miércoles, 17 de septiembre de 2025

Política encabronada

 No se me ha ocurrido otro adjetivo y debo pediros perdón por ello, es posible que no lo haya bien educado, racional, sin agresividad, ni rabia, para expresar la situación que atraviesa el mundo entero, o el estrecho mundo que se manifiesta en todos los medios. También es posible que yo esté poseído por este mal, y que mi cerebro que es lo más valioso de mi universo, esté hocicando hacia el barro de la desconfianza y la misantropía.

Creo que la humanidad está enferma de odio, de hooliganismo, de mala baba. El amor es una antigualla, un camelo, detrás están los intereses del partido, de los medios de comunicación afines, de los buenos y los malos: de los míos y de los otros.

Nadie, ni yo, está libre de pecado, pero me voy a atrever a tirar la primera piedra para afirmar que no puede ser la política a pedradas. Esa frase bíblica no era invitar a tirar una piedra, sino todo lo contrario. No hay que matar, ni bombardear, ni pegar, ni imponerse, hay que buscar un recto camino del bien, aunque no sea exactamente el más recto, porque el más sencillo el más directo que es "los otros son los malos, todo lo que les perjudique es lo mejor que pueda pasar". Se embiste con la cabeza de pensar.

En esto está la política mundial, si uno piensa en lo que dicen y hacen personajes como Trump, Putin, Maduro, Netanyahu.... (voy a omitir deliberadamente a los españoles para que no se me hinche la vena del cuello) no ve más que personalísimo desprecio por los demás, por la gente vil que no se somete a su verdad verdadera. No dudan, no reflexionan, tan solo tiran piedras, aunque íntimamente, si son sinceros con sigo mismo, sepan que son unos de los mayores pecadores.

La buena educación es el respeto al prójimo, tratarle como persona, como uno quisiera que le trataran siempre, como uno quisiera que todo el mundo se tratara. Como hace la mayor parte de la sociedad que mira por encima, o por debajo de la política actual, porque la mayoría de la gente nos ayudamos en la vida así como en el tráfico rodado, tenemos paciencia, nos avisamos si hay algún peligro, aunque haya alguno que se manifieste con el claxon visceral o con brutales acelerones, pero son los menos, jóvenes que no han aprendido a manejarse en la vida o brutos egoístas, energúmenos.

El mundo está en 2025 gobernado por brutos egoístas. Voy a pensar (por querer pensar bien) que el dictador Ji Yin Ping no lo sea, porque no tiene que convencer a nadie, y parece sigiloso, trabajador, constructivo, no dominado por la testosterona, eso transmite, pero realmente no le conozco, ni me interesa porque no consigue interesarme ya que como tiene el poder absoluto no hace aspavientos de odio, de populismo (o a mí no me llegan).

No voy a pensar cómo cambiarán los chinos a este personaje, quién o quiénes decidirán qué persona encarnará lo que tienen que hacer los chinos del futuro y todos los países que los siguen, y todos los intereses que controlan.

Aquí en occidente estamos en manos, mejor dicho "en pies" de Trump, un octogenario rabioso que ha sido refrendado por los norteamericanos y que se rige por sus "santos cojones" (y perdón otra vez por la mala expresión, pero soy incapaz de encontrar otra mejor).

                                                                   ***

Quiero manifestar, al borde de mi sesenta y un cumpleaños, que creo que en el mundo hay mucha gente competente y amigable, que piensa en el bien común y en el propio bien conjugados y que es capaz de mirar a los ojos de los demás como si fueran tan personas como él, aunque el mundo actual esté gobernado por una excrecencia pútrida de trincheras y hooligans, de odiosos odiadores, y de cabezas autocomplacientes.

Vendrán catástrofes e incendios, accidentes, asesinatos y desgracias, azotes de la humanidad, porque el mundo es y lo hacemos así, pero deberíamos quitarnos de la cabeza eso de a quién beneficia o perjudica ese dolor, o esas desgracias si es a los míos o a los otros, quién manda allí, porque todos somos iguales y nadie merece inundaciones, ni incendios, ni asesinatos, ni accidentes; debemos querer lo mejor para todo el mundo, y tratar de hacerlo mejor y no peor.

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