Es una ciudad mediterránea y bastante
española. Algunos dirán es que estos catalanes viven del turismo y por eso
no son tan hoscos como los de la Cataluña profunda; pero a mí me hicieron
sentirme como en casa, por lo que creo que es un sentimiento sincero; no
es sólo cosmopolitismo (por cierto, había
muchos rusos) y apertura de miras.
Quise soñar la imponente Tarraco romana y
quedé empequeñecido de tal grandiosidad monumental.
Se nos brindó –había misa- la visita gratuita
a su gran catedral, la mayor de Cataluña. Era algo menos imponente que los
restos romanos y eché de menos el realce que presta la visita guiada (dos días antes
estábamos en Sigüenza, tan bien guiados). En su claustro se recogen -en latín- los nombres de los
curas de su diócesis asesinados en la guerra civil. También los fotografié en
la Catedral de Granada (me gusta toda la memoria).
También encontré una pintada tópica de la
reacción revolucionaria al alzamiento frustrado. Se lee Visca Largo Caballero
Lenin y la fecha del rechazo a los golpistas 19-7 36, la oportunidad que
esperaban algunos, entre otras cosas, para eliminar al enemigo. He hojeado a
Bakunin y no extraña que sus lectores más brutos consiguieran hacer con sangre
una lista como la de la catedral.
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