Las mujeres, la mía también, se paran sin remilgos ni pedir permiso alguno a contemplar los momentos culminantes de una boda allá donde se celebre. Todas se permiten opinar y compartir opiniones con cualquier otra observadora desconocida, sobre el traje de novia y los del acompañamiento en general. Yo no soy aficionado pero me dejo llevar, aunque como el resto de los espectadores masculinos marco distancias con la situación haciendo comentarios jocosos.
Marco incomparable. Día espléndido.
Fotografo profesional, dos colocadoras del vestido para el realce, que es una labor muy importante.
Shirley Temple morena, como buen augurio de fertilidad creo que portaba las arras y seguiría la entrada triunfal de la "feliz pareja". Por cierto, este día por la noche el Real Madrid ganaría su 14ª copa de Europa.
Cuando llegó este coche solté la gracia, "pero si este era el coche de Hitler" para que nos riéramos los hombres retenidos por nuestras parejas mironas.
Después de ver el reportaje fotográfico extraigo la moraleja de que no carece de riesgo ponerse escotes de vértigo si vas a actuar de amiga encargada de ordenar el vuelo de la falda nupcial. Los tacones de superaguja tampoco parecen el calzado laboral más adecuado para este cometido.
Ellas dicen que lo hacen por nosotros, para que las veamos guapas.
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