grandes y lujosos coches, grandes y lujosos trenes, grandes y lujosos pabellones deportivos o auditorios, hospitales, universidades, ¿Por qué -aún en la crisis- siguen comprando grandes y lujosos futbolistas?



Necesitábamos poco y estaba en nuestra mano; porque producimos o podemos producir comida  en cantidad razonable y variada, productos industriales, coches, frigoríficos, educación cultura, salud, vestido, calzado... ¿Por qué hemos creído que teníamos derecho a todo lo que se nos antojara?

La diferencia la vamos a pagar; ya la estamos pagando. Paro, estrés, Un tiempo que podía ser de ocio fructífero y tranquilo se transforma en tiempo de paro, estrés depresiones, frustración de expectativas vitales, menos hijos...  Y el tiempo que se nos va en ocio podrido, es exactamente igual de improductivo en términos económicos, que si hubiéramos tomado sólo lo razonable.


miércoles, 23 de mayo de 2012

Un tonto


Hace un par de meses conocí a un tonto. Y, cada día que le veo,  reafirma enfáticamente su propiedad de esas cinco letras.

No es el primero que conozco en mi vida, pero anteayer lo he reconocido en “La rebelión de las masas” de Ortega y Gasset:



(...) El tonto, en cambio, no se sospecha a sí mismo; se parece discretísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad, con que el necio se asienta e instala en su propia torpeza. Como esos insectos que no hay manera de extraer fuera del orificio en que habitan, no hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de paseo un rato más allá de su ceguera y obligarle a que contraste su torpe visión habitual con otros modos de ver más sutiles. El tonto es vitalicio y sin poros. Por eso decía Anatole France que el necio es mucho más funesto que un malvado, Porque el malvado descansa algunas veces; el necio, jamás.

domingo, 20 de mayo de 2012

Mombeltrán, capital del Barranco de las Cinco Villas



Si uno pasea un par de veces por la Villa de Mombeltrán, es difícil que no vea gente con el síndrome de down. Es una maldición genética que se cebó con frecuencia con este hermoso pueblo, pero no es ese inocente retraso mental el que lo lastra. Existen retrasos mentales culpables.

Quizá tenga todavía yo la visión patológica de secretario del juzgado de lunes a viernes. (Seguramente los médicos también padezcan el distorsionado pensar de que en Mombeltrán hay pocos hábitos saludables y muchos enfermos). En mi trabajo, que perdí hace justo un año, tenía pocas ocasiones de ver felicidad y bonhomía: creo que ninguna anualidad de las que he estado han nacido más de cinco niños. Escasamente habremos sobrepasado, entre el cura, el alcalde y nosotros, los diez matrimonios; aunque quizá superaron en algo, pero no mucho, a los divorcios, que tienen peor cara. Todo lo demás era naufragio: muchas muertes naturales rutinarias, lo que es normal pues hay dos residencias de ancianos; pero luego teníamos hurtos y peleas, robos con escalo, drogas, amenazas, impagos, matonismo, embargos, lanzamientos, lesiones, cumplimientos de condenas, retiradas de carnet de conducir, promiscuidades y consumos de prostitución (no pensé yo que tanto hubiera de enterarme), apercibimientos, pagos de multas, estafas, una paliza de muerte a un carpintero  y un Porsche quemado dolosamente, que se extendió a otro coche y a unas casas, probablemente a consecuencia del descubrimiento del robo de unos escudos de piedra de su castillo.

Mombeltrán también se autodenomina la Andalucía de Ávila. Lo peor del tópico que tenga Andalucía en caciquismo y despilfarro, en vagancias subvencionadas, en subsidios subvencionando droga..., lo posee efectivamente Mombeltrán, (y le faltan muchas de las virtudes de Andalucía.). (Aunque también tiene algo de lo bueno, si escuchan a la buena señora del video lo averiguarán).
Y lo malo, que hay en todas partes,  lo tiene en una proporción mucho mayor que el resto de pueblos del Valle, que también conozco bien. Será que aquí hay más Mala gente que camina y va apestando la tierra... El pueblo favorecido por 2 residencias de ancianos, consultorio médico, oficina de asistencia social de la Diputación, agrupación de juzgados,  etc, resulta el más desunido y de aguas empantanadas y corrompidas. Será la  maldición genética.



