lunes, 29 de diciembre de 2025

¡Repugnante!

 Hace poco más de dos semanas que la entonces portavoz del gobierno, y hoy candidata socialista a la Comunidad de Aragón, pronunció enfáticamente esta palabra en la rueda de prensa del Consejo de Ministros de España para referirse a un mandamás socialista llamado Paco Salazar, que en su día andaba por entre las mujeres de la Moncloa como un gallo en su gallinero, llenándolas de piropos soeces y ostentando su virilidad con la bragueta abierta.

La portavoz, de nombre Pilar Alegría, tuvo que proferir ese adjetivo con todas sus consonantes para marcar distancias con el personaje toda vez que una cámara fotográfica la había sorprendido cenando con él, "un compañero que conocía hace mucho tiempo". 

Se lo recordarán en la campaña electoral que se avecina.

Yo he presenciado en algunos momentos lejanos de mi vida exhibiciones testosterónicas machistas con grave desprecio del género femenino, (entre tíos, por supuesto, no recuerdo si alguna vez había cerca mujer que tuviera que enrojecer o escabullirse mostrando su más bajo perfil) Esos tipos existían, no sé si existen tanto, pero a mí me parecían detestables. Ahora uno, que siempre ha sido bastante modosito en sus expresiones públicas relativas a lo sexual, lo puede decir, es más lo debe denunciar si quiere ser políticamente perfecto, un hombre cívico, aunque no sean punibles todavía esas expresiones y manifestaciones.

Me encuentro leyendo una novela policiaca francesa de 1953  este fragmento imposible de escribir tres cuartos de siglo más tarde en Europa "no me gustan los Capitanes Araña y si encima están dominados por vicios propios de hembras, me repugnan aún más que los propios afeminados" . La última frase "me repugnan más que los propios afeminados" en España podría casi caer en el reciente "delito de odio".

Yo he conocido de refilón también a homosexuales "con pluma" "locazas" que hablaban y se manifestaban contoneadoramente, incluso he recibido algún piropo (en broma como son la mayoría los piropos admisibles) de su parte. No llegó a hacérseme repugnante, ni siquiera incómodo. Hace siete u ocho años también estuvimos en la fiesta del Orgullo LGTBI que se celebró en Madrid. Estábamos comprando en un supermercado y entraron dos homosexuales musculados con unas prendas que recogían escasamente su paquete (no sé si es procedente decir "viril") vamos, que se les veían las caderas a ambos lados del paquete recogido aparte de mostrar con unos mínimos tirantes toda su musculatura pectoral. Uno tomaba distancia por los pasillos, que les pertenecían a ellos. Luego vi muchos más tipos así según nos acercábamos a la manifestación. Para mí eso era igual ostentación de lo mismo que hacía el famoso Paco Salazar. Soy fuerte y no temo agresiones físicas, así que nada me espanta ni me agrede, aunque no me agrade. 

Lo que vengo a manifestar hoy es que esas conductas no punibles, pueden resultar repugnantes para algunas personas. Si se produce una condena social, deben ser igualmente condenables, o rechazables (porque condena es un término jurídico-penal). 

No va a ser así, la sociedad dominante considera más admisibles algunas conductas para equilibrar lo que sin duda se ha sufrido mucho por el lado homosexual y femenino. Pero un mal no remedia otro. Además tan lícito es huir, o retirarse sigilosamente, de un ambiente machista, como de un ambiente homosexual. 

Mi mujer y yo nos entretenemos a veces (tan mal está la televisión en abierto a la hora de la cena) viendo un programa de citas llamado "Frist Dates". En él han salido hasta mujeronas falócratas, y muchísimos homosexuales y lesbianas que describen impúdicamente sus prácticas, también a veces se deslizan comentarios en los apartes de hombres sobre culo o las tetas de su compañera de cita. Con relativa frecuencia nos hacen cambiar de canal cuando se dan besos de tornillo en primerísimo plano. (estamos cenando, repito).

Los españoles nos estamos haciendo tolerantes sexualmente en el sentido de la droga: que ya no nos escandaliza ni repugna casi nada: El efecto tolerancia es, en la droga o en la bebida, acostumbrarse y no conseguir la euforia o los efectos buscados más que cada vez con mayores cantidades, lo mismo pasa con las expresiones del sexo en público, que el escándalo tiene que ser mayúsculo para escandalizar.

Pero están claramente en regresión las antiguas, rancias y machistas y por eso Pilar Alegría dijo repugnante hacia un compañero que se exhibió hace años parasexualmente. 

he puesto en negrita la g porque así sonó de guarro.

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