viernes, 25 de agosto de 2023

No se me va esa cabeza de la cabeza

Y eso que me declaro insumiso al fútbol.

Me refiero al presidente de la Federación Española de Fútbol, o de la Liga de Fútbol Profesional (hay dos cargos y no entiendo por qué). Es un hombre joven que se afeita la cabeza y tiene los ojos saltones, (lo voy a escribir todo para mi público internacional): se trata ese aprovechado y sobón del que hablé en el artículo anterior que, habiendo ganado la selección española femenina la copa del Mundial de Fútbol  celebrada en Australia, en una especie de "besamanos" festivo agarró la cabeza de una jugadora y le plantó un beso en los labios.

Después también se ha visto, como se dice ahora en bucle, una "salida" en el palco donde, mientras los demás aplauden, él se agarra los genitales, un segundo. Estas dos secuencias, se muestran y se remuestran en todas las televisiones aderezadas por esa cara que para mí se connota definitivamene de lascividad, machismo genital del más rancio, el de un macarra del fútbol paradigmático de los que pegarían toallazos en los vestuarios, chuleta, incívico... uno va completando el retrato robot moral con todos los tópicos; pero ayer, ya saturados de imágenes, llegó por la tarde la balsámica noticia de que hoy iba a dimitir. La tormenta se extinguía a la vez que otro calvo, infinitamente más nocivo que éste, porque se ha dedicado a dirigir la matanza de ucranianos en la invasión de Putin, moría en un avión que se desplazaba por cielo ruso. Roma paba así a los traidores, Stalin hacía cosas parecidas a mansalva, y Putin es un alumno aventajado de esas prácticas. Todo el mundo daba por muerto a Prigodkin, quizá yo también lo escribiera cuando se revolvió. En cualquier forma, el que a hierro mata, a hierro muere se ha dicho siempre. No creo que este crimen, en el que lamentablemente han perecido ocho seres humanos, sea muy llorado en ninguna parte.

Pero volvamos al prototipo de futbolero español: ha resultado ser un tartufo, en lugar de encogerse, se enroca y  nos echa un pulso a toda la sociedad apoyado en su camarilla, en sus coimas, en sus cooptaciones y estómagos agradecidos. Vuelve la pesadilla de esa cabeza, ahora retadora, que ha declarado que da los mismos besos a sus hijas cuando le da la gana,. No le importa poner en juego su patria potestad, para armar una coartada; en todo caso esas hijas le crecerán y ya se cobrarán con creces su utilización de hoy, pues parece que las ha llevado de escudo al escenario de la federación donde ha decidido revolverse como un animal acosado, y como un hombre soberbio y aparentemente seguro de sus contraquerellas.

Espero que haya algún recurso de las alturas, la FIFA también ha tomado cartas en este asunto, que nos libre de este sujeto de la palestra mediática y que salga ejemplarmente derrotado. Aunque no se sabe, (yo no sé) qué será mejor, si soportar la victoria de este viperino sujeto, a condición de que su veneno roa los cimientos del hipertrofiado monstruo del fútbol, ese engendro de miles de millones, y se produce por fin la desafección, aunque solo sea en España, y ruina o menoscabo serio de todas las pompas y vanidades que se han construído en torno a un juego tan sencillo que lo hemos practicado todos en cualquier parte y con cualquier tipo de balón. 

De niño yo jugaba solo, regateando enemigos invisibles, en el corral de mi casa.

Habiendo expresado esto siento que he encerrado esa cara apellidada Rubiales en un lugar desde donde no me acosará. He creado anticuerpos, una vacuna; es una de las virtudes de escribir.

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