viernes, 28 de septiembre de 2018

Horarios: España es diferente, a veces mejor.

Frecuentemente se dice que los españoles no sabemos vivir, (estoy de acuerdo en lo nocivo del ruido desbocado) que tenemos horarios  irracionales y que en "Europa" a partir de las seis están cerrados los comercios.
Europa es un lugar frío donde hay mucha menos luz que en España, Europa, en general,  no es un lugar donde haga mucho calor, por tanto no es necesario hacer una pausa en la actividad de las horas centrales del día para tumbarse una siesta y compensar lo que se ha dormido de menos por la noche.
En Madrid (mucho más en Mérida o en Córdoba) a las tres de la tarde en verano las aceras queman; eso no pasa en Berlín, ni en Dublín, seguro que a esas horas se venden zapatos, se negocian seguros o se arreglan coches, pero en España eso es inconcebible.
Ellos se han adaptado a su clima como nosotros nos adaptamos al nuestro.
Lo cierto es que nosotros también sabemos, no hacemos las cosas porque sí. Por ejemplo, buscamos la sombra cuando hace mucho sol. Yo he amonestado a bastantes turistas porque no lo hacían o porque se quedaban parados a tomar el sol con avaricia como, sin duda,  hacen en sus países y con esas pieles tan blancas.

No sé si me hago conservador, pero en principio afirmo que si las cosas están así o asao hay que pensar que alguna razón habrán tenido para permanecer a lo largo del tiempo y, antes de cambiarlas, sopesar severamente, si no será por moda o por un estúpido complejo de inferioridad.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

El concernimiento de las noticias.

Siempre se ha considerado como  óptimo al ciudadano bien informado. El conocimiento de las noticias es interesante para comprender la realidad de un país o del mundo. El problema es cuando uno comienza a implicarse en cada noticia como si le concernieran todas, o tuviera responsabilidades en ellas.
"Tomar partido" es una decisión política o de seguimiento de colores deportivos, más allá de lo que tiene que ver con estar enterado o conocer.
Yo hace tiempo decidí no ser de izquierdas porque esa postura de mi adolescencia, acorde con mis criterios estéticos o éticos de entonces suponía que todo lo que perjudicara a la izquierda me molestaba y todo lo que la beneficiara me alegraba. Soy una persona con pensamiento libre, no sé si eso es ser liberal en el sentido político. O es que al no ser de izquierdas debo ser necesariamente de derechas, porque ser de centro teóricamente implica buscar la equidistancia entre ambos extremos y "circular" por ahí. Esta sería una manera más constreñida que ser de derechas o de izquierdas. El caso es que decido sobre la marcha. También en su día decidí ser insumiso al fútbol, aunque no siempre lo consigo.

¿Qué opino de Uber? o ¿Qué opino de que haya gente que muera ahogada en el Mediterráneo? o ¿qué de una ministra en una supuesta conversación privada haya llamado (o no) "maricón" a su compañero de gabinete, que es un declarado activista homosexual?o que mitiguemos el paro industrial construyendo barcos de guerra para un país tan poco democrático como Arabia Saudita...

Hay cincuenta noticias todos los días y yo por mi bien no debo ni tengo por qué tomar partido en todas ellas; sucede que, cada vez más, tiendo a hacerlo y me cambian el humor, me distraen, me centran o me descentran, me forman o me deforman el pensamiento, la atención. Estas noticias me las ha elegido normalmente El País, que es el periódico que más leo. También ese medio de comunicación las ha redactado y las ha acompañado de fotos, y las ha colocado más arriba o más abajo. Me molesta ser conmovido por personas que no conozco.
Me doy cuenta que hay una postura que plantea mi cuerpo hacia el ordenador: me acerco un poco más cuando el titular de una noticia me concierne o la abro, en caso contrario mantengo la espalda erguida o incluso me retranqueo, como que tomo distancia, perspectiva.
Considero eso lo más útil para funcionar por la vida, para dormir mejor. No es necesario tener opinión de todo, como si fueran a acercarse los periodistas con sus micrófonos en cuanto saliera por la puerta. Creo que las noticias de los periódicos deben de concernirme menos.

