sábado, 17 de mayo de 2025

Asesinato made in USA

 En la última razzia librera encontramos esta bonita edición tan fácil de leer porque contiene famosos sucesos criminales. Los del centro del mundo occidental, desde Roma hasta Dallas o Columbine, siempre han sido atractivos para comentario de la gente por los siglos de los siglos.



Este libro contiene artículos periodísticos maestros refrendados por el premio Pulitzer. Su magisterio se proyecta hoy en documentales y en series de programas que siguen este sistema de sumar, acumular puntos de vista, no importando que se repitan narraciones, pero que percuten sobre el espectador para que aprehenda que son efectivamente reales cuanto más remachados están desde cada testimonio por su correspondiente visión. Es decir, que los lectores somos jueces de estos sucesos.

Son casos famosos: el primero que aparece es el crimen que inspiró la soga de Alfred Hitcoock, lo cual siempre es garantía de impacto comercial. Otro es la primera gran masacre de un excombatiente esquizofrénico, que se carga a medio pueblo porque creía que le despreciaban y le miraban mal: solo deja de matar cuando se queda sin balas. Fue un suceso de 1949, solapado por muchos antes y después, pero es, de este libro, el que más me ha gustado literariamente. (No sé por qué me acuerdo de Jim Tompson).

 La narración de los primicias del asesinato de Kennedy no podía faltar, y así justificamos la atractiva portada; pero los textos resultan un poco escasos en relación con todo los datos que sabemos del caso. Hay más crímenes representativos, pero el libro termina con la matanza de "los chicos de la gabardina negra" en un instituto de Columbine en Denver (Colorado). La repetida minuciosidad de la narración de cómo los dos muchachos van matando todo lo que pueden hasta que se suicidan o los "abaten", es mareante; da náuseas, a mí al menos, por la proximidad: hemos ido y nuestra hija ha ido no hace tantos años a un instituto, y hay decenas de películas y series que nos vuelven a meter en ese ambiente, en ese tipo de instalaciones lo que hace que sintamos más proximidad de ese terror.

Una amiga de mi hija está en Estados Unidos. No recomendaría la lectura de este artículo a sus padres, ni a nadie que tenga un hijo en una institución educativa de aquel país.

El problema de esta última conocida masacre y otras muchas similares no son los complejos, ni las enfermedades mentales, ni las ansias de notoriedad; el problema es que los americanos pueden conseguir todas las armas y munición que quieran, y eso resulta letal porque los problemas mentales existen como en todo el mundo, mayoritariamente desarmado, pero, y ahí está el caso del noruego que batió el récord mundial es porque si pudo matar a ¿setenta? personas es porque tenía al menos setenta balas y un rifle con mira telescópica concebido para defenderse de los osos polares.

El problema de los norteamericanos es que desde nacieron como país, hay muchas armas de fuego, y está enquistado el correspondiente miedo porque pueden venir a matarte armados. Supongo que si pudieran retirar todas las armas, las de los buenos y las de los malos, lograrían más tranquilidad, y no se gastarían los dineros ni se entrenarían en el manejo de máquinas de matar personas. 

A ver si para el siglo veintidós...

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