Hoy me advirtió el algoritmo de facebook de que mi publicación en "Españoles contra la amnistía" contenía odio y me invitaba a no ponerla.
https://www.facebook.com/groups/291758230401364
Seguramente el odio se veía en que afirmo que los socialistas actuales son unos borregos.
Lo reafirmo. Hace un año todos, todos, abominaban de la amnistía que proponían los delincuentes independentistas. Y hoy han votado y revotado, no solo la amnistía para las malversaciones de Puigdemont y Arthur Mas, sino también los latrocinios de la familia Pujol. Esos, que hasta hace tres o cuatro meses tampoco cabían. El rebaño entero ha entrado por donde decían sus pastores que tienen un apego al poder que no es sano para España.
Sí, pero yo tengo odio, no lo niego; aunque era previsible estoy de mal humor, y me escuece. He perdido amigos por el camino: ellos han ganado esta votación, su equipo ha resultado vencedor en esta prórroga.
Me ha pasado más veces. Dice la ranchera de José Alfredo Jiménez "yo sé perder". Recuerdo haber tenido derrotas personales más amargas, más abismales (o que creí yo entonces que eran abismales). Sé que se me pasará.
Necesito desahogarme: me da vergüenza mi país, y me dará más vergüenza el que dentro de un poco más de una semana les vuelva a votar gente. Los socialistas se sentirán refrendados.
Me costaría compartir hoy alegría con los ganadores de la amnistía. No quiero amargarme, no iría a ningún concierto, ni a ningún teatro: me entretengo con la guitarra y con youtube.
Estoy leyendo "El Idiota" de Dostoyevsky: un hombre bueno sin vergüenza de su bondad que aterriza en un mundo podrido y se pone a dar ejemplo. Hoy no tengo humor para ser este personaje.
Anteayer en un supermercado me pidieron algo para el banco de alimentos, y me acordé de que Pedro Sánchez ha dicho hace poco que la economía española "va como un cohete".
Dije no.
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