martes, 20 de diciembre de 2022

Después de los penaltis.

 Probablemente medio mundo lo vio. Un grupo de chicos jóvenes, musculados, abrazándose, besándose, revolcados, en orgía, en manada..., dándose y compartiendo placer.

 ¿Hubo alguna erección?

¿No hay ningún futbolista gay en Argentina? Según la doctrina de Frist Dates, entre los veintidós tendría que haber cinco, de los de por el culo de la hinco. Nunca he escrito nada más soez que la anterior frase, ni siquiera sé si los homosexuales masculinos realizan con frecuencia esa práctica sexual, o se conforman con abrazarse,besarse y revolcarse superficialmente como todo el mundo pudo ver.

¿Sucedió en nuestro planeta, en el siglo XXI? Sí, parece que todos lo vimos. Algunos, con los ojos de siempre: yo he tardado en plantearme la cuestión de las erecciones. El mundo del fútbol está lleno de gestos machistas, de testosterona de la mala, de tacos, pero no se admiten mariquitas: esos, en mis tiempos, nunca quisieron jugar al fútbol, no sé ahora. Me acerco a los 60 años, y estoy alejado de la realidad, de los tatuajes, de la homosexualidad y de la sexualidad en general. Uno no se plantea muchas fantasías con su compañera cotidiana, ahora con los solo si es si cualquier fantasía para ser verosímil debe introducir un protocolo notarial. Tampoco sé, no me he leído la ley, si una vez que se comienza una relación es necesario afirmar o reafirmar cada nuevo paso o se puede jugar libremente, con una especie de poder general para pleitos

Me estoy yendo por las ramas. ¿Y si el sexo no fuera tan importante, tan determinante como nos lo pintan ahora los trans, los gais, las lesbianas, los bisexuales? Pondré el ejemplo contrario: un velatorio. La gente se abraza, se besa, comparte sentimientos, ¿habrá erecciones también? 

O tampoco. Yo defiendo, quizá ingenuamente, el mundo tradicional en el que el sexo era una cosa privada, aparte, que no se exhibía, y por no exhibirse parecía encontrarse en los márgenes de la vida ciudadana, como que manchaba las cosas. 

No deja de ser curioso que los españoles y españolas actuales proyecten gran parte de su afectividad en los perros, perras y gatos castrados. Es lo más práctico ¿verdad?

Sin embargo en la vida parece que todo el mundo tiene que definirse sexualmente, orgullosamente (menos los machotes que solo lo hacen en los campos de fútbol, y cuidado con echarle cojones o llamar nenaza o maricona a alguien, que se pueden buscar un buen lío). 

Lo que vimos después de los penaltis podría carecer de sexo, ser una práctica arcaica de alegría pura, un poco nacionalista sí, pero carente de roces intencionadamente sexuales.

La verdad es que el mundo a 20/12/2022 debería estar desconcertado. Yo lo estoy después de esta reflexión, aunque reconozco que puede que no todos viéramos lo mismo.


POSDATA. Sobre cómo tiraron el penalti segundo y tercero los españoles, seguramente se vertieron millones de expresiones sexuales de las que no se pueden oír. Mi artículo seguramente quería ir por el derrotero de que el día que afloren los homosexuales que tiene que haber en el fútbol, se acabaron estas fiestas revolconas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario