martes, 2 de julio de 2024

El vino amontillado.

En Montilla hace unas décadas se producían 40.000 toneladas de uva, nos contó un bodeguero con nostalgia. Pero con el mismo pesar nos dijo que solo la cuarta parte se vendía como buen vino, el resto era vino peleón y eso no interesa, ni tampoco se consume ya como se consumía. La producción se ha reducido y los olivos, que  pueden recogerse con más mecanización y no requieren tantos cuidados, son la opción que domina en sus campos.
Claro, que pocas denominaciones de origen pueden tener como propagandista a Edgar Alan Poe. El barril de amontillado, así ha de leerse en inglés y en todos los idiomas a los que se traduzca. Las bodegas de Montilla son enormes y la mayoría no están excavadas en la tierra, sino que son grandes edificios.

Me he leído el cuento del barril de vino amontillado de Poe, y es, como esperando a Godot, el motivo que nunca termina de aparecer: un cebo de ambrosía en el que cae un sujeto que desea catarlo y para ello se introduce en una bodega en carnavales.

También a Montilla le adorna la fama de ser lugar de una de las novelas ejemplares de Cervantes, "El Coloquio de los perros" como celebra este mural.

No bebimos vino ni compramos vino, y ahora creo que, como todas las experiencias que dejamos de tener y lugares que dejamos de ver, me deja una incompleta sensación.



 

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