Hacía bastante calor. No estábamos dispuestos a tirarnos cuatro horas dando vueltas al palacio de Viso del Marqués esperando que lo abrieran. Además teóricamente era un archivo: no imaginábamos la cantidad de frescos, salas e información que nos podía proporcionar.
Esta rotonda representa a un caimán que trajo el marino Álvaro de Bazán y que está en la iglesia del pueblo.
Seguimos adelante hasta Despeñaperros.
Este es el restaurante que nos salió al pie de la autovía. Aparqué a la sombra. No suelo yo recomendar estos sitios: Menú del día 15 € y estaba lleno de gente, algunos con atuendos obreros. Los camareros se movían con rapidez llevando platos repletos.
Este es el restaurante que nos salió al pie de la autovía. Aparqué a la sombra. No suelo yo recomendar estos sitios: Menú del día 15 € y estaba lleno de gente, algunos con atuendos obreros. Los camareros se movían con rapidez llevando platos repletos.
Pedí caza estofada de segundo plato, bien sabrosa fue. Esos dos obreros de la barra son un buen indicativo de que el lugar da bastante de comer y que es bueno. Hice esta foto del ciervo para mandársela a mi madre.
Como comer de restaurante siempre entretiene, cambiamos de idea y decidimos después dar una vuelta por la vieja carretera de Despeñaperros y volver nuestros pasos hacia el palacio pendiente que, al fin y al cabo, era uno de los objetivos claros de este viaje.
El paso de Despeñaperros es un clásico entre los paisajes de España. Marca la frontera entre Castilla y Andalucía y por él transcurren la antigua nacional, el ferrocarril clásico y la moderna autovía con sus túneles que te ahorran mucho tiempo a cambio de robarte bastante paisaje. Otras veces que pasamos no lo hicimos con tiempo, pero esta vez aprovechamos para "hacer tiempo" circulando y parando por la antigua "nacional".
Una vez en una conferencia taurina escuché. De Despeñaperros p'abajo se torea
de Despeñaperros p'arriba se trabaja.


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