Y es una pena que no las muestre, esta es la casa de las carnicerías
Otra iglesia, la conservación de imágenes y altares se debe a que en la guerra cayó rápidamente en zona nacional a diferencia d elo que sucedería en la no muy lejana Alcalá la Real que veremos próximamente en esta pantalla.
En la plazuela donde está esta iglesia se encuentra la plaza de abastos, edificio que encontramos abierto el festivo día 12, hambrientos y sedientos como estábamos después del anochecer nos decidimos a encargar una pizza de las que allí dentro elaboraban y servían con motorista, pero nosotros la queríamos para llevárnosla nosotros mismos. Debe ser bien sabido que son necesarios unoa buenos veinte minutos para hornear debidamente ese alimento tan popular, con lo que mi mujer decidió amenizar la espera adquiriendo un litro de cerveza en cristal (llamado en nuestra época "litrona") con el que salimos a refrescarnos a este lugar. Había jóvenes sentados por allí. De pronto, el motorista de la casa, al vernos beber tranquilamente la botella que habíamos adquirido en su establecimiento se acercó y nos dijo:
¿ustedes no son de aquí, verdad?
Y nos explicó que aquí puede venir la policía y multarnos por exhibir ese vidrio, así que procuráramos esconderlo un poco por si pasaban y nos veían, porque se consideraba "botellón". Mi mujer, que es un poco rebelde, se molestó porque a nosotros, que pronto entraremos en la tercera edad, pudieran acusarnos de ser sujetos de esa incívica práctica juvenil.
Pero agradecimos el consejo e hicimos caso, y procuraremos recordarlo en viajes sucesivos. Por supuesto que buscamos un recipiente para depositar el vidrio después de que su contenido nos sirviera para empujar la pizza que impacientemente tuvimos que esperar.
Nos despedimos de Priego dando una vuelta de reconocimiento por el adarve que mira a los olivares.
y luego volvimos por nuestro camino hacia el coche rebañando bellezas.