Tardé en descubrir que también había -y no pocas-, buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan. Trabajadores, artistas, comerciantes, jubilados, parados ¿cómo no?, que tratan de emanciparse de la incultura atroz que atenaza y empobrece sus iniciativas.

En el callejero de Mombeltrán reina la guerra civil criminal, aunque se cambiaron los nombres de las calles para recuperar denominaciones antiguas como La Corredera, el Caño, Colmenar, Plaza del Ayuntamiento, no se retiraron las placas de los oprobiosos santones de la “cruzada”: Quiepo de Llano, José Antonio Primo de Rivera, General Mola, Generalísimo Franco.., pues, aunque las modificaciones se aprobaron en pleno, el poder ejecutivo estaba en manos del alcalde del partido popular, un hombre nefasto, que mandó poner el nombre legal debajo del franquista. Se llama Julián Martín Navarro y hace poco más de un año ganó las elecciones, otra vez gracias a la genética, y puede que a cuarenta polémicos empadronamientos de personas ajenas a su realidad municipal.



En estos tiempos, que recuerdo un año de lejanía de aquel pueblo, el alcalde quiere distinguir una calle con el nombre de la televisión más ultraderechsita que existe en las ondas españolas: será la Calle Intereconomía. No existe ningún interés cultural,  ni económico; es, sencillamente, una provocación, pero puede que no le salga mal; de momento, el pueblo ocupó algunos minutos y párrafos en los medios de comunicación. Claro que a algunos potenciales visitantes le picará la curiosidad y querrán ir a verlo, otros, por el contrario dirán: en pueblo así no pienso pisar, ni mucho menos, dar negocio.

Yo, a pesar de todo,  en nombre de la inocencia  de este pueblo down, os invito a acudir a ver sus bellezas.




















miércoles, 16 de mayo de 2012

El peligro de la retorsión


Yo no soy muy racista. Procuro no albergar ese sentimiento irracional que se tiene hacia los extranjeros pobres. En la parte que haya, creo que no soy racista contra los sudamericanos: escuchaba y escucho a Quilapayún, Mecedes Sosa, Los Panchos, Silvio y Pablo...; los que me sigáis ya veis lo que leo. La mitad de mi cultura y del placer espiritual que me ha dado, viene de América, del Norte, del Centro y sobre todo, del Sur.

Yo soy mucho menos racista que los españoles en general; ahora ya bastantes lo reconocen, otros lo ostentan. Se podría hacer un muestreo sobre el progresivo aumento de los mensajes volanderos o de los powerpoint racistas, un día recibí un juego para disparar negros con una pistola; supongo que habrá de chinos, de moros y de sudacas también.

Creo que es un error agitar la bandera del nacionalismo. Lo digo por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, una mujer que fue propiedad de un tal Kichner y que ahora (todavía) muestra el collar con el nombre de su amo. Creo que el machismo que encierra que una mujer sea “de Kichner”, cuando su difunto nunca fue ni hubiera sido “de Fernández” es algo rechazable en el siglo XXI, pero como lo practican también en Estados Unidos (Hilary de Clinton) no deben considerarlo tan mal como si viniera de España.

De cualquier manera, ese tema no me preocupa ahora. Quiero hablar hoy de la retorsión. Es una palabra que oí por primera vez en Derecho Internacional Público para describir el contraataque que ejecutan los países a una medida agresiva iniciada por otro estado. (Hoy no tengo tiempo de hablar del “respeto internacional” que se tiene al actual Gobierno Rajoy, este que no salió en defensa de España cuando nos zarandeaba en campaña Sarkosy etc. etc. y lo de Sudamérica etc. etc.).

El problema de que los gobernantes estimulen el nacionalismo contra otro país es que suele producir muertos y heridos, pero los pondrán las clases bajas; Rajoy y Cristina Fernández o Rajoy y Evo Morales, se saludarán efusivamente en cualquier momento que convenga. Ahora voy definitivamente al tema.

