Durante un tiempo universitario, muy influido por amigos de entonces, me hice fanático de este género. Mi entusiasmo comenzó con El Perro de los Baskerville de Conan Doyle, después pasé al llamado género negro donde seguí poniendo en un altar a Raymond Chandler con su Largo Adiós como obra capital, tengo muchas de él y también una biografía. Me gustaban las frases ingeniosas y desafiantes de los detectives cuando les partían la cara, y esa narración entre cínica y autodestructiva en primera persona: pecados de juventud. En tiempos pensaba que era la verdadera literatura: entre social y costumbrista, debidamente salpimentada con un detective singular, que con su humor y reflexiones daba el máximo de entretenimiento instructivo.
Nunca lo he dejado. Leerlas es un buen ejercicio para desengrasar otras obras más pesadas o menos digeribles. Las leo con velocidad y como ésta se retroalimenta al final tengo que parar para no liarme ni perderme nada. En las dos últimas lo he hecho más conscientemente; podría haberlas acabado de noche esprintando un poco, pero dejé colgadas sus treinta o cincuenta últimas páginas. Al seguir en la fresca mañana he recogido sus finales con minuciosidad.
La verdad es que casi ninguna es lógica ni verosímil (no he leído a Agatha Christie, ni a Simenon a pesar de que tengo algunos libros de ellos en mis estantes), pero sí a multitud de autores y sus resoluciones no me suelen convencer, a veces hasta me enoja su final. Lo más interesante son sus presentaciones, sus ambientes, los personajes duros y blandos, insolentes, taimados... pero una de las reglas debe ser la ilógica y la sorpresa: tampoco me convence en el plano de la realidad Colombo, y mucho menos las películas de Hichckoock, sin embargo ambos productos son estupendos.
"Un extraño en mi tumba me recordó a Vértigo", que es otra obra fantástica en sus dos acepciones basada en un libro de Boileau Narjerac, de quien tengo otra "Maleficios" leída dos veces después de ver vértigo en dos ocasiones. Tanto me recordó que me la he leído "Un extraño en mi tumba" pensando en la cara de Kim Novak.
Hay muchos tipos de novelas de misterio policial; sigue siendo un género de éxito, como lo fueran las novelas de caballería precervantinas, lo que sucede es que ahora tenemos un mercado global, donde se hacen (o se hacían) también tiradas muy populares que luego acaban en los lances que yo recojo.
Con el tiempo se pueden releer las mismas novelas, porque en estos años mentales míos todo se olvida. Aunque barrunte el final porque lo haya sabido y olvidado, me sucedía parecido la primera vez que las leyera: siempre sospechas algo e intentas retarte para saber cómo se resolverá. Quizá sea la característica de este género: no te pasa nunca con una novela de Delibes, de Muñoz Molina, o de García Márquez.
Creo que este año hasta ahora he leído más libros que he comprado en 2024, me encanta avanzar en la jungla de mi biblioteca. A ver si algún día la dominara y justifico con conocimiento tanto viaje y escarceo por los baratillos de libros.
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