Mi vida particular carece de tantas opciones, decido cosas del trabajo, me condicionan las ofertas del supermercado, tiendo a caer en ellas; hoy he tomado un paraguas porque la información metereológica pronosticaba un 65% de lluvia (y parece que va a triunfar el 35% así que el paraguas  habrá sido un estorbo innecesario en mi camino.
Tengo personas cercanas por las que sufrir porque no les van bien las cosas, les aconsejo, les animo, les ayudo, lamento sus malas decisiones. No necesito que la realidad de las noticias de periódico (en las que no puedo influir) me amarguen mi felicidad más de un poquito.
Por todo eso me propongo, a partir de ahora, leer el periódico más erguido con un poco más de perspectiva, creo que aparte de molestarme y distraerme menos, el retranqueo será bueno para mi espalda.

martes, 25 de septiembre de 2018

Paz auditiva.

Una o dos veces al año me asustan los truenos, cinco o seis también me desagrada la percusión de la lluvia porque parece (o es) granizo y me da aprehensión por el huerto o los frutales; diez o doce me mosquea el viento porque hay árboles altos cerca de mi casa que se agitan amenazando a mi coche que vive y duerme en la calle. Fuera de eso la naturaleza, con todo lo que trajina a mi alrededor, es respetuosa con la paz auditiva: además, sus pájaros me agradan y además, nunca cantan de noche.

El problema es la gente, los gritos, los motores, la amplificación de la música, o las batucadas sin amplificar. Yo quiero paz auditiva a mi alrededor. Tendría que tener derecho a que no me invadan violentamente. Procuro yo no hacerlo, suelo poner los subtítulos para no elevar el volumen de la televisión, nunca toco por la noche ni en horas de siesta, y mi guitarra además siempre sonaría leve.

Pero vivo en España, que tiene la peor educación sobre el ruido del mundo. Por no ir más lejos, el año pasado mi mujer y yo discutimos en Francia y una persona nos mandó callar porque lo hacíamos muy alto.
Yo aborrezco la música muy amplificada, nunca he tirado un cohete ni un petardo, y tampoco el motor de mi coche está encendido a lo tonto esperando o preparando la calefacción para un viaje invernal.

No entiendo como los poderes públicos municipales, de una avejentada ciudad como Béjar, donde vivo, permiten o directamente causan mucho y muy alto ruido.  Hace poco hemos tenido fiestas, y lo mejor para mí de ellas fue una tormenta de sábado que me permitió dormir esa noche al suspenderse las verbenas y discotecas móviles. Ahora mismo son las "ferias de San Miguel" y ya están con la murga de las atracciones de feria, que por más alto que lo pongan en esta ciudad avejentada no van a conseguir que nos sumemos a ella
Hay un tipo de español que es feliz armando ruido, esta afirmación infantil me recuerda al protagonista del tambor de hojalata, niño enclencle que quiere dejar constancia de sí mismo con esa facultad de gritar.
Hubo un tiempo en el que el tabaco tampoco fue considerado una agresión. Esperemos que todo se ande con el ruido, hasta llegar al respeto a los no consumidores,. Ojalá yo sea capaz de apreciarlo. (Cada día estoy más sordo)

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Hay algo más allá del amor.

Y es tocar una guitarra a cuatro manos. Estoy entusiasmado y deseando compartir por doquier este vídeo que acabo de ver  hoy 19 a las 12 horas, que solo habían visto 5 personas y aún no tenía un "me gusta".
Disfrutadlo y envidiad, como yo https://www.youtube.com/watch?v=PiTyqvjgO-k

viernes, 14 de septiembre de 2018

SOBRE LA POLÉMICA DETENCIÓN DEL ACTOR GUILLERMO TOLEDO







Escribir en 2017 me cago en el dios de los cristianos para llamar la atención es propio de un patético matasiete. Y no es integrista el que pide respeto para sus creencias religiosas; yo no las tengo, pero quiero a mucha gente que las tiene y reclamo respeto para lo que para ellos es tan importante. La religión en España hoy no nos persigue, pero si uno quiere ser un mártir de la razón contra la sinrazón religiosa tiene lugares donde ir a inmolarse.
La iglesia católica está de retirada, ni sus pastores ni su rebaño se renuevan; necesitaría una peste negra y milagros salvadores que nos redimieran de la muerte, pero eso ya no cuela. Su poder difuso en la sociedad se evapora con las pederastias añejas con las que ahora se flagelan.
Creo que mientras se reconozca el derecho a tener una religión, -la libertad religiosa-, habrá de protegerse el sentimiento de las personas que decidan tenerla. Por decirlo más claro y práctico: es infinitamente mejor que el millón de musulmanes que viven en España sean protegidos por la ley que solo multa, a que ellos decidan tomarse “su“ justicia por su mano.