El problema es que estas excitaciones desatan la retorsión(1) entre los pueblos, y si las relaciones familiares que mantenemos españoles e hispanoamericanos nunca han perdido esa emulación familiar y esas miradas reivindicativas o despectivas, ahora son los peores momentos económicos -con tanto paro y nacionalismo- para alentar conflictos. Estoy seguro de que ya muchas sudamericanas que cuidan ancianos en España están sufriendo más desprecios y preterición. Lo mismo les sucederá a los obreros, o a los camareros. Es mucho más fácil no entrar en los despachos de muchos fatuos profesionales liberales argentinos; basta con que ahora caigan antipáticos.

Creo que donde producirá una gran pérdida de puestos de trabajo es en el sector de los teleoperadores con acento de allende los mares, y esto lo pagarán sin comerlo ni beberlo los colombianos,  peruanos, dominicanos, chilenos... Ya me lo ha dicho una seguidora, a muchos se les despachaba (yo también lo he oído hacer) con frases racistas. Eso de ser teleoperador y molestar la gente con ofertas me parece un trabajo muy duro, que las empresas españolas contratan allí, aprovechando los sueldos más bajos, gracias al idioma que nos une. Estoy seguro de que por estas jugadas, durante un tiempo nos va a separar el acento, y van a vendernos mucho menos. Los telefonistas irán a la calle por el peligroso acento nacionalista que pusieron en las expropiaciones esos dos países: son puestos de trabajo que volverán a España.

Peor es el efecto mariposa de las banderas ondeadas: se sabe que producen hasta muertes por entusiasmo.



(1)   acción de devolver o inferir a uno el mismo daño o agravio que de él se ha recibido.





Posdata: yo quería tocaros este vals venezolano. Se llama Angostura, aunque  lo que mejor me sale es la sonrisa final.

domingo, 13 de mayo de 2012

A mi seguidora colombiana Evelinda Jaramillo

Agradecido y espoleado por tu recomendación, adquirí hace poco La Casa Verde y lo he adelantado a otras lecturas porque me lo debía personalmente, y sobre todo, para poder corresponder a aquel regalo que fue tu comentario y, sobre todo, el relato de García Márquez.

No sé si es lícito copiar tanto de un libro sin pedir permiso, pero para mí es un placer hacerlo,  (a ver si se me pega algo):

Fue así como nació la Casa Verde. Su edificación demoró muchas semanas; los tablones, las vigas y los adobes debían ser arrastrados desde el otro límite de la ciudad y las mulas alquiladas por don Anselmo avanzaban lastimosamente por el arenal. El trabajo se iniciaba en las mañanas, al cesar la lluvia seca, y terminaba al arreciar el viento. En la tarde, en la noche, el desierto englutía los cimientos y enterraba las paredes, las iguanas roían las maderas, los gallinazos armaban sus nidos en la incipiente construcción y, cada mañana, había que rehacer lo empezado, corregir los planos, reponer los materiales en un combate sordo que fue subyugando a la ciudad. <<¿En qué momento se dará por vencido el forastero?>>, se preguntaban los vecinos. Pero transcurrían los días y, sin dejarse abatir por los percances ni contagiar por el pesimismo de conocidos y de amigos, don Anselmo seguía desplegando una asombrosa actividad. Dirigía los trabajos semidesnudo, la maleza de vellos de su pecho húmeda de sudor, la boca llena de euforia. Distribuía cañazo y chicha a los peones y él mismo acarreaba adobes, calvaba vigas, iba y venía por la ciudad azuzando a las mulas. Y un día los piuramos admitieron que don Anselmo vencería, al divisar al otro lado del río, frente a la ciudad, como un emisario de ella en el umbral del desierto, un sólido, invicto esqueleto de madera.



Este texto de la novela publicada en 1965, tres años antes de Cien años de Soledad, me suena mucho a tu afamado paisano y su mítico pulso narrativo de antiguo testamento. Mario Vargas tiene la humildad de homenajear a García Márquez en su historia de un deicidio reconociendo, en su entonces amigo, las mismas virtudes que él mismo ya había evidenciado tres años antes. Cada día me cae mejor Vargas Llosa, le debo mucho, entre otras cosas, el noventa por ciento de mi público americano entre el que espero seguir contándote.

