domingo, 3 de diciembre de 2023

La realidad supera a la ficción.

 Llevaba ya 312 páginas leídas de este libro largo, de una prolijidad innecesaria para mí, cuando decidí consultar en internet el nombre de su protagonista. Existió. Luis Banchero Rossi fue el hombre más rico de Sudamérica y lo asesinaron el uno de enero de 1972. Y yo creyéndome que estaba leyendo una novela. Ahora comprendo por qué no salía el sexo en la abundancia que yo pudiera haber supuesto. 



Resulta que el autor, Guillermo Thorndike, es un periodista de raza, y ha dirigido muchos periódicos peruanos, amén de publicar bastantes libros en sus 69 años de vida. El presente es, a ratos, una obra maestra de la novelística si es que puede serlo algo tan real. Posiblemente ahora (hace 50 años de la publicación) con los derechos de imagen y las leyes de protección de datos sería impracticable publicar un libro así de crudo y así de veraz, lleno de datos económicos apabullantes  y un montón de apuntes sobre la vida de este magnate que ya tenía que tener reunidos el escritor antes del crimen, porque de lo contrario es imposible que este ejemplar que yo tengo como publicado ya en Argentina un año después del asesintao, se hubiera escrito por una sola persona.
La novela ha ido atrapándome con su meticulosidad horaria. Va narrando una vida entre el acuciante presente y el pasado hasta describir con una horrísona parsimonia forense cómo imaginó su lenta muerte: desgarradora y violentísima Yo vi morir a mi padre y sentí la resonancia de los ecos, de los miedos y las angustias, las desconexiones, las taquicardias, como se desplomaba todo dentro de él, aunque para mi suerte y para la suya, se quedó dormido respirando en paz, aunque sabíamos que estaba encaminado. Probablemente cruzó el túnel sin pavor, despacito, ya andaba muy despacito, y el sufrimientó físico parecía haberle desaparecido.
Todo lo contrario sucede en la violentísima muerte de este magnate, que la pluma de Thorndike nos va desgranando pormenorizadamente. El escritor había debido de haber visto morir a alguien, o se lo habrían contado con todo lujo de detalles, porque yo encontré plasmado el trepidante ritmo que percibí en unos de los minutos más inolvidables de mi vida.
La obra es excesiva, como un sumario judicial: un montón de detalles innecesarios y prolijos, por si acaso, como si pretendieran apabullar a alguien con sus abundancias médicas, psiquiátricas, jurídicas, y además citas de autores científicos (poco novelístico es eso). A cualquier lector le sobra el 90% de esos remaches. El colmo de la redundancia es que aparezca la "transcripción" de un programa televisivo amarillento en el que se dan vueltas y revueltas a unos hechos controvertidos y contradictorios.

A ratos parece el asesinato de Kenedy, y las conclusiones son que tampoco pudo hacerlo un hombre solo.

Sin embargo considero un valioso escritor a Thorndike. En el Bum de la literatura hispanoamericana solo había una casilla para el Perú y la ocupó Vargas Llosa, pero esta obra es tan buena como muchas de las obras no tan menores de Don Mario. La compré este año, cuando hace un par de ellos que no me caben más libros en casa, pero este debería estar y cuando tenga por necesidad que vaciar estanterías, deberá ser de los que se queden conmigo, porque es una rareza bastante buena.


 

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