Yo trabajo en la justicia y, de verdad,  hay personas que querrían hacernos la pedorreta, cuando vamos a decirles que se tienen que presentar ante los tibunales, por eso practicamos varios avisos, si no nos hacen caso les apercibimos de que pueden ser “conducidos por la fuerza pública”. Así le ha pasado a este actor. La justicia, sin una fuerza detrás que te pone la mano encima, es una pura entelequia y este hombre ha querido desafiarla.

Los valientes no se hacen los temerarios, simplemente tienen valor. Por ejemplo: los homosexuales que se reivindicaban con extravagancia hace treinta años tenían valor, y tienen hoy toda mi admiración. Los que hoy lo hacen tienen mi respeto, faltaría más, pero la estridencia me desagrada y ya no la valoro más que al que insulta al enemigo que da la espalda para marcharse. Galileo tenía mérito y tiene estatuas. 

(y surgirán suscripciones populares que querrán pagar la multa que le corresponda a Guillermo Toledo ) Allá cuentas.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Lo que se quedó sin

Tenemos una vida incumplida, todos nos quedamos sin decir o hacer algo que nos hubiera gustado. La vida real negocia a la baja con la ideal, y lo hace en nombre de la prudencia, de la paciencia, de la razón.
Todos detestaríamos enloquecer, ser groseros, dejarnos llevar por los instintos, sin embargo parece que podamos la salsa de la vida por no hacerlo.
Somos una parte de la vida mojada por la cobardía y somos más pobres en vida, pero gracias a ello nos evitamos reproches, bofetones, cárceles, guerras...

Yo como tantos, hace años me refugio en la fantasía, de lo que pude hacer, o de lo que puedo hacer, es el mejor paliativo. Un calvo real no debe liarse la manta a la cabeza.

Cuando se asiente la edad de la impotencia de todo, supongo que  lamentaré no haber vivido, quizá menospreciando definitivamente el hecho que por haber sido prudente podré "lamentar" la prudencia, la templanza, la fidelidad...
Si no, lamentaría mucho más la imprudencia, la infidelidad, las lesiones físicas de un accidente.

Está claro que me miro al espejo y no atisbo escrita en mi frente la palabra aventura.

Será que la vejez va reptando en mi interior.
Antes de llegar, quizá...

 He puesto muchos puntos suspensivos. Serán la vida que fantaseo y no vivo.
Pero ¿qué es lo mejor?

martes, 4 de septiembre de 2018

Verdugos.

Leo Las Trece Rosas, un libro con mucha fantasía onírica de Jesús Ferrero y me gusta: tiene poderosas imágenes, aunque yo preferiría datos. A veces se inventa cosas que no fueron, pero admitámoslo por licencia poética. También inventa más sexo y más perversiones de las que yo calculo que habría. Es un poco fraude tanta literatura sobre hechos reales. Pero no miraré toda la buena literatura como fraude a la verdad, que siempre lo es.

Pero yo he sabido de verdugos en el Valle del Tiétar y en el Barranco de las Cinco Villas. No tienen cara, yo no he visto la de ninguno. Del que en San Esteban del Valle mataba de parte del Bando Nacional solo es unánime que le denominaban el Balilla (supongo que es con "B"): pero unos dicen que era un gigante y otros que era muy bajito. Hay quien dice que era un antiguo "rojo" que hacía de matarife para ocultar su pasado o para que le perdonaran. Otra versión dice que unos episodios más adelante en la guerra le fusilaron porque se pasaba de violento. No sé su nombre; unos decían que era de la zona de Arévalo y otros que era de Valladolid.
Del verdugo de Villarejo del Valle se dice que era maricón. Dicen que al otro lado de Gredos llevó a matar a unas mujeres, y cuentan que a alguna de ellas la violaron justo antes de, pero él no participó, ¿puede que esa fuera la razón de que le llamaran "maricón"? sé su nombre pero no merece la pena ponerlo.

