domingo, 9 de junio de 2024

¡Oh Gibraltar!

Hay mucha poesía épica y lírica española sobre este lugar de la península. A mí me excitaba la posibilidad de ver que dando una vuelta por el cono Sur de nuestro estado puedes entrar en un país distinto, aunque con la misma luz, con el mismo tipo de plantas, el mismo clima. Tan solo hay que proponérselo y presentar el carnet de identidad.

Creo que Gibraltar actualmente es un despropósito caro para los británicos. Habrá servido de escala, de lugar de control estratégico hasta la segunda guerra mundial, quizá hasta la toma del canal de Suez por Nasser (no se me ocurren más crisis militares recientes). Pero ahí deben meter una tremenda cantidad de dinero los contribuyentes de las islas. Además no les quedará más remedio que comprarnos a España, (o a Marruecos o Argelia), materiales de construcción, porque eso pesa mucho para traerlo todo de allí. Lo que veréis claro es que se está construyendo y se ha construido mucho. Aunque creo que menos que en Hong Kong.

Un lugar de prestigio imperial, que yo imaginaba lleno de uniformes, armas y cuarteles. Pero no vi ninguno en la hora y media que estuvimos allí. Hubiéramos necesitado más tiempo para encontrarlos porque debe de haberlos en cantidad.

Gibraltar desde la Línea de la Concepción

Gibraltar desde metros antes de la frontera. En el centro izquierda de la imagen se ven rascacielos y grúas.

No tomé fotos de los controles y la cola por si acaso me daban el "alto". Buena gana, la primera vez.



Lo que más sorprende es que hay que atravesar un aeropuerto a pie para entrar. Soporta poco tráfico aéreo, porque supongo que tendrán que retener a la gente de alguna manera cada vez que despeguen o aterricen aviones. Hace viento aunque no se note; es un terreno llano a pocos metros sobre el nivel del mar. 
Nos acordamos de Casablanca, es la única vez que hemos andado tranquilamente por las pistas de un aeropuerto. En el Charles de Gaulle de París bajamos por una escalera a la pista pero nos metieron inmediatamente en un autobús para llevarnos a la terminal.
Dos experiencias nuevas. Tampoco habíamos cruzado nunca una frontera, porque la primera vez que salimos a Portugal en el año 93 ya no había controles fronterizos. Hay un sistema automático con el DNI que le funcionó a mi mujer pero no a mí, así que tuvo que esperarme detrás de la cola que tuve que esperar.

Ya estamos dentro. Los coches tiene matrícula gibraltareña. El volante lo llevan a la izquierda, y en los semáforos e intersecciones insisten con letras en el suelo LEFT en que los coches les van a venir por la izquierda, (es decir que aquí conducen por la derecha como en el resto del continente) no sea que sigan funcionando mentalmente con las costumbres de la metrópoli.

                                         La arquitectura oficial es distinta.

Había muchos buzones, y una jacaranda florida (árbol que había descubierto el día de antes en Alcalá de Guadaíra)

Una modesta arquitectura oficial con cañones en  vez de leones a la puerta. Había muchas terrazas y también variedad de personas hindúes y otros asiáticos, también sudamericanos, como turistas o trabajadores, judíos con traje y sombrero, y también vi un joven ciclista con una "kipá"

Se ve que los conductores son tan incívicos o desobedientes como los españoles y no hacen caso de las limitaciones de velocidad por lo que han puesto "resaltos" en las calles para frenarlos como sea

Gibraltar se financia en parte con el contrabando de tabaco y alcohol, los españoles vienen a comprarlo porque se pagan menos impuestos. En muchos casos es el mismo tabaco. No vimos a demasiada gente que traficara "legalmente" (me refiero a que puede ser que uno se compre un par de cartones pero no más)
Y te lo ponen en español; que la mayor parte de los letreros de la localidad están en inglés.


También la gasolina está más barata por la misma razón, y hay marcas de gasolineras españolas. También había un Eroski.
No fotografié las tiendas normales inglesas, franquicias la mayor parte, pero hay muchas. Era domingo y ni miramos precios, porque casi todo estaba cerrado, aunque los pasteles de esta pastelería costaban alrededor de cuatro euros,



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