miércoles, 19 de octubre de 2022

El Premio: la tercera parte del Quijote.

 


Los titulares tienen que ser llamativos y hoy lo cumplo. Hay quijotistas en el mundo que me lapidarían por sacrílego o blasfemo, pero como no me leen, saldré indemne.

El premio cuenta en 700 páginas la epopeya y desgracias de un letraherido de provincias (abogado en Burgos) a quien dan un premio literario y baja a recogerlo a Madrid donde se enamora de la vida literaria decide empeñarse en vivir de ello.
Voy casi por la página 500 y me está gustando porque soy letraherido de provincias, un poco más cuerdo y viejo, pero soñador para conciliar el sueño. La verdad es que estoy sufriendo con el personaje, por esa capacidad de empatía tan acentuado que tengo (cuando leía los tebeos de Rompetechos salía cegato a la calle).
Zunzunegui fue un escritor con fortuna en los 60, le llamaban ZZ. Creo que fue falangista al principio, pero en sus novelas hay bastante crítica a la censura, a la situación social,,a la forma de ser española.... No existe ninguna razón para que esté postergado, aunque eso a mí me viene bien para conseguir sus obras por poco dinero. Declaro mientras tenga espacio las coleccionaré y leeré.
He descubierto en este libro el refrán completo de Quien hace un cesto hace ciento que se completa con  si le dan mimbres y tiempo.
Zunzunegui tuvo todo eso y si a mí me dan tiempo y me siguen dejando sus libros, haré ciento.
Y digo esto porque en su obituario de El Pais en 1982 el tema es que superó a Balzac en tonelaje de producción. 

Existe una obra maestra del cine español dirigida y protagonizada por FFGómez que se llama El mundo sigue, que por no ser nada complaciente con la situación, fue aborrecida y solo en este siglo ha llegado al gran público, una inmensa minoría que la celebramos.
Vuelvo a la lectura.

Regreso de la lectura porque se me olvidó anotar que una parte importante de la novela se desarrolla en el café Gijón que aquí llama café Oviedo. Yo tuve la suerte de entrar un día de aventura que me pasé en Madrid a tomar un café, desde entonces veo muchas entrevistas y películas que se hicieron aprovechando el lugar, y también imagino cuando leo sobre aquel escenario. Pagó Luis Felipe Comendador y debió ser magra la cuenta porque no nos lo quiso contar. Pero yo he rentabilizado aquella inolvidable hora en aquella inolvidable tarde más que ningún otro lugar donde haya tomado café. Letraherido que es uno. 
ZZ repite varias veces este refrán: La literatura es como el piano o la prostitución: hay que comenzar desde muy joven, de otro modo no se llega a nada.

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