viernes, 15 de junio de 2012

¡qué mal está eso de que le copien a uno!

Recuerdo que en una entrevista, Paco de Lucía dijo algo como esto, (haciendo como propia la cita de otro genio), los buenos artistas imitan, pero los genios directamente copiamos.

Yo estoy descubriendo en bastantes párrafos de El Jinete Polaco, que Antonio Muñoz Molina, me ha copiado pensamientos y anhelos que tenía allá por 1982, en COU, cuando nos dieron las vacaciones unas semanas antes para que nos preparáramos la selectividad, y andábamos todos libremente por el “insti”, como peces borrachos, recibiendo esporádicas clases extraordinarias y metiéndonos en nuestras aulas vacías “con que a estudiar”.

(...) que estoy en los sitios como si ya me hubiera ido de ellos, pero no puedo evitarlo, y menos ahora, que han acabado las clases y sólo veo a Marina  en el instituto durante los exámenes, procuro sentarme cerca de ella, algunas veces en la misma banca, y otras en la de atrás, le veo los muslos morenos y ceñidos por la minifalda y la blusa entreabierta y la dejo copiarme o le digo en voz baja las respuestas que ella no sabe, incluso una mañana, el viernes pasado, nos encerramos juntos en un aula vacía para preparar el examen de(...)  se fijaba sonriendo en mis labios y curvaba golosamente los suyos, y de tenerla tan cerca y oler su perfume ligeramente ácido y ver su boca y su lengua  tan húmeda apareciendo entre los labios pintados empecé a sentir una excitación parecida al mareo, vacío en el estómago y debilidad en las rodillas, y por miedo a que advirtiera la prueba evidente de lo que me sucedía crucé las piernas y me aproximé un poco más al filo de la mesa, pero eso fue peor, porque encontré las suyas y en vez de echarnos hacia atrás las mantuvimos juntas, y entonces, más hondo que el perfume y que el olor del champú y del jabón de baño, noté otro olor que no sabía definir ni nombrar, aunque tuviera a mi disposición alguna burda palabra suministrada por –el ligón iniciado de turno que presumía de ello- y pensé con secreta avidez y vergüenza en lo que hallarían mis manos si se deslizaran muslos arriba y traspasaran el filo tenso de las bragas y  Marina, que hasta el momento había sido poco más que una presencia intangible hecha a partes iguales de onanismo y literatura (...) se convirtió para mí en una mujer verdadera y carnal (...) 



El leer este pasaje alcanza al alma mortal recuerdos de ausencias, hechas de onanismo y literatura,  de aquellos diecisiete años, y uno se mece en esos retazos, y no quiere mirarse al espejo en toda la tarde para pasarla evocándose pensando que todavía se tiene un flequillo y el pelo negro, y la fina cara de entonces, libre de tanto escepticismo aunque rebosando espinillas.

Pero al bajar la vista no puedo evitar verme en los brazos esas pequeñas manchas negras no se preocupe, no son carcinomas, sino manchas “de vejez” -me dijo la dermatóloga-  y más cabizbajo me salta la protuberancia de la barriga de años acumulados a pesar de la lucha poco firme y discontinua; esos  altibajos de la moral.

Gracias Antonio y perdón por copiarte tanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario