sábado, 1 de junio de 2024

Nuevo amanecer en Grazalema

 

Un día mi hija respondió a la pregunta de mi madre sobre qué quería ser de mayor diciendo: TURISTA. Ciertamente para nosotros es un afán laborioso, lo queremos ver todo y a todas las horas posibles. Es como un trabajo, no paramos, y tampoco nunca nos dormimos a pata suelta por mal que durmamos algunos días. Las románticas promesas de la noche han de ser refrendadas con las luces oblicuas del amanecer. Una vuelta mañanera, un desayuno y luego volver a la habitación, sobre las diez para quizá darnos una nueva ducha, quizá cargar otro poco la batería de los dispositivos, y luego con nuestro ligero equipaje al coche a por nuevos horizontes.


El geranio monumental que ya habéis conocido.


                                             Una composición más modesta

                              Andalucía


Geranios con buena vista.


La puerta de la iglesia


Geranio y espadaña color almagre.

Cuestas. Los pueblos, bien asentados en lugares defensivos, trazaron o improvisaron un urbanismo encantador, quizá sea musulmán. Esa ventaja tenemos en España.



                               Un amor andaluz, la dedicación orgullosa a las macetas


         Blancos, ventanas, rejas, volúmenes; perfume de fresca mañana


El pueblo sería más hermoso sin coches pero los paisanos quieren aparcarlos a la puerta de sus casas, aproximadamente. Los perdonamos a condición de que sigan conservando un pueblo así de blanco.



Otra vez el monumento al toro enmaromado, al fondo

                                           Y la iglesia de la plaza mayor.


Debajo de la terraza que vimos por la tarde hay una plantación de pinsapos, que es la conífera autóctona de la zona,
Panorámica iluminada por el sol.


y mi sombra a punto de irse








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