domingo, 10 de agosto de 2025

Yo no creo en Dios, pero sé que el diablo existe.

 Hace cinco minutos yo estaba pedaleando en mi bicicleta estática. Me había propuesto llegar desde el  591 hasta el kilómetro 600. Pero se ha presentado él y me ha susurrado, 

Pero si ya tienes bastante.., esta mañana has salido con tu mujer y habéis hecho ocho kilómetros andando.

Yo he perseverado con vista fija en el contador que avanza muy lentamente, ¿estará averiado?

Además son las diez menos cinco, a lo mejor el vecino de abajo sigue durmiendo: lo vas a despertar. Se estará cagando en tus muertos.

He pensado que ya le vale a las diez de la mañana, aunque sea domingo, además la bicicleta no hace tantísimo ruido.

Te vas a hacer daño, esto no es bueno para la espalda..., además podías desarrollar esta idea en el blog. Si no, como tantas otras, se te va a olvidar.

Y entonces me he bajado de la bicicleta con 593,6: aquí me tenéis con el antiexorcismo. 


Me pasa a veces que se ha quedado un trozo de tortilla de patata de la cena y la he guardado en el frigorífico, si me despierto él me lo recuerda y añade:

Levántate, cómetela con un trocito de pan y te quedarás dormido cuando vuelvas a la almohada.

Muchas veces estoy dando vueltas al insomnio, y me concedo "venga, levántate, solo a por un poco de agua, que no engorda.

Pero cuando abro el frigorífico allí está él incitándome. A veces si no encuentro nada que me convenza en sus semidesérticas baldas, me sugiere que abra una latilla de atún en escabeche.

Y yo lo hago. 

                                             Hago mal contra mi voluntad,  luego existe.

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