martes, 12 de junio de 2012

Tumbarse al sol como lagartos en la primavera de Mogarraz.








En el sur de la provincia de Salamanca está la intrincada comarca de las Batuecas, lugar donde no quería  perder sus razonamientos Mariano José de Larra. El nombre de Batuecas parece que no ha terminado de perder su connotación peyorativa y se prefiere llamar “Sierra de Francia”. De cualquier modo, ahora que su infierno verde está poblado de rojas cerezas, es destino de un selecto turismo rural. Esta primavera, en Mogarraz pueden sorprendernos, como al primer lagarto, con cientos de cuadros con retratos de los antiguos moradores de sus casas. Merece la pena perderse por allí.







Veamos aquí un dintel adornado hace centurias:


Estos hombres de la izquierda que a primera vista parecen negros con faldumento de paja, son en realidad ánimas sufriendo las llamas del purgatorio. Os aclaro, que es el purgatorio y no el infierno, porque encima está la paloma del Espiritu Santo. Lo de rezar por las ánimas es algo muy querido en la zona; en La Alberca había una señora que exhortaba a los vecinos con una esquila a que rezaran para aligerar el trance de los pecadores sobre esas llamas.
Añado, para vuestra cultura general, que la cruz de la derecha me dijeron que era de los dominicos.


Parece que los mogarreños siempre han querido ornamentar sus fachadas, lo que no habrá sido alguna vez de unánime conformidad: esto motivaría la curiosa escritura defensiva que transcribo:




                                NO ESTROPEN POR DIOS qUE LA VIRJEN ES SAGRADO
                           qIEN ESTROPEA OBRADEARTE ES QUESTA MALEDUCADO

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