domingo, 30 de noviembre de 2025

Lugar de cuento sin nombre.









Creo que se distinguen perfectamente estos obstáculos calculados para que a nadie se le ocurra aparcar un coche en el césped. Pero si están es porque alguien, alguna vez. lo perpetró.





 No he sido capaz de encontrar el nombre de este lugar, pero no importa, si algún día viajáis libremente por la Dordoña encontraréis más de lo que vuestra sensibilidad estética sea capaz de digerir y recordar.

sábado, 29 de noviembre de 2025

El viejo crimen pasional

 Estoy leyendo, por primera vez en mi vida, casos del comisario Maigret, de Georges Simenon. Me gustan. Se leen fácil porque no tienen una palabra de más y lo explican todo con bastante claridad, en esta economía no me pierdo nunca y también imagino claramente los escenarios y a los personajes que describen. Las dos novelitas que he leído se desarrollan en París, lo que me place, pero además hay referencias a otras partes de Francia que he ido conociendo últimamente, lo que es otro placer añadido.

En algún momento de los dos crímenes cuya investigación ha pasado ante mis ojos se ha especulado -y descartado- que fuera un "crimen pasional". Antaño ésta era una categoría benigna o menos mala, de un crimen, algo no disculpable pero caballeresco, producto generalmente de los celos producidos por el amor. Entonces resultaba mucho más vil matar por una herencia o para robar, o porque alguien había delatado o revelado secretos.

Ahora los crímenes pasionales son eso tan apestoso que ahora se viene en llamar "violencia de género". Esta tarde abrían los informativos de Radio Nacional con uno. Yo estaba buscando noticias de Venezuela, o de unas inundaciones muy graves que ha habido en el sudeste asiático o los incendios de los rascacielos de Hong Kong.  Pero en determinados medios de comunicación de España los antiguos crímenes pasionales siempre ocupan la cabecera con escándalo e indignación. Puedo añadir por mi parte que resulta raro que en los dieciséis días que hemos visto noticias en Francia nunca hayamos encontrado noticias de esto, y no creo que sea porque no haya sucedido ningún caso. A primeros de octubre en los informativos franceses se habló muchísimo de Sarkocy y su ingreso en prisión (la primera vez que sucedía que un expresidente de la República fuera condenado y entrara en la cárcel, por cierto atacando duramente a los jueces que le condenaron, igual que pasa aquí) Esta fotografía la tomamos en una calle de Tours.


 he buscado la palabra de debajo RACAILLE: significa "escoria" que es esa parte de la hoguera de carbón que se hace una amalgama inútil y dura, que no calienta y que hay que extraer para que se pueda proseguir trabajando en una fragua para templar el metal, por ejemplo. (Esto no lo he buscado en el diccionario porque lo he visto hacer cientos de veces a mi padre cuando le ayudaba en la fragua).

En España estos casos de violencia pasional se visibilizaron con el horrendo crimen de Ana Orantes, señora malagueña que había salido en un programa de televisión denunciando los maltratos de su marido y al poco él la asesinó. La política informativa decidió a partir de aquello poner esta violencia en primer término y yo a veces pienso si no será o habrá sido un acicate para los homicidas el que saquen en primera plana de los "medios" su tremenda fechoría, la que antes se llamaba crimen pasional.

Suele reivindicarse con frecuencia que no hay que silenciar los suicidios, que hay que hablar de ello, que el tabú no debe existir, pero lo cierto es se producen muchísimos más que feminicidios, como cuarenta veces más, y no se termina de hablar. Nunca se abre un informativo con los suicidios y nunca se habla de los pormenores de los cuatro o cinco suicidios que hay diarios, hasta se pone sordina a los suicidios de los famosos.

Bueno, en las novelas de investigación policial no suelen salir los crímenes pasionales más que para descartar, porque en sí es un tema sórdido y carece de misterio interesante que desentrañar. Los suicidios sí lo son. Uno se pregunta por qué cada vez que conoce uno, y luego se hace más preguntas.

