Actualmente poca gente toca unas tenazas, como está haciendo mi padre en esta foto para sujetar el puntero que estaba afilando. Nosotros teníamos otro par de tenazas en la lumbre para manejar los tizones.
Muchas veces en mi vida me he sentido atenazado, igual que el puntero que sujetan las tenazas de mi padre. Son muchas las preocupaciones que sustrajeron mi atención y mi creatividad en 59 años; ahora estoy atenazado por los derroteros de la política española, y por llevar a buen puerto la herencia que mis tíos solteros dejaron entre doce primos; también me atenaza la soledad y la degradación que sufre mi madre de 83 años.
En otros tiempos estuve atenazado por la compulsión por estrenarme, por conseguir una novia, para perpetuar el modelo de familia en el que todavía creo, que se prolonga en mi hija. También me atenazaba el pensar que quizá nunca pudiera tener capacidad económica para sostener una vida. Lo que más me atenazó en mi existencia es no haber conseguido un trabajo estable que me trajera la solvencia económica definitiva con la que afrontar el futuro.
Con todos estos atenazamientos o preocupaciones (las hay menores como cuando se estropea el ordenador o el coche, o los problemas de la comunidad de vecinos) me siento constreñido, limitado en mi libre pensamiento de crear, o de concentrarme en la lectura, o de viajar.
La libertad es el mayor bien que tiene el hombre, la libertad y el bien dormir que reponga las energías necesarias para afrontar el día siguiente. Por supuesto que la ausencia de salud es lo que más atenaza.
Me gustaría tener la libertad de pensar en lo que me diera la gana, y no en preocupaciones. Combato los malos pensamientos distrayéndolos con otros peores, como conté hace poco en esta pantalla invocando la tristeza del más horrible incendio que sentí. Pero no puedo quejarme, pobres habitantes de Gaza o de Israel, ucranianos, africanos y tantos anos desgraciados que hay por el mundo. Mis preocupaciones son mínimas en relación con alguien que tenga un negocio, deudas, familiares dependientes, maltratadores, vecinos de barrios violentos...
No le cambio el puesto al rey de España. Y no creo que nadie lo haga en estos tiempos. ¿Recibirá ayuda psicológica?
Yo me libero escribiendo, mis razonamientos me refuerzan, creo que además hago algo valioso para los que me leéis o me leais en el futuro. Me he levantado a las cinco de la mañana para aliviarme del atenazamiento de mis pensamientos, siento que he creado algo positivo y con este perfume vuelvo a la cama a las seis de la mañana a ver si puedo conciliar el sueño.
Ojalá tenga sueños bonitos.
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