Por seguir comentando el libro, que llevo por la mitad, algo me está recordando a Gabriela, Clavo y Canela del brasileño Jorge Amado. Y me recuerda mucho a Vargas Llosa: a esas conversaciones nocturnas y machistas de los guardias civiles peruanos, (y aquí me surge la imagen y voz del espléndido actor  peruano Gustavo Bueno a quien tanto debe el cine de Lombardi y la literatura de Vargas Llosa), la Amazonía de Pantaleón y las visitadoras, el colegio cuartel de la ciudad y los perros, y la saga del guardia civil Lituma, cuyo personaje ya aparece aquí.

Me siento muy orgulloso y pagado de todos los reflejos de lo español, de lo hispanoamericano y de la ida y de la vuelta, que enriquecen nuestra lengua y música: todo eso que compartimos. Incluso me resulta familiar que en el parlamento argentino traten de insultar a una diputada llamándola “española”: aquí también ocurre. Somos familia y aunque regañemos y nos escuezan las cosas que pasan, creo que sin la conquista española nunca nos habríamos entendido, ni tampoco lo harían un mejicano y un venezolano o un chileno, ¡qué bien hacerlo en nuestro español! y no en un inglés prestado como el que pueden utilizar para comunicarse un holandés y un japonés.

(Se ve bien claro que no sé como acabar este artículo. Sólo quería pedir que reaparezcas alguna vez, Evelinda.)

viernes, 11 de mayo de 2012

"Además de lo uno, lo otro".


Por si fueran pocos los desastres de la burbuja inmobiliaria española, con el tiempo irán apareciendo los “vicios ocultos”: hijos de la improvisación, la codicia y el fraude en los materiales.

Aquí, en Béjar, tenemos un edificio que ya ha sido famoso en los telediarios . En un pequeño solar, bajo una ladera donde nunca se debió edificar, se construyeron pisos de alto standing. Ya han sufrido un corrimiento de tierra que les entró por las ventanas. Consecuencia: varios meses de desalojo y costosas medidas de contención del talud.

El “alto standing”salmantino, tiene como bandera de lujo la arenisca del pueblo de Villamayor. Sillares de esta piedra  son con la que está construidos los edificios principales de la capital “dorada”,  pues este tono aporta este material. Aquí se pusieron, ya veis,  de cualquier manera pegadas, peligrosas placas de oropel. En poco tiempo, la humedad o el hielo  las desprenden y terminan precipitando en la acera, (por eso el vallado municipal).

Dicen que el constructor irresponsable está desaparecido. (quizá en Venezuela)



Lamentablemente no será el único “vicio oculto”   que tengan en España las vertiginosas construcciones de este lustro prodigioso 2000-2005. Entonces me contaba un  repartidor de paquetería que “se estaban haciendo unas chapuzas de órdago”. Que  muchos de los obreros, extranjeros la mayoría, no sabían nada del oficio,  (muchos eran ingenieros o maestros, pero sin conocimiento se les reclutaba para esta profesión), y que todo se hacía deprisa, de cualquier manera. Después se echaba una generosa capa de pintura para que no se notara, (él supo esto por su oficio al tener que repartir mucha pintura para tapar fallos y fraudes).



Así fue la especulación: muchas personas que necesitaban casa y  la tuvieron que comprar muy cara concertando una hipoteca de la que no saldrán en toda su vida (aunque pierdan lo comprado). Otras personas compraron para invertir. Algunos ganaron dinero: los que compraron en 2000 y vendieron en 2005, como cualquier timo piramidal.

Ahora, para algunos, vendrá esto: después de lo uno, lo otro.

martes, 8 de mayo de 2012

UN ESPECTÁCULO CREPUSCULAR


El sábado 5 de mayo a los bejaranos se nos dio la oportunidad de ver y escuchar una zarzuela. Hubo lleno en la platea, aunque poca gente en los anfiteatros; a doce euros la butaca, puede considerarse buena entrada. Apuntaré significativamente que la menor del público era mi hija, que tiene once años y la siguiente juventud no bajaría de cuarenta, -probablemente de los cuarenta y cinco-. De cualquier manera,  la mayoría absoluta del público -y también la media, porque había gente de más de ochenta- andaría en la década de los 70.


