martes, 2 de septiembre de 2025

Las religiones y la historia

 Leo en Mesonero Romanos sobre un personaje muerto y sepultado:

Se quedará tranquilo en aquel sitio, sin esperar otras visitas que las de los murciélagos, ni escuchar ruido alguno hasta que le venga a despertar la trompeta de juicio. (final, añado yo)

Y me pongo a pensar en el principio y en el final de la religión cristiana. Y he de suponer que según ésta la humanidad sucumbirá algún día, fecha en la cual resucitará la carne de la que estamos hechos llamada por la trompeta y nos juzgarán a todos, desnudos como aparecemos en el Juicio Final de Miguel Ángel o en Conques o en Albi, por poner unos de los juicios finales más impresionantes artísticamente que he podido ver.

Todos habremos de ser sometidos a este juicio, los infieles de otras culturas también (lo cual dice muy poco bien de un dios misericordioso) pero también deberán juzgar a los que nacieron antes del año cero, y a los que porque no llegó a funcionar la iglesia siguieron adorando a Júpiter Juno y Minerva, Dionisos, Mercurio Apolo y toda esa caterva que contaba con tantas estatuas de mármol griego y sus copias romanas.

¿Y dios es bueno? y ¿le preocupa la salvación de las almas a los que siguieron el Antiguo Testamento?, ¿y a los que vivieron antes del antiguo testamento? ¿Y a todos los indígenas americanos antes de 1.492?

Que no, que no puede ser que no puede haber un dios tan inhumano que no trate de haber salvado a toda la humanidad. ¿o es que toda esta gente no eran hijos de Dios?

Nada, que tras estas paradas reflexivas constato que la religión no es ni puede ser otra cosa que un instrumento para cohesionar sociedades, un instrumento con el que los hechiceros antes y los clérigos ahora, ponen en fila a todos los que se dejan someter y gobernar por unas normas interesantes para esto mismo.


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