No he debido de haber visto la película, de lo contrario me habría acordado de algo a lo largo de la lectura de este estupendo libro. Seguramente en sus setecientas y pico páginas hay demasiadas historias para una sola película, así que supongo que se ceñirán a algún momento o a alguna de ellas. De cualquier modo nada me sonó y esta vez lo agradezco porque además el libro se lee como el agua de beber, y en este caso prefiero las palabras puras sin imágenes imaginadas por otros, subrayándomelas.
Ahora, por supuesto, tengo muchas ganas de ver la película, estoy seguro de no tenerla en video ni en DVD, así que estaré atento a si la ponen alguna vez, porque creo que no me he visto ninguna película larga en el ordenador.
Me ha entusiasmado el libro. Es una historia familiar, en la que aparecen otras familias vecinas o amigas. Tiene un personaje femenino muy malvado, una mujer paradigmáticamente tóxica, un concepto que ahora está de moda. También hay algunos personajes buenos, pero dominados por un "fatum" insoslayable. Recuerda, como Cien Años de Soledad, al antiguo testamento: hay parábolas y personajes carentes de sentido práctico, tan violentos como altruistamente desprendidos llegado el caso.
No cuesta ningún trabajo situar en la historia a sus personajes. La he leído con pasión, y sin necesidad de volver sobre los renglones pasados, como me sucede tantas veces cuando acontece que el placer se enturbia con tanto trompazo y levantarse para volver atrás a recuperar el sentido perdido.
Lo que me ha saltado muchas veces es la canción de Luis Eduardo Aute:
James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé, aquella fue la primera vez tus labios parecían de papel...
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