Los amigos de la zarzuela de Valladolid pusieron en pie para nosotros una garbosa y afinada zarzuela en un acto: “Agua, azucarillos y aguardiente” con música de Federico Chueca. Tengo que empezar por decir, (aunque es lamentable, pero es la incultura general que elegimos en la contemporaneidad) que si a un español le preguntan a qué le suena “Chueca” dirá que eso es el barrio gay de Madrid.

La zarzuela verdaderamente es muy gay, (creo que su primera acepción es “alegre”) y tanto su lenguaje, como el tema que trata, no son para nada ajenos a la realidad que vivimos: embargos, hipotecas, autopréstamos para que otros le paguen a uno... No sé si se llama originalmente así en la obra, pero uno de los personajes, un picador está en la cuadrilla del torero apodado “Recortes”, imagino que el director de escena y actor Pedro Zamora, aprovechó para escribir y clavar en el auditorio una morcilla sobre esto mismo, alusiva a la penosa actualidad española. El chispeante libreto, del zamorano Ramos Carrión, fue estupendamente interpretado y dicho sin micrófonos intermediarios por el excelentísimo cuadro de actores, sin  que  los baqueteados oídos del septuagenario auditorio dejaran de reír, con el correspondiente estrépito, ninguna de sus gracias.

Nosotros estábamos en primera fila, muy cerca del director musical Dorel Margu y del pianista acompañante José Ramón Echezarreta, quienes también se “partían de risa” con la interpretación hablada. Entiendo que estos profesionales ensayan sólo los números musicales y no están presentes en los teatrales; de ahí que disfrutaran espontáneamente, igual que el público, las gracias del texto.

No tengo dudas de que este texto zarzuelero, (que yo desconocía, porque en los discos están solamente los números musicales) bebe de las mismas fuentes y también es uno de los padres del humor -tan actualizado y triunfante- de José Mota. Pero el arte de la  zarzuela vive el ocaso, sólo mantenido –aparte del teatro nacional de Madrid- por grupos de aficionados entusiastas como estos amigos de Valladolid. Sin haber conquistado, como lo hiciera antes de la guerra civil al público en general –la zarzuela fue otra de las víctimas de la guerra que ganó Franco-, no llega al público nuevo de hoy que, de verdad “no sabe lo que se pierde”.

Mantener compañías profesionales de –mínimo- veinte personas, es una absoluta quimera.

Destacaré que esta “rama verdecida”, este “milagro de la primavera”, ¡cómo no! a  Nuria Martínez, garbosa y racial mujerona de carácter, que lo mismo canta, que baila, que habla; Alfonso Niño, contundente actor que  es una injusticia que no viva o haya vivido del cómico arte que nos desplegó. También la melindrosa y cristalina memez que representaba Marina Chicano, de hermosísima voz, que lleva el papel de Atanasia como verdadero guante, que le vaticinaron hace una centuria entre Ramos Carrión y Chueca. Sé que no es justo no escribir los veintitantos nombres más que primaron y secundaron este despliegue, -añadiré que hasta los niños lo bordaron-, pero al que no quiero es dejar de repetir es el del limpísimo pianista: Echezarreta.

domingo, 6 de mayo de 2012

Contra la flojicultura contemporánea o por qué no estoy en facebook


Aunque sí estoy, como veis,  en blogger, que puede ser parecido, pero no es igual; es un canal que, tal y como yo lo uso, puede permitir luchar contra la incultura contemporánea. Me parece estúpido querer “tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar”. Como no estoy en facebook, no puedo ver la cara de gente que sale allí, ni saber cuáles son sus amigos o sus frases preferidas. Algún día me tendré que hacer, para satisfacer mis curiosidades. Pero hoy vengo a declarar que facebook marca para mi frontera con el hombre-masa que no quiero ser, ese que definía Ortega y Gasset:

Un tipo de hombre hecho de prisa, montado nada más que sobre unas cuantas y pobres abstracciones y que, por lo mismo, es idéntico de un cabo de Europa (Ahora sería el mundo) al otro. A él se le debe el triste aspecto de la asfixiante monotonía que va tomando la vida en todo el continente. Este hombre-masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas <<internacionales>>. Más que un hombre, es sólo un caparazón de hombre constituido por meros idola fori; carece de un dentro, de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa.

