Es el nombre del río con acento en la i que yo no conocí con seguridad hasta entrar a verlo. Sabía que era bonito, y también sigo bastante a una mujer simpatiquísima artistísima y trabajadorísima de allí. Se llama Paola Hermosín y es una guitarrista clásica que vale pa tó.
Pero el acercarme hasta allí fue para conocer y disfrutar de la vista. Una de las primeras cosas que llamó la atención son estos árboles de flores moradas, que luego vería en más lugares de este viaje:
Esta fue la principal golosina estética que descubrí en un parque fluvial que baja hasta los cañaverales del Guadaíra.En el centro del pueblo no pude por más que preguntar, pero el primer grupo de personas o supieron responderme. No seguí insistiendo y he hallado buscando por internet el nombre del árbol con flores moradas: es jacarandá, o jacaranda. Es un árbol de origen suramericano. Me hubiera gustado más conocerlo "in situ" informado por un paisano, pero el aprender no tiene dueños. Lo que sí encontré escrito en algún poema callejero es que como el albero de Alcalá ninguno. A los pies está la muestra.
En el centro de la acrópolis hay una ermita, donde había unas monjas con unas niñas.
Hacía calor, y el reflejo del albero lo acentuaba. Afortunadamente son finales de Mayo, esto en julio debe ser una sartén.
Entrar a un coche y sentarse en él con todo el solazo acumulado hasta que empieza a moverse el aire de dentro...
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