Me lo mandó Facebook hace unos meses, y me dije "quiero revivir aquel temblor prehistórico de Roche des Fees" así que me hizo tener un voto más para ir a Huelva, esa provincia que queda al margen del Guadalquivir. Era un punto crucial del viaje.
Sabíamos que cerraban a la 1,30 y nos habíamos parado en Moguer generosamente. En Huelva se lo habíamos comentado al portero del hotel y nos dijo "el Dolmen de Soto si; Trigueros... no sé que haya un dolmen en Trigueros.
Claro que sí, está en el término municipal de Trigueros pero mucho más cerca de la autovía, incluso yendo por Niebla, así que decidí tirar por la carretera perpendicular a ver alguna indicación, y la encontramos, y cruzamos la autovía por arriba, y nos metimos en un pinar, y hubo una encrucijada, camino polvo, baches, peligros de avería, "a ver si nuestro robusto Dacia Sandero se iba a despatarrar aquí" dudas, reproches, gritos conyugales, siempre lo mismo por buscar un atajo, por seguir mi intuición.
Desesperadamente fuimos a Trigueros que en el mapa queda muy al norte del dolmen, y por fin una indicación clara, pero entonces más camino, más polvo, más piedras, un rebaño de ovejas abrevando, ¿lo habremos dejado otra vez atrás?. El tiempo se echaba encima. Por fin llegamos, es la una y media, cerrado y alambrado... ahí estaba clarísimo. Solo con cita previa. Lo intenté rodear.
¡Coño! era esto , no se parece al de Roche des Fées. Está ahí adentro, pero no nos van a dejar entrar. Bueno, "con esta foto ya puedo contar que estuve aquí". No sé si alguna vez veré las pirámides, pero es lo más egipcio que haya mirado nunca, (por lo mineral) también parece como del principio de la guerra de las Galaxias, donde vivía Luke Skaywolker.
Pero sucedió el milagro: alguien se acercó a mi mujer que estaba maldiciendo en la puerta requetecerrada y requeteadvirtiéndo. Era el guarda del recinto, nos preguntó: Han venido de muy lejos para ver el dolmen y no tienen cita previa ¿verdad?
-Pues sí... es que no sabíamos.
Pues pasen que se lo voy a dejar ver. En un lugar anexo muy disimulado está el centro de recepción de visitantes (también lo había en Roche des Feés, abierto pero sin nadie cuando llegamos en 2019.
Era el guarda. No estaba la técnico de turismo que lo muestra, se llama Francisco José Gallego y ha sido pescadero. Tiene actualmente un contrato de tres meses y un corazón grandón como es todo él. Había colado a otro grupo de tres personas también sin cita que estaban viendo el video introductorio, ahí nos acoplamos; yo sudando, apreté mis sobacos pero no funciona. Lo importante, que compartíamos con esas tres personas es que después de venir a verlo, nos lo habían dejado conseguir. Ellos dijeron que siguieron un camino chunguísimo por Google Maps, y al final regresarían por Trigueros. Por el camino que habíamos tomado al final nosotros.
Fueron diez minutos, yo hubiera querido sentirlos a solas con mi mujer pero también estaba nervioso y agradecido. Tenía ganas de desahogarme hablando.
A pesar de no obtener una experiencia tan transcendental como pretendíamos, mereció la pena.
Esta es la entrada, creo que orientada aproximadamente al Sur. Si algún día vamos a Abu Simbel (que no creo) me acordaré de esto,
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