Sin duda, es muy útil para mucha gente y habrá magníficos pensamientos en el universo de facebook y yo no puedo ser quién para criticarlos ya que, al no ser miembro, no puedo entrar en ese club a valorar, si quiera modo de muestreo, esto que estoy criticando.

Es, sencillamente, un monopolio que no quiero fomentar. Me parece muy mal que las administraciones públicas, (estoy pensando en Radio Nacional de España) lo promocionen como si fuera algo inocuo, un bien de interés público (aunque su joven fundador se haya hecho de oro con este aparentemente inocente club de caras amigas). Termino con esa empresa y continúo con el hombre masa:

 Tiene sólo apetitos, cree que tiene sólo derechos y no cree que tiene obligaciones el hombre sin la nobleza que obliga –sine nobilite- snob.
En el libro de Ortega y Gasset “la rebelión de las masas” que lleva conmigo treinta años, -lo compré porque era una lectura obligada en COU y todavía no me  había leído-, se argumenta contra el facilismo y la irresponsabilidad. Creo que muy pocas cosas (ahora no se me ocurre ninguna) que valgan la pena, se consiguen o se mantienen sin esfuerzo. Internet tiene la virtud de que la gente puede disfrutar muy fácilmente de lo que costó el esfuerzo de otros: componer, escribir, fotografiar, filmar... Muchos llegarán a la conclusión de que como ellos pueden conseguirlo gratis, no tiene valor el hacerlo. No sé si lo escribió Ortega, pero seguro que los hombres-masa identifican valor con precio; (es lo más sencillo, pensar lo otro requiere esfuerzo).



APÉNDICE La cultura del powerpoint o "echarse unas risas".

Abundan las personas que graciosamente te envían cinco o seis presentaciones: gracietas, denuncias... Además no se molestan en mandártelas a ti sólo, sino que se las envían a una lista, como si todos los conocidos, o todas las personas de quienes se tiene la dirección de correo, tuvieran los mismos gustos o el mismo tiempo que perder.

Con lo de perder el tiempo reconozco que no siempre es así; dentro de los powerpoint hay a veces buena cultura, píldoras bien presentadas y digeribles, hermosísimas fotos, y también ingenio. Por eso triunfan y permanecen a lo largo de los años.

Cuando yo tenía otro correo electrónico, (el primero se lo das a cualquier gente, sin ningún cuidado, porque quieres que te escriban) conseguí cargarme con cuatro o cinco asediadores que me mandaban cuatro o cinco alegrías, avisos o paquetes estéticos. A algunos les escribí y se abstuvieron. Otros no me hicieron caso, seguramente ni me leyeron, (para ellos debe carecer de interés un correo que no tenga el símbolo de una grapa al lado) y terminé calificándolos como correo no deseado. Lo siento si alguna vez me mandaron algo que me concerniera de verdad, o hecho por ellos, o que les a ellos les concernía de verdad, pero dudo que haya sido así. En mi nuevo correo, que sólo tiene un año, ya empiezo a recibir bastantes envíos de este tipo, -uno relaja la profilaxis y pasa lo que pasa- algunos son exactamente los mismos que me mandaban otras personas hace tres o cuatro años, con lo que da que pensar si serán obras maestras o que el ingenio humano definitivamente se estanca por falta de esfuerzo.



PD. Puede que hiera a alguien que totalmente bienintencionado me  ha enviado cosas de estas. No es mi intención pero seguro que todos os podéis dar por aludidos, y pensad no sólo en mí, que esforzadamente escribo un blog, (que, además, la mayoría de los que me enviaban o envían estas cosas, no se esfuerzan en leer) pensad en otros destinatarios, que no tienen el valor de deciros que eliminan sin abrir vuestros ingeniosos saludos (confeccionados por otros), o que han encargado a su correo para que os ponga directamente en el spam.