El verdugo más famoso de la zona es " el 501" y sé su nombre apellido y mote, pero tampoco voy a escribirlos. Creo que todavía vivía en Arenas de San Pedro cuando yo viví allí 10 meses. ¡Qué lástima! entonces yo no sabía que siete años después empezaría mi empeño por reconstruir esa historia. Me hubiera gustado entrevistarle, pero me conformaría con haberle visto conscientemente, aunque fuera de lejos. Siempre me hablaban de él, aunque nunca actuó en el Barranco de las Cinco Villas. Tampoco sé si era grande o pequeño. Natural de Poyales del Hoyo, una de las cosas que me dijeron fue que los rojos habían fusilado en agosto del 36 a su cuñado, y que era su hermana, la viuda inconsolable y vengativa, la que le tiraba de la chaqueta para que siguiera matando.
No mató a quinientas una personas, ni siquiera a cien, pero sí seguro que circulan cien anécdotas sobre él. Que tuvo una enfermedad y se le caía la piel a cachos, que le echaron de un autobús de línea porque le reconocieron, que llevaba escolta... Incluso entrevisté a una mujer que en medio de la tortura se levantó y le empujó con tanta fuerza que le tiró patas arriba.

No hay nada racional en la guerra, y muchos recuerdos que yo escuché setenta años después no me parecen fiables. De la historia de 501 lo que más "razonable" me parece es el componente psicológico de la venganza mezclado con la especialidad de matar gente. No todo el mundo quería,  por eso los verdugos son singulares y la gente intentaba recordarlos. ¿Eran psicópatas o gente desalmada que se aprovechaba de que no le importaba matar para evitarse otras tareas más laboriosas?

Esto está escrito en un libro sobre la represión en la zona.
 nadie sabe que les podía molestar de esta mujer, embarazada de seis meses, estos “defensores de la civilización", le abrieron el vientre, le arrancaron el feto y llenaron de piedras 
¿Cómo se hace eso? en el campo camino de una cuneta, se mata primero a la mujer o se la hace el aborto en vida? Se le llena el vientre de piedras, para lo que se lleva un cuchillo de carnicero y después de convertir a una persona en carne ensangrentada, con el cuerpo aún caliente se raja se extrae el feto y alguien sujeta los trozos de piel y carne para que otros realicen esa fantasía y después los testigos la cuentan y alguien la sigue contando 70 años después para que otra persona la escriba y nosotros la leamos. Pero, si pensamos un poco, no tiene sentido: soy incapaz de encontrárselo.


Yo  conocí (y grabé) a dos personas que reconocieron haber fusilado para el bando nacional en otros escenarios, para ninguno fue un plato de gusto. Uno de ellos me dijo que disparó al aire; quisiera creérmelo, pero no. Para el otro también fue un trago amargo y no quiso que le siguiera preguntando más.
Tengo la entrevista a un hombre de 97 años que vio (o no vio, porque se tapaba los ojos en la grabación  cuando rememoraba aquel crimen) Setenta años después para él seguía siendo horrible. Y  a su vera, dos soldados fueron obligados por la fuerza por los matarifes aficionados o curtidos, a participar en el fusilamiento. Las armas cargadas pesan mucho, la gente gime y grita, el golpe, el ruido de la pólvora, la sangre, las heridas la gente tendida que se revuelve. Hay que ser un especialista para que esto de disparar a gente indefensa no te destruya, para que no se te aparezcan las imágenes, los ojos, los llantos, los ruidos, las toses, los espasmos, la sangre brotando. Yo a los 18 años maté a un cerdo de ciento veinticinco kilos, sé lo que es la muerte de un animal. Aunque presuma de ello no me marcó: toda la vida había visto matar marranos. Los ojos y la jeta de un cerdo no son los de una persona, tampoco te mira de frente ni articula sonidos que puedas interpretar como mensajes racionales. Creo que yo valdría muy poco para vivir después de ser verdugo. No me cabe duda de que es un acto/oficio desagradable que todo el que haya practicado lo que quiere es que dure lo menos posible.