jueves, 22 de diciembre de 2022

Humor (análisis coste-beneficio)

 Humor suena bien y humores suenan mal: a algo acuoso de la anatomía, y cuando uno se acuerda de una parte de la anatomía malo: es que está malo. 

Uno vive entre el buen humor y los malos humores. Me acarician el humor las felicitaciones, los elogios, los agradecimientos, y no me puedo quejar; recibo bastante porque trabajo bastante en ello. Es otra adicción.

Pero a veces fracaso, no recibo respuestas, o siento que me valoran mal, entonces se revuelven los humores y llegamos a la patología de la intranquilidad y del malestar.

Cabe preguntarse que si uno no recibiera adelantos en forma de elogios o pequeños triunfos ¿soportaría por encima del nivel de flotación sin ahogarse cuando vienen mal dadas, como a otras personas a las que una mala racha puede terminar en depresión?. (actualmente se llamaría el bucle de la depresión) La otra pregunta sería desear que no me subieran tan alto y siempre permanecer en el modesto y virtuoso punto medio, porque así la caída sería menor.

Ah ¿quién lo sabe? De momento me gustan los elogios y reconocimientos y como soy positivo me alegran más que lo que después pueden hundirme los fracasos o las críticas. O con eso me autoengaño, porque es mi forma de ser.

Hasta ahora me ha ido bien en el baile de la vida. Me quiero, me gusto, me ofrezco, me doy... soy bueno.

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