REPOSDATA: me encantaría que este escrito se lo reenviarais a vuestros acosadores de email. (aunque es muy largo; seguro que no lo leen)

jueves, 3 de mayo de 2012

La crisis y la obsolescencia de la humanidad. (y un análisis local)



De un tiempo a esta parte todo se acelera en progresión geométrica. Ahora ya no importa tanto el cambio climático, ni el genocidio de las abejas obreras, ni la destrucción de la Amazonía, ni el cataclismo nuclear, ni el agotamiento de las pesquerías, ni el derretimiento de los glaciares etc, etc. La crisis, en una metástasis de cualquiera de estos desequilibrios, ha arraigado en donde más nos duele: en la economía. En España parece que tenemos las   horas contadas porque nos habíamos quedado pasivos consumiendo lo que no teníamos y generando parados. A nuestro gobierno actual sólo se le ocurre “reanimar” al país a base de pellizcos, puñetazos y patadas. Pero con esas maneras nada se reanima, más bien se hunde: se han destruido 400.000 empleos desde que llegó el PP, que parece que sólo sabe protestar y dar golpes bajos a la economía y a la moral de la gente. Están siendo como esos profesores malos -que hemos padecido todos-,  que se pasan el día protestando de que sus alumnos vienen mal enseñados, que no tienen base ni educación.  Los buenos profesores no hacen eso, enseñan, saben para qué se les paga. Protestar es mucho más fácil que trabajar.



El pueblo español (ese que paga y pagará la crisis) protestó votando al Partido Popular, que no hace lo que debe. Ahora le molestan mucho las protestas de la ciudadanía. Pero pronto,  ni siquiera protestaremos. Malagüero suicidios económicos: (no quiero animar a nadie pero los primeros se harán famosos) familias enteras se envenenarán. Quizá sea una estrategia gubernamental como salida de la crisis: culpabilizarnos para promover suicidios colectivos.

A lo mejor son inteligentes gobernantes y esta poda de moral, derechos, servicios y puestos de trabajo, -y personas también- hace que, el resto de la sociedad que quede crezca sana.







Análisis local: están arrasando con todo.

Últimamente el gobierno español, por decir algo positivo, promete que a partir del 2013 empezarán a mejorar las cosas, y yo declaro solemnemente que van a acertar, pues aunque las cosas mejoren en 2020 ó 2040, siempre habrá sido a partir de 2013. Lo que está muy cierto en esa afirmación es que hasta de 2013 todo seguirá empeorando, mientras tanto, los que nada tienen deben (no sé como) aguantar la respiración sin consumir, y los que tienen algo, tratar de esconderse del suelo que se hunde bajo los pies.



El problema es que la bóveda de la economía de la que vivíamos se sostenía en unas  nervaduras de las que el gobierno está retirando piedras. Por ejemplo Béjar, donde vivo yo, nunca ha salido de la crisis textil de los 70, pero resistía como cabecera de comarca. Aquí hay dentistas, y fisioterapeutas, y abogados, y supermercados y talleres para toda la comarca. También tenemos dos juzgados, que ahora quieren llevarse a Salamanca. Con ellos tendrán que irse muchos abogados y todos los procuradores, y los funcionarios y las cafeterías donde toman café los reos y los demandantes. Las gentes de esta comarca tendrán que hacer kilómetros para ventilar sus pleitos en Salamanca, donde, aparte de gastar gasolina, tendrán que pagar por dejar el coche en un aparcamiento subterráneo, porque en aquella hermosa ciudad no se puede aparcar. El edificio -bastante nuevo- del juzgado bejarano se quedará vacío y a cambio de tanta molestia y destrucción, el estado sólo se ahorrará el sueldo del guardia de seguridad que hay  en la puerta.

A consecuencia de que se vayan funcionarios, procuradores, abogados..., cerrará algún dentista, y algún carnicero y algún vendedor de periódicos.... puede que hasta algún supermercado: cerraremos un poco más todos.

En Béjar, como en un montón de pueblos grandes de Castilla y León, tenemos nuestro aire, nuestro agua, nuestras casas, -hasta nuestra electricidad local tenemos- y nuestro espacio ciudadano consolidado. Vivimos muchas personas y producimos nuestros pleitos, que podrían solucionarse con una justicia radicada aquí (no uno, sino dos juzgados con su plantilla completa), incluso especializada en los problemas e idiosincrasia bejarana. Es demencial que quieran trasplantar todo eso para ahorrarse un solo sueldo.



  Mientras tanto siguen manteniendo el senado, que gasta millones de euros diarios y no beneficia más que  los políticos profesionales.