El día 9 de febrero de 1936 recoge una frase
que definirá perfectamente las guerras civiles; lo que va a pasar:
Son el mayor y más brutal desastre de pasiones, y por lo mismo, quien las hace explotar responde moralmente de cuanto ordena, de casi todo lo que se produce, como obra de los suyos, y de una parte muy considerable de la crueldad ajena, que como reacción provocan.
Lo que sucede es que en esos momentos Niceto
Alcalá Zamora está en el centro político (y sin partido) recibiendo ataques de
unos y de otros, aunque los que peor le sientan sean los de izquierdas. Pocos
renglones antes de la anterior frase lapidaria, (que podría encabezar mi
libro), en el mismo párrafo dice:
Parece
increíble que, sobre todo los hombres cultos de las izquierdas no se den cuenta
de cómo les alcanza y recae sobre ellos parte de la responsabilidad de los
excesos de esta represión. La guerra civil, que siguen deseando, no sería tan
execrable, espantosa y destructora si su ferocidad terrible pudiera ser meramente
unilateral. Vana Ilusión, desmentida por el magno enjuiciamiento universal de
la historia, (...)
Es de suponer que don Niceto esté espantado de las
sangrientas consecuencias de la revolución de Asturias, que inició bárbaramente
la izquierda y sofocó brutalmente la derecha. Pero aquello duró poco más de un
mes, ya hubo paz en 1934 y luego vino todo el año 1935, y medio año 1936. La
tesis que abonan Pío Moa, Jiménez Losantos y César Vidal es que la guerra “la
empezaron ellos: los rojos” en octubre de 1934 y desde entonces ya estábamos en
ello.
Mi libro defenderá y demostrará que, al menos, en el
Barranco de las Cinco Villas la guerra
empieza después del 18 de julio de 1936 y “la empezaron ellos: los fachas”.
Parece una tontería tener que demostrar algo tan obvio.
Están bien escritos y ya me ha enganchado su lectura,
pero me siguen pareciendo algo sospechosos estos diarios, ya que vienen a
aparecer en tan tardía fecha como 2011 y a reforzar con el argumento de
autoridad del Presidente Alcalá Zamora los argumentos que estos “nuevos
historiadores” eso de que Los hombres
cultos de las izquierdas, (...) la guerra civil que siguen deseando.
O lo que es lo mismo, reivindicando como una buena
solución el golpismo de los generales franquistas como respuesta a la guerra revolucionaria
que según sus tesis querían para España las izquierdas.
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