Supongo que me faltan relojes blandos, hormigas gigantes en lugar de ovejas y la maquinaria del Gran Masturbador, pero lo demás está aquí. Es el pantano de Valdecañas, en Cáceres, el domingo 12 de septiembre. No sé si el fuerte estiaje es el que hace resurgir a los árboles muertos y las dunas despojadas de vida, o es que las eléctricas han vaciado de más este pantano para aprovechar a hacer caja en estos tiempos de carestía de la luz. En cualquier caso creo que todos, estéticamente, celebramos estos colores fantásticos.
aproximo más el teleobjetivo de mi cámara para ver ese árbol (que creo que fue encina) y su fantasmal sombra.
Pero no fue la razón de que paráramos el coche. Es que sin planificarlo se nos apareció este monumento:
parece pequeño, pero la encina que está a su lado es grande; mejor es la referencia humana:
Así es: "romanazo"; como para no adorarlo. Un regalo inesperado del viaje.Cómo no buscarle un contraluz más arquitectónico. Es impresionante su equilibrio milenario.
A unas decenas de metros están estas otras tres columnas asomadas al pantano daliniano.
Hice muchas más fotos, pero os dejo con esta luz de aquella tarde.
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