El libro "El Mito de Sísifo" de Albert Camus, que también estoy leyendo, comienza así:

No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Vivir en el cuento.

 La Dordoña tiene sitios donde es prescindible parar, pero si uno no elige la autopista, ¿cómo no bañarse de belleza y armonía, restauración, jardinería, cuidados? En un tiempo todo sería agrícola, habría gallinas, y ocas, animales de tiro, carros, herreros, leñas apiladas. Pero aquel domingo por la tarde durante otro chapuzón de belleza -creo que no vimos a nadie más que a nosotros mismos boquiabiertos con la cámara acumulando colores y formas y texturas...- sucedió como la música clásica de autores "menores": hay mucha y muy buena y toda ella reclama que la reconozcamos y amemos, porque se hizo con oficio y buen gusto para el goce de los sentidos.

Solo sobra una señal de tráfico y el cartel que está detrás y disimular el asfalto reciente. Podemos comenzar a rodar una película de época.
Y esas laboriosísimas piedrecitas del tejado, y esos remates escultóricos en la cornisa que se hicieron para ser mirados e identificados, pero solo podemos fotografiarlos e irnos. No somos justos con todo lo que los franceses construyeron y reconstruyen para nuestros ojos.
¿Quién vivirá aquí? ¿Quién tiene obligación de mantenerlo? ¿Cómo de aburrida es la armonía? ¿Qué sentirá la gente que anda todos los días por este pequeño pueblo? ¿Qué pensarán de los turistas boquiabiertos, avariciosos de llevárselo todo en su cámara? ¿Tiene sentido la vida corriente entre tanta belleza excepcional?


Pues el sitio no viene en nuestro mapa Michelín de carreteras, y mi mujer no apuntó el nombre, y nuestra memoria no es comparable a la de nuestros teléfonos. Solo sé que está muy cerca de Montignac que es donde íbamos a dormir para ver el día siguiente las instalaciones de la gruta de Lascaux.


miércoles, 26 de noviembre de 2025

Al lado de una carretera, encima de un arroyo...

 Encontramos esta casona donde presuntamente vive gente feliz y confiada, aunque no podemos saberlo. Porque la felicidad tiene que ver con la salud y el sentirse querido, no con ser envidiado por tener y poder mantener un lugar así.


No quisimos acercarnos demasiado por no causar inquietud a los moradores de esta casita de cuento. La encontramos a doscientos metros de un pequeño pueblo. Demasiado sola para tener el amparo de la vecindad, y no ponía nada de eso de "proprieté privé, defense de paser" tampoco se ve ninguna cadena que impida pasar el puentecillo, ni salieron perros imponentes a gritarnos "esto es territorio de mis amos". No lo podemos saber, si nos hubiéramos adentrado a curiosear y admirar, a lo mejor la gente que vive aquí nos hubiera dicho, "¿voulez-vous regarder l'interieur?" o algo así, orgullosos de que apreciemos su herencia o su compra y su buen gusto para mantenerla, que comportará unos hermosos muebles y la elegante acumulación de detallitos decorativos tan francesa.

Pero no lo hicimos; a esta distancia tampoco comenzaron a ladrarnos, ni nadie salió a hacer acto de presencia para estorbar e intimidar nuestra osadía.

Mucha gente, y, sin ir más lejos, esa misma encantadora mujer fotógrafa, no sería capaz de dormir tranquila rodeada de tanta incertidumbre. Cualquier ruido, coche o animal que pasara y todos los pensamientos acumulados (se me ocurre el libro o la película de "A sangre fría" sobre reportaje de Truman Capote, pero hay cientos) le producirían una inquietud insoportable. Pero los dueños, o las autoridades urbanísticas, no conciben que una cosita así de hermosa ahora se tapie se valle, se llene de carteles de compañías de seguridad y de "defense".

Lo bueno de un país próspero es que las personas confiadas pueden permitirse este lujo de no vallarlo, y nosotros de merodear admirativamente. (A lo mejor hay cámaras que nosotros no vimos, y alguien dentro, armado como un estadounidense, pero es más bonito pensar que viven en la confianza de que la gente nos respetará, y además será educada, al fin y al cabo estamos en la Dordoña que es un paraíso).



Qué encantadoras sobremesas, con lo que les gusta a los franceses tomar cafetitos...

Estas fotos son de los alrededores, a la altura de ese poste que se ve a la derecha está la carretera.



En la carreterita que veis hacia la casa mi mujer encontró un merodeador que no había tenido mucha suerte en su acercamiento.


  

Temo que va a suceder

 Porque creo que Trump, que es el llamado "comandante en jefe" del ejército de Estados Unidos no puede decir a sus barcos y portaaviones que se vuelvan a casa sin perpetrar unas cuantas y significativas destrucciones para las que fueron creados. No puede hacerlo sin que se ría de él Maduro y toda su caterva y esto no lo va a soportar su octogenario orgullo.

Trump ya hizo bombardear las instalaciones nucleares en unas montañas de Irán, y no sabemos muy bien si las destruyó o no terminó de alcanzarlas, pero Irán se ha callado, y él ha quedado como un machote, en cualquier caso no ha habido protestas significativas de las que nos hayamos enterado por aquí. Ahora este líder no puede quedar por debajo de aquella acción militar, porque matar a gente que va en lanchas, como está haciendo, es poquita cosa para el portaaviones Gerald Ford, la máquina de matar más cara creada por el hombre hasta la fecha: "El león no caza moscas" dijo alguien en latín.

En medio están los habitantes de Venezuela, que no importan al ilegítimo sátrapa Maduro, y menos al soberbio Donald, que se van a quedar sin cuarteles, sin barcos militares y con los daños colaterales que les toquen. Los venezolanos "colaterales" son como el niño que iban a partir por medio en el mítico juicio de Salomón. Pero aquí nadie se echa p'atrás.

Lo que quiero gritar es que me opongo. Bombardear, destruir, es una barbaridad. Solo creará dolor.


Pero que nadie me espere en las manifestaciones callejeras contra la agresión yanki. Ningún ministro de Sumar hablará en mi nombre bien de Maduro y de la revolución bolivariana de Chávez, pues tampoco estoy de acuerdo con ellos, ni con los que desde aquí les apoyan. No los trago. Me quedaré en casa.

Creo que lo he dejado bien claro: no a los bombardeos y quien pueda evitarlos que lo haga. Por favor.

martes, 25 de noviembre de 2025

Sociología chino-española.

Antes de nada tengo que manifestar que en el último lustro he tenido poco éxito con las cuerdas de tender la ropa. Me gusta la palabra tendal y por eso la escribo ahora sin ser necesaria, quizá sea un aparato portátil de varillas por tanto sin cuerdas, pero yo me refiero a "espacio para tender ropa". Las he comprado en bazares chinos eligiendo las que mejor me parecían, pero mi tendal recibe mucho sol y parece que los rayos ultravioleta y los desgastes de rozamiento han hecho que duraran muy poco, se deshilacharan o se hicieran literalmente "polvo" por dentro de la funda textil que arropaba a aquel material tan perecedero.

No sé si os pasará a todos, pero yo cuando entro en un "chino" no consigo entenderme con ellos. Sí, son serviciales siempre, pero es muy difícil muchas veces explicar lo que uno busca o la solución que pretende con algún producto que pudiera encontrar en su tienda. Lo que muchas veces termina uno haciendo es comprar un par de cosas parecidas a lo que cree que le servirá, porque cuestan menos que el tiempo que se emplearía en explicarse con los propietarios del establecimiento.

A veces, en otros lugares, he visto como los hijos chinos, que ya aprenden español en la escuela, ayudan como intérpretes en los bazares, pero en Béjar últimamente ya contratan españoles nativos para que hagan este y otros cometidos.

Esta mañana he ido a comprar otra cuerda distinta para el tendal. Eran las diez y el chico español que han contratado en el "chino" estaba fumando chulamente su cigarro de después de llegar y abrir las puertas y todas las historias que tengan que hacer para poner en funcionamiento la tienda; no me dio la cara así que no pude preguntarle. Me introduje en los largos y apretados pasillos de la tienda y traté de seguir la intuición para encontrar lo que buscaba, empecé por el primero mirando de derecha a izquierda, asombrándome como siempre que entro de qué, quién o para qué comprará muchas de las cosas que allí se exponen. Después de recorrer todos los pasillos volví hacia la caja con intención de que me orientaran, de hacerme entender; entonces el muchacho ya había acabado su cigarro y después de preguntarle si trabajaba allí y comentarle sobre las cuerdas me dijo un poco airado:

-¡En el primer pasillo!

Por supuesto, él debe creer que toda la gente tiene que saber que en esta tienda las cuerdas de tender, están en el primer pasillo. A lo mejor -interpreto- está algo cabreado porque siendo los chinos tan serviciales, a él le toca trabajar para gente así, y además tiene que dar la cara en un trabajo tan "subservil". (Está al servicio de los serviciales).  

Hay un montón de clases de cuerdas de muchas clases tejidos y texturas, de muy diferentes precios y yo venía avisado contra mí mismo "Juanito, no compres la más barata porque siempre te pasa lo que te pasa, no solo pero siempre con las cuerdas de tendal"



Y esa intención tenía, pero me dediqué a escrutar las características y a mirar los papeles que algunas tienen bajo la funda de plástico que las embala. Algunas que presentaban pinta solvente eran precisamente cuerdas para embalar, las cuales descarté. Lo que yo más pretendo es que no las atraviese el sol. También había cuerdas pensadas para atar a las mascotas, ¡claro! con tanto perro en España... al final escogí una cuerda con el dibujo de un tendal, y sospechosamente ¡era la más barata! 1,50 €.

 -como siempre, Juanito, nunca fallas

se trata de una alambre, durísima y dificilísima de desmadejar porque tiene una composición acerada que busca expandirse y se retuerce. Cortar la parte acerada ha sido muy difícil.

Pasé a la caja y me cobró el chino jefe.

Ya está en el tendal. A ver lo que me dura.

Pero lo que quería escribir hoy es que al día siguiente me encontré al mentado chino en el Mercadona, (antes todos los negros eran para mí iguales, después lo fueron todos los chinos, pero ya no, se ve que amplio mi espectro étnico y ético) nos sonreímos y nos saludamos. Supongo que el día que yo fui entraría un centenar de personas en su establecimiento, pero se fijó en mí y quiso reconocerme. Me gustó el detalle. Si me hubiera encontrado a su dependiente español, -que a lo mejor me lo encontré sin darme cuenta-, no creo que hubiera pasado eso.

Nunca he hablado de nada más que de objetos con ningún chino, por eso no puedo saber si su sonrisa era meramente profesional, "te reconozco como cliente y agradezco la confianza depositada en mis cuerdas de tender", o simplemente por pura simpatía humana, que es la opción comunicativa que yo prefiero.

lunes, 24 de noviembre de 2025

Vista general y algunos detalles más de Salignac

 



Un lavadero público restaurado y limpio, como si estuviera en uso.



El año pasado encontramos una contraventana de estas francesas, tan sólida y pesada, tirada en un contenedor de obra. Era demasiado amor por este país habérnosla traído en el asiento trasero del coche, así que se quedó allí. 
Jardineros domesticadores de setos los franceses son.







Muchos franceses tienen esa máquina mecánica como artículo indispensable en sus grandes casas









Creo que me gustaría ser otra vez joven y venirme a las fiestas de Salignac, beber el vino y ligar con las chicas de mi edad que estuvieran por aquí. Y terminar retozando en la hierba de los contornos con alguna de ellas. Pero el mundo no puede volver a los años ochenta donde me hubiera correspondido intentar eso.