Un cementerio abierto es siempre una invitación para ver los monumentos con los que honraron a los muertos. Hoy la moda es desaparecer quemando gas con efecto invernadero. Son cinco horas lo que tardan de entregar las cenizas,(este año incineraron a mi tío Enrique) todo ese tiempo multiplicado por un chorro de gas argelino ruso o americano no me termina de cuadrar con ecológico por muy cómodo que sea.
Ha habido veces que he pedido a mi mujer al final de la tarde suspender visitas. No es que esté solicitando hormigón o asfalto para mi comodidad, si vamos a ver ambientes o estéticas es un precio que pagan mis pies hasta que pueda. Lo que no puedo es abusar de estas pisadas.
Una foto testimonial, antiestética, vergonzosa, de las tripas de un edificio apuntalado en pleno centro de esta localidad tan hermosa. No obstante el resultado estético por combinación de texturas y colores es evidente: hay que hacer esta foto porque el ojo de la atención lo pide.No muy lejos se está construyendo con elegante criterio, y bastante dinero buscando una imagen compacta y resultona.
Me despido acercándome por el otro lado a la puerta del Perdón de esa misma iglesia, con mi pequeña y práctica mochila, para mostraros una pincelada del ambiente peregrino de aquella mañana.




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