La gente valora positivamente ser progresista. Yo he descubierto en el libro de Pinillos la palabra "regresista" y me he hecho regresista. Supongo que será por el abismo, al que me asomo, de los sesenta años Yo ya no puedo volver atrás porque la vida ya me empuja como un aullido interminable, interminable... Esto estaba escrito para una adolescente, para que no se suicidara ante las frustraciones que la vida la deparara; aunque quien lo escribió se suicidó a finales del siglo XX, siendo ya un viejo.
A veces por puro aburrimiento veo primeros planos de un programa de televisión que se llama Frist Dates, primeras citas, en el que se presentan muchos jóvenes de ahora, sofisticadísimos, bixexuales y muy promiscuos poliamores, la mayor parte dicen estar de vuelta de todo, exhibicionistas, malhablados y taqueros aunque la palabra mas repetida puede ser que sea "guai" lo cual indica lo niños inmaduros que son a pesar de sus pintas y categóricas afirmaciones. En mi pueblo las argollas que atravesaban el tabique nasal se las ponían a los marranos para que no hozaran en el suelo de la pocilga y lo rompieran, es decir, para que se hicieran daño al intentarlo. Hoy esto sería "maltrato animal". Si a alguien se le ocurriera tatuar a su perro o a su cerdo sería "maltrato animal" sin embargo ese programa está lleno de animales ¿racionales? automaltratados. A veces los ponen música y se ponen a bailar "bachata" y "perrean" que es algo así como agacharse la mujer y mover el culo circularmente como para que se las folle un perro, o un humano haciendo de perro.
A mí me parecen horribles, física y moralmente, nunca me iría a la cama con una chica tatuada o con argollas. (Ni con un chico tampoco) Soy un regresista.
He visto (porque fui a buscar a mi hija a las tantas) lo que hacen los chicos en las verbenas de Candelario. Todos tienen un montón de bolsas con bebida, y beben y beben mientras la música atruena, algunos saltan pero nadie baila. Se rompen vidrios, y se derraman líquidos anaranjados, azucarados y pegajosos.
Bailar era otra cosa. Incluso el baile suelto en corro que hacíamos en los ochenta en mi pueblo. Mis padres bailaban mejor que yo ¡qué regresista estoy!
Me gustaba llegar a una estación de autobuses o a una consulta médica, para charlar con desconocidos o para escucharles. Hoy todo el mundo mira a una pantalla. Ni puto caso a los humanos que les circundan. Silencio sepulcral en el que solo se escuchan los avisos de guasap. ¡Cuánto echo de menos los trenes con departamentos en los que nos sentábamos frente a frente seis u ocho personas!, ¡qué buenas conversaciones se tenían! Aquello era más humano, infinitamente más humano. En este siglo todo lo vamos a conseguir a golpe de click.
Ayer en Francia han aprobado que en la constitución esté el irrenunciable derecho al aborto. En el siglo XX se luchó por eliminar la pena de muerte: La sociedad no puede elegir eliminar del cueprpo social a personas que matan a otros y una madre puede elegir eliminar a un inocente, de su cuerpo (este es real y no figurado)
Yo soy regresista: no me gusta casi nada lo que hay, y menos lo que viene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario