sábado, 16 de noviembre de 2024

Guerra guerra

 Estoy leyendo Yo el Supremo de Agustín Roa Bastos y el protagonista reflexiona sobre la motivación de los soldados paraguayos frente a los brasileños y argentinos. Era el siglo XIX. ¿Cómo movilizar a sus paisanos para que luchen por lo que creen -y su país que no sea arrollado por estas dos mayores potencias- mientras que quizá los otros no van a querer morir tan fácilmente por unos terrenos que nunca han conocido como suyos?

Me brotan durante esta lectura todos los monumentos callejeros y los que veremos en tantas iglesias de los "enfants de la patrie" que consiguieron parar a los alemanes en Verdún y que al final, con la decisiva irrupción de los americanos, lograron ganar la Gran Guerra.

                        monumento a esos caídos que siempre tanto reverencian los franceses, en Figeac

Sí, pero ahora hablan del protagonismo de drones, de misiles y antimisiles, de tanques superiores a otros tanques (parece que los helicópteros artillados ya no están de moda, si un dron que vale diez mil euros puede cepillarse a un helicóptero que cueste cinco millones y se cargue además a tres tripulantes, haga tres viudas y huérfanos, tres pensiones... tres madres aniquiladas) 

También me pregunto para qué sirven actualmente los fornidos, entrenados y sufridos paracaidistas si no se han usado en una guerra como esta de Ucrania que se desarrolla en grandísimos espacios ¿es que ya están tan obsoletos como las picas y los arcabuces?

Pero lo que más caduco está es el coraje, la resistencia hasta el último hombre, la heroicidad y el sacrificio hasta la extenuación que vemos en la foto. Ahora todo va de quién tiene más drones, no más cojones, que es como nos dijeron que se ganaban las guerras antes.

(Aunque en las guerras desde siempre todo el mundo miente)

Los ucranianos lo tienen crudo. Si Trump decide cortarles el suministro de armas, cosa que ya han de haber calculado los rusos, no tendrán más remedio que claudicar con el que sabe que ahora tiene todos los triunfos en la mano. Si Trump dijera ahora mismo voy a seguir dando armas, tendrían otra vez la chance de ganar o recuperar algo de lo ocupado, pero si como ya ha adelantado: ha dicho que "va a parar la guerra en veinticuatro horas", pueden darse por vencidos a pesar de que sean valientes y sepan por lo que luchan, peleando por su tierra contra un enemigo superior, mientras que los rusos y sus mercenarios luchan por luchar, o simplemente por ganar. Y van a ganar definitivamente esos territorios.

Es triste para el valor humano, porque ahora descaradamente todas las guerras serán la economía, el apartar dinero para amontonar artefactos con los que defenderse o atacar, el acertar con la tecnología más fiable, o con los proveedores mejores. Ya nos ganaron a fines del siglo pasado las máquinas al ajedrez. El factor humano, salvo los afganos -o quizá también-, se terminó para todas las guerras venideras. 

La desmoralización de las tropas ucranianas, que es de lo que hablaba la novela que estoy leyendo sobre los paraguayos, tiene que ser estos días mayúscula.


                                   

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