domingo, 12 de noviembre de 2023

Cabra, la de los egabrenses

Es un pueblo grande de los que tenemos que elegir para buscar donde dormir. Tiene que ser un lugar interesante para pasearlo de noche, que posea monumentos iluminados,  para luego repasarlos el día de mañana. Esta es la receta ideal para gustar de los sitios y,(como se dice últimamente por aquí) a mayores, de los viajes.





Era sábado por la noche, de un día 14, de puente, esta ciudad tiene una calle central larguísima, como Logroño, como Palencia, aunque sin porticar. Había mucha gente en un fin de semana caluroso, de prórroga veraniega, ideal para los establecimientos hosteleros. Deseado, esperado, escogido. 
Y muchos seguían haciendo el agosto, pero vimos a un pobre hombre sentado en la terraza de su establecimiento como si fuera un cliente, el único cliente para llamar la atención de que estas mesas y sillas estaban ahí para algo, que la gente se sentara y consumiera y alimentara la caja. Pasamos dos veces y la triste sombra del hombre desesperando nos amargaba la noche. Nosotros solo somos de tomar desayunos; a veces comemos, pero casi nunca, y salvo que estemos muy sedientos o muy entusiasmados, no tomamos nada por la noche. Daban ganas de sobreponerse, hacer una buena obra y colorear la escena para que otros paseantes "picaran" en esa terraza desgraciada: iniciarle un círculo vituoso o ro,perle el círculo vicioso; pero como cuando ves a un matrimonio joven, o viejo, paseando a su hijo down o con cualquier tara, lo que hacemos cobardemente es mover la cara para otro sitio, por puro egoísmo de no entristecernos, al fin y al cabo, viajamos para disfrutar. Y no para aprender que la suerte de la vida es desigual y tonta y antipática, a veces es hasta trágica hace unos días en la autovía que viene a Béjar un camión se cruzó en la carretera y un coche con un hombre de 51 años que venía detrás se lo tragó, pero no venimos a filosofar, porque como dice una canción (quizá sea un tango) con la filosofía poco se goza
No podemos salvar el mundo.

Sigamos disfrutando, pues.



Este edificio de singular portada cuya acera estaban limpiando, es la Sociedad Filarmónica de Cabra, lo cual es una alegría que exista por muchos años.

Ya dijimos que en esta parte del Sur hay tanto mármol como barroco, y es la piedra ideal para este estilo arquitectónico. Mal barroco se podría elaborar con el granito de mi pueblo natal.



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