Había escrito ciudad catedralícea, pero las catedrales catedralíceas van a venir en los próximos meses. Nunca entré en la catedral de Tarazona; cuando las iglesias estaban abiertas y las catedrales eran gratuitas. En el año 1992 estaba en obras, puede que cerrada, aunque acaso no encontráramos una puerta. Tampoco tenía interés en ello pues las fotos había que hacerlas con flash para que salieran y yo no tenía flash.
Es una hermosa ciudad de ladrillo, mudéjar, con juegos de luces y sombras, que se nos presentó al principio de nuestro viaje que se cerró en Francia con otra preciosa ciudad de ladrillo, Montauban, una de las grandes sorpresas del viaje.
Tarazona suena a un personaje muy famoso de la televisión española de los sábados por la tarde: el cómico Paco Martínez Soria, un abuelo gruñón que choca con la realidad de la vida moderna bajo su boina y valores tradicionales, dando finalmente una lección a sus hijos. Los abuelos actuales deben de tener los mismos desencuentros (lo reponen constantemente en el programa llamado "Cine de Barrio") pues no concibo que lo vea otro tipo de público.
Forma parte de mis primeros viajes con mi antigua cámara Werlisa de foco fijo y de valores también fijos de luz y velocidad, con la que tenía que "meter" todo lo posible en las pocas tomas que se podían hacer entonces.
Estas fotos tan oscuras son de las cien primeras que hice (ahora que suelo hacer muchas más de cien diarias -casi cinco mil en este último viaje-) las he visto y enseñado cientos de veces en estos treinta y tres años desde que están en mis manos.
supongo que en el año 92 no habría estos bolardos defensivos y la plaza estaría llena de coches, quizá mi viejo Renault 18 de gasolina entre ellos.
Entonces uno se alejaba y buscaba el encuadre que más comprendiera, por la escasez de fotos que podían hacerse.
imposible detenerse a fotografiar detalles como este San Pedro y este obispo entre otras figuras femeninas o juveniles que no identifico.
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