Llegamos al atardecer y yo tenía bañador. Así que fui a saludar personalmente, con mis sandalias de la mano.
El Mediterráneo estaba efusivo en sus contestaciones.
Creo que si uno no viera el mar sería incapaz de imaginar toda la belleza que puede ofrecer.
Una población asentada en una roca para defenderse de lo que viniera del mar, y también para no desperdiciar la feraz tierra llana. Luego vendría el turismo a poblar el llano y a reedificar en la acrópolis.
Las fotos han salido bien. La verdad es que no la recordaba tan bonita.
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