Me siento superior intelectualmente al tenista Carlos "Carlitos" Alcaraz, porque le he escuchado suficientes tonterías propias de su exceso de testosterona y de adolescencia. No obstante parece que habla inglés muy velozmente y también aparenta tener capacidad de improvisar en ese idioma.
"Voy" con él porque es español; será que soy nacionalista (pediré perdón por serlo a los que les moleste, que alguno habrá).
Ayer nos regalaban en abierto la final de Roland Garros, y piqué para verla un poco. Si hubieran jugado un alemán y un italiano no hubiera hecho por picar. El muchacho había ganado el primer set e iba bien en el segundo pero se torció la racha, le vi hacer alguna tontería y decidí no sufrir. Me bajé al huerto un rato.
Aunque me lo proponga, un rato suele sobrepasar la hora de duración.
En esa hora se sobrepuso y remontó. Volviendo del huerto le vi ganar el cuarto set, igualando el partido a dos. En el definitivo quinto set venció, no sin luchar a brazo partido contra el tenaz alemán. (perdón por el tópico, pero era verdaderamente tenaz).
Después, en la noche, en una cadena regional pusieron un programa sobre el suicidio, con testimonios de familiares. Una mujer habló de su hermano suicidado con menos de cuarenta años, dijo que no era un enfermo mental, solo que no vio salida y acabó con su vida, se ofuscó. Así lo interpretaba ella, que habría salido del hoyo donde creía estar.
Hoy sé que no hay nada imposible
anoche supe la verdad
creía mi alma inservible
pero era cansancio vulgar nada más
Es una canción de Silvio Rodríguez se llama río
río de verdad, como un animal que ha sido puesto en libertad.
La vida es hermosa y a veces (hasta ahora) te ofrece posibilidades de remontar, posibilidades que una transitoria ofuscación desprecia; se viene el mundo abajo y solo se ve esa terrible salida.
Ayer los comentaristas, y también el admirable Pau Gasol, que pasaba por allí, comentaban la capacidad que tenía este joven Alcaraz de sobreponerse: a la adversidad, a la presión, a los fallos, a la contrariedad, a las malas decisiones, a los inesperados aciertos del contrario.
También lo decía Camilo José Cela y lo puso de guía en su fundación: "el que resiste, gana".
Un refrán que creo que está en el Quijote dice que no se debe tirar la soga detrás del caldero. Los que hemos sacado agua de un pozo sabemos que es posible que el caldero, que es lo que más pesa cuando está lleno de agua, se desprenda de la soga, se rompa un asa etc. Si por rabia tiramos la soga no tendremos con qué rescatar el caldero fácilmente. Se le puede acoplar un gancho a la soga e intentar enganchar el caldero que está en el fondo. Creo que yo esto lo he tenido que hacer alguna vez.
También una vez que tuve un pequeño roce con mi coche estuve a punto de pegarle una patada y me contuve.
Uno de los placeres de la vida es reparar cosas rotas o averiadas; yo lo practico y me siento espléndido cuando lo consigo. En la parábola del hijo pródigo se terminaba diciendo algo así como que hay más alegría en el cielo cuando vuelve un descarriado que por cien justos que aparecieran.
Está bien aprender lecciones, aunque sea de un deportista millonario e insultantemente joven.
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