Hemos tenido la suerte de adquirir en el centro REMAR de Jaén veinte libros, de los cuales cinco son de esta escritora tan genial. El adjetivo se dice casi siempre y muchas veces con impropiedad, solo porque es superlativo. A mí me parece genial el conocimiento del género humano que supuran, esta mujer misántropa se atreve a diseñar las vísceras de nuestra condición y cada cosa funge en su sitio, por lo menos los síntomas y los olores son reconocibles. Luego está la paciente arquitectura del suspense, no en vano la descubrió Hitchcock y este descubrimiento tan mediático cuando tenía 28 años nos regaló a una novelista que pudo dedicarse a ello y vivir bien, donde quiso. terminó residiendo en la carísima Suiza.
Creo que ya tengo todas sus novelas, y muchos o todos sus cuentos, y nunca defrauda. Lo puedes intentar leer lento recreándote en su acertada prosa, pero al final la historia te lleva y quieres, como sea, pero muy hambriento y azarado, llegar al desenlace.
Sorprendente; yo leo calculando, pero casi nunca acierto a pararla el penalti.
En este libro salen como yo creo que son las envidias y agobios literarios de la gente que echa todo el alma en ello. Y aparece mucho más, muy bien tejido.
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