martes, 2 de enero de 2024

Símbolos

 Parece que Hitler estaba aterrado porque pudieran hacer con su cuerpo lo mismo que con Mussolini. Este siglo hemos visto algo así con la cabeza de Gadafi. Un cuerpo muerto es un símbolo y como termine de vilipendiado es lo que queda como recuerdo último; las personas obsesionadas por su imagen saben valorarlo como nadie. Greta Garbo se retiró del cine muy pronto y no consintió que el paso del tiempo estropeara su imagen ante el público.

En lo que se llama el "resto" de España la imagen de Pedro Sánchez y su gobierno está muy deteriorada. No sé si se habrá incrementado su aprecio en Cataluña y las Vascongadas; lo dudo, pero caso de que fuera así no creo que compense todo lo que ha perdido por aquí.

El activismo sonoro y visual contra Sánchez no ha cesado de manifestarse frente a la sede de su partido. Seguramente muchos se han conocido allí, quedan, ligan y sienten  que hacen algo contra este traidor a su palabra; todos los políticos lo han sido, lo son y lo serán pero a mi modo de ver como éste ninguno.

 La noche de fin de año que es costumbre reunirse para pasarla juntos en un ambiente festivo. Mucha gente eligió seguir haciéndolo frente a la sede del PSOE y alguien, para animar la fiesta llevó una efigie del presidente del gobierno con la nariz de Pinocho. El símbolo fue escarecido y maltratado para goce de los asistentes y de las cámaras de los periodistas, y creo que el asunto está en manos de la fiscalía, y ha sido condenado por los portavoces socialistas. (nadie se ha quejado en nombre de Pinocho, que yo sepa)

No creo que tenga mucho recorrido judicial porque ya hace tiempo se quemaron en Cataluña efigies del Rey que es un símbolo constitucional de mayor rango, y se resolvió que eso estaba dentro de la libertad de expresión.

Este sesentón no gusta de estas manifestaciones chuscas, (y por quien más lo siento de por Pinocho de quien vi películas hermosísimas durante la infancia de mi hija) por eso escribo, por eso mostré por la calle mi bandera y la sigo teniendo en mi ventana: es un símbolo para que la gente recuerde que me parece muy mal y estoy dispuesto a cargar con las consecuencias sociales de seguir sosteniendo mi afirmación.

El que Sánchez y sus mentiras sigan siendo protagonistas de las fiestas, y quizá de la imagen de España en el exterior como un Mussolini machacado, es algo que conviene a mi causa y creo que no interesa a la de los actuales socialistas que deberían intentar que el fuego se extinga en algún rincón oscuro de la